Sola en su casa, desde que Candace la había dejado allí antes de ir a visitar a Matt, Andy se sentaba en el balcón, mirando la botella de vino que había escogido de la bodega y preguntándose si Cassidy la había colocado allí a propósito.
Recordaba bien la marca. Ese había sido el vino que Cassidy estaba bebiendo la noche en que ella fue llevada ante él la primera vez que se encontraron.
Todavía recordaba cómo Jero había entrado en la sala de estar mientras ella veía una telenovela con Candace y le había arrojado un vestido escaso, pidiéndole que se cambiara y lo siguiera.
—¿Por qué? ¿Adónde la llevas? —Candace había preguntado con el ceño fruncido mientras recogía el vestido.
—No te metas, guisante —había dicho Jero antes de volverse hacia Andy.
—Apúrate. No tengo toda la tarde —ordenó.
—No, Jero. Ella no va a ningún lugar contigo si no me dices a dónde la llevas y por qué tiene que ponerse ese vestido —insistió Candace tercamente.