—¿Les importa si me uno a las hermosas damas para cenar? —preguntó Cassidy cuando entró a la casa y vio a Andy, Susan y Maribel sentadas para cenar.
Aunque parecía una pregunta general, su mirada estaba puesta en Andy ya que quería asegurarse de que no le importaba compartir la mesa con él.
A pesar de su discusión de hace dos días sobre no alejarse de su casa por ella, todavía intentaba minimizar el contacto con ella tanto como le fuera posible.
—No sé por las demás, pero podríamos usar la presencia de un hombre guapo por aquí —dijo Andy con una sonrisa amable ya que le había dicho que haría todo lo posible por llevarse bien con él hasta que se fuera.
Aunque Cassidy se mostró ligeramente sorprendido por este inusual gesto de amabilidad, sonrió mientras miraba a su hija, —¿Y usted señorita? ¿Soy bienvenido a quedarme? —preguntó con fingida cortesía y Maribel se rió.
—Eres bienvenido a quedarte —dijo ella y él se sentó.