Harry ya estaba cómodamente sentado en el Restaurante Golden Lotus treinta minutos antes de la hora acordada para la reunión.
Había llegado mucho antes porque necesitaba tiempo para ocuparse de parte de sus asuntos personales y también componerse antes de su llegada. Lo último que quería era que su rostro o voz delataran su disgusto y asco por ella.
En el momento en que la vio, se levantó de su asiento, y una amplia sonrisa de bienvenida se dibujaba en su rostro mientras la veía acercarse. ¿Así que ésta era la cara de la bruja malvada que había herido a su padre y a su hermana? Harry reflexionó mientras un sentimiento desconocido se asentaba en su pecho. Un sentimiento que no dudaba era verdadero odio.
Aunque la había visto antes y había formado una opinión de ella la primera vez, verla ahora de nuevo, no como una desconocida sino como la mujer que había traído al mundo a él y a su hermana gemela, le hacía despreciarla aún más.