Una vez terminó la reunión de Tom y los demás abandonaron su oficina, Lucy se acercó a la puerta de su oficina y llamó. Esperó hasta que él le dio el permiso para entrar y luego lo hizo.
—¿Hay algún problema? —Tom preguntó bruscamente sin molestarse en mirarla. Su mirada permaneció fija en su portátil.
—¿Cuándo vamos a ir a Oceans Airlines, señor? —Lucy preguntó mientras miraba curiosa su oficina, algo que había olvidado hacer cada vez que había entrado en su oficina las veces anteriores.
Notó la puerta que conducía a su mini dormitorio, y también otra puerta que supuso conducía a su ascensor privado. Todo ello explicaba cómo siempre conseguía desempeñar el papel de jefe y su conductor al mismo tiempo.
Tom alcanzó su cajón y sacó una de las llaves de sus coches. La colocó sobre la mesa y movió la cabeza hacia ella, —Coge el ascensor a mi estacionamiento privado y arranca el coche. Te alcanzaré pronto —instruyó Tom.