Los ojos de Sonia se abrieron lentamente, y parpadeó sorprendida cuando lo primero que vio fue la mirada azul de Bryan directamente en su cara con una sonrisa divertida.
—Buenos días, hermosa. Viendo cómo dormiste tan profundamente con todos esos sonidos de ronquidos que hiciste, estoy seguro de que dormiste bien —saludó Bryan con una sonrisa alegre mientras se inclinaba hacia adelante y rozaba sus labios con los de ella.
—Yo no ronco. ¿Cuánto tiempo llevas mirándome? —Sonia preguntó con un gesto severo, tratando de no parecer demasiado avergonzada por la idea de que él la había estado observando mientras dormía.
—Lo suficiente como para saber que soñaste conmigo. No parabas de decir mi nombre en sueños —dijo Bryan con una sonrisa.