Lucy se agitó en su sueño en medio de la noche cuando sintió un poco de presión en su vejiga. Lo primero que notó fue que este no era su dormitorio. No olía como su habitación, y el colchón era suave, a diferencia del suyo.
Sus ojos se abrieron de golpe sorprendidos y contuvo la respiración cuando se dio cuenta de que no era la única persona en la cama. ¿Alguien más estaba durmiendo a su lado en la cama? ¿Quién era? Se preguntó confundida mientras su cerebro todavía no arrancaba por completo.
Su espalda estaba presionada contra algo sólido en posición de cucharita. Sabía que era una persona por el calor que emanaba del cuerpo de la persona y por su aliento que le acariciaba el cuello.