"Nos encontramos por una razón, o eres una bendición o una lección."
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Cielo intentó descansar después de que Zamiel se fue, pero estaba tensa y no dejaba de moverse en la cama. Se quitó las mantas de encima y esperó relajarse y quedarse dormida. Pero en cuanto cerró los ojos, recordó el cuerpo de Zamiel contra el suyo, sus labios en su cuello, sus colmillos en su carne, y volvió a sentirse agitada e incómoda.
Con un gemido, cerró los ojos con fuerza e intentó alejar esas imágenes de su mente, pero fue en vano. Era imposible hacer que su cerebro olvidara cuando su cuerpo recordaba cada toque y cada beso con claridad.
Después de muchas quejas y vueltas en la cama, hubo un golpe en la puerta. Su madre asomó por dentro y entró cuando la encontró despierta.
—Todavía no has dormido —su madre señaló.