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Chapter 9 - Capítulo 9: Sombras del Corazón

Dos meses habían pasado desde que Alex desapareció, y el hogar de Lukas se había sumido en una atmósfera pesada y melancólica. Aunque intentaba seguir adelante con su vida, el vacío que dejó su hermano mayor se había convertido en una presencia constante en su corazón. Nada parecía llenar el hueco que Alex dejó atrás.

El primer mes fue el más difícil. Lukas se sentía perdido, como si una parte importante de su vida hubiera sido arrancada de repente. Aunque jugaba con sus amigos, reía y se divertía, por dentro estaba triste y apagado. Ya no disfrutaba de las cosas que antes le alegraban, y sus risas se volvieron escasas y forzadas.

Sus padres también se mostraban preocupados y cabizbajos. Lukas notaba cómo sus miradas se cruzaban a escondidas, como si estuvieran compartiendo un secreto que él no podía entender. Los momentos que solían ser de alegría y unidad, ahora estaban teñidos de una tristeza palpable.

Las noches eran especialmente difíciles para Lukas. A menudo se quedaba despierto, mirando al techo, preguntándose dónde estaría su hermano y por qué se fue sin decir nada. La angustia y la incertidumbre lo consumían, y los sueños se desvanecían entre lágrimas y suspiros.

En la mesa de la cena, Lukas notaba el silencio incómodo que se había instalado. Las risas y las charlas animadas ya no eran lo mismo. Cada plato vacío y cada silla desocupada recordaban a Alex, y el corazón de Lukas se apretaba con dolor.

Un día, mientras Lukas caminaba solo por el parque desolado que conocía tanto como la palma de su mano en este punto luego de pasar a diario por ahí con su perro Rex, su amigo Daniel lo alcanzó. Daniel también había notado el cambio en Lukas y se preocupaba genuinamente por él.

"¿Cómo estás, Lukas?", preguntó Daniel con una mirada de preocupación. "He notado que no te has sentido muy bien últimamente".

Lukas forzó una sonrisa y encogió los hombros. "Estoy bien, solo un poco cansado, supongo".

Daniel frunció el ceño, sin convencerse. "No me engañas, Lukas. Sé que algo te preocupa, has dejado de salir últimamente y te has distanciado de todos. Puedes hablar conmigo si necesitas desahogarte".

Lukas le agradeció la preocupación, pero no sabía cómo expresar lo que sentía. La tristeza se había apoderado desde lo más profundo de él, y no podía encontrar las palabras adecuadas para describirlo.

"No lo sé, Daniel", admitió Lukas, luchando por mantener las lágrimas a raya. "Es solo que... echo mucho de menos a mi hermano. No sé dónde está… ni mucho menos el por qué se fue, y me siento perdido".

Daniel puso una mano reconfortante en el hombro de Lukas. "Lo siento mucho, amigo. Debe ser realmente duro para ti. Pero no te preocupes, estoy aquí para apoyarte en lo que necesites". Después de una breve conversación con Daniel y poder desahogarse un poco, Lukas continuó su paseo y pronto fue hora de volver a casa.

En su habitación, Lukas miraba las fotos que tenía con Alex en la pared. Recordaba los momentos felices que compartieron, las risas, las bromas, los secretos que solo ellos conocían. Cada recuerdo era una cuchilla que lo hería, pero también era lo único que lo mantenía en estos momentos.

El vacío que dejó su hermano lo había sumido en una especie de oscuridad emocional. Ya no veía los colores vivos y brillantes del mundo, sino tonos grises y apagados. Todo le recordaba a Alex, y la tristeza lo envolvía como una sombra.

A pesar de todo, Lukas seguía buscando señales de su hermano. Salía a caminar con la esperanza de encontrarse con él en cada esquina. Buscaba en las caras de la gente, en cada sonrisa que veía, la posibilidad de que Alex regresara a su lado.

Pasó un mes más, y la esperanza comenzaba a desvanecerse. Lukas se sentía agotado y abrumado por la tristeza cada día que pasaba. Su energía disminuyó, y las actividades que antes disfrutaba perdieron su encanto. El mundo parecía haber perdido su brillo, y cada día era una lucha para levantarse de la cama, su aspecto se había deteriorado perdiendo gran parte de su brillo, como un niño que pocos meses atrás gritaba y corría mientras jugaba junto a sus amigos, se podría volver tan sombrío en un periodo de tiempo tan corto. Sus ojos se habían hundido y unas ojeras oscuras estaban bajo ellos evidenciando el poco o mal sueño que estaba teniendo los últimos días. 

La tristeza se apoderaba de él en momentos inesperados, y las lágrimas brotaban sin control. Se sentía solo y perdido, como si estuviera flotando en un mar de emociones desconocidas. A veces, se culpaba a sí mismo por la partida de Alex, preguntándose si había algo que pudiera haber hecho para evitarlo.

El insomnio se convirtió en su compañero nocturno, y las noches sin sueño se mezclaban con días de fatiga. Su apetito disminuyó, y cada bocado de comida parecía un esfuerzo sobrehumano. Su mente estaba inundada de pensamientos negativos, y la esperanza se desvanecía cada vez más.

Aunque intentaba disimularlo ante sus padres y amigos, Lukas se estaba desmoronando por dentro. La tristeza y la desesperación se habían apoderado de su corazón, y sentía que nunca más sería todo como él lo recordaba.

No sabía cómo enfrentar el duelo y el dolor que lo consumían. Se sentía impotente y perdido en un mar de emociones incontrolables. Quería que las cosas volvieran a ser como antes, pero sabía que nunca serían iguales sin su hermano.

Lukas anhelaba la calidez y la felicidad que sentía cuando Alex estaba a su lado. La ausencia de su hermano era como un agujero negro en su corazón, y no sabía cómo afrontar su situación.

Así, Lukas continuaba su lucha interna, perdido en sus decisiones. Cada día era una búsqueda constante de un propósito para él, y aunque intentaba seguir adelante, la tristeza seguía ahogándose poco a poco. Esperaba con desesperación el día en que volvería a ver a su hermano, pero también temía que nunca llegará ese momento.