—…Demonios, me quedé dormido.
Somnoliento, lucha por abrir los ojos. El escenario a su alrededor lo desconcierta por completo. Frente a él se encuentra una antiquísima computadora que parece rescatada del ático de su abuelo. No hay ni rastro de su moderna PC por ningún lado.
—...???
Observa fijamente los alrededores que le resultan extraños e irreales. Frota sus ojos esperando despertar de lo que parece ser un vívido sueño, pero nada cambia frente a él.
Definitivamente, estaba en casa comenzando una nueva partida Pokémon cuando de pronto se quedó dormido.
"¿Acaso fui secuestrado?"
No conocía a nadie lo suficientemente interesado en su insignificante persona. ¿Quién iba a querer secuestrarlo? Ni que su familia pudiera pagar el rescate de todos modos.
Francamente, el que alguien considerara que valía la pena privarlo de su libertad ya era todo un cumplido...
"¿Fiesta sorpresa?"
¿Quién se tomaría la molestia de organizarlo? Apenas tenía unos pocos conocidos, y no consideró que nadie lo apreciara lo suficiente como para planear algo elaborado solamente para sorprenderlo.
Pensándolo bien, ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que celebró su cumpleaños. Y las únicas fiestas a las que lo invitaban eran para rellenar algún espacio vacío y no se sentían tan entusiasmados con su presencia...
—¿Entonces que está pasando?
Al visualizar toda la habitación sintió una especie de familiaridad...
▪︎NES encima de un televisor
▪︎Alfombra verde con círculos amarillos.
▪︎Gabinete pequeño.
▪︎Estantería de libros.
▪︎Cama con sábana blanca y rayas verdes.
El lugar era una réplica exacta de la habitación del protagonista en Pokémon Rojo Fuego. Al percatarse, pensó que era un sueño hecho realidad. Entusiasmado, buscó rápidamente su celular para tomar algunas fotos del lugar, pero no lo encontró por ningún lado.
— ¿Eh? ¿Dónde está?
Tampoco parecía tener su billetera encima. Confundido, notó que llevaba puesta un pijama negro que no reconocía.
—¡¿Eh?! ¡¿Qué es esto?!
Choca accidentalmente con la estantería, tirando varios libros al suelo. Al cubrirse la cabeza para protegerse, uno de los tomos golpeó su mano, haciéndole una pequeña herida.
Al examinar la lesión, se percató con asombro que su mano se veía diminuta.
—P-pero ¡¿cómo?!
Y no solo sus manos, ¡todo su cuerpo se había encogido! Aterrado, corrió frente al televisor.
En el reflejo, un niño desconocido lo miraba de vuelta.
Se pellizcó la mejilla y una mueca de dolor confirmó que no estaba soñando.
—Pero qué demo... ¡Ah!
Aturdido, da un paso atrás y tropieza con una mochila en el suelo. Con la mirada clavada al techo desconocido, respiró profundamente para tratar de calmarse.
"¿Qué rayos están pasando? ¿Estoy dentro de un videojuego? Se siente demasiado real..."
Analiza detenidamente todo lo sucedido, intentando encontrarle una explicación lógica, pero entre más piensa, más desconcertado se siente.
Quizás por el ruido que estaba haciendo, una mujer entró a la habitación. Se podía notar claramente que estaba molesta y por alguna razón su expresión cambió al verlo.
La mujer frente a él aparentaba unos 45 años, de complexión delgada y unos centímetros más alta que Dairo. Llevaba el cabello castaño oscuro recogido en una coleta baja, sus cejas fruncidas en expresión severa le conferían un aire estricto. Vestía una camisa de mangas largas y una falda hasta las rodillas.
—¡Dairo, se te está haciendo tarde! Deberías haber salido para el laboratorio del Profesor Oak hace media hora. ¡Date prisa!
Sin entender por qué estaba siendo regañado, simplemente permaneció silencio. Mientras escuchaba descubrió que en este mundo tiene el nombre que eligió para jugar, había escogido Dairo sin pensarlo mucho. Estaba acostumbrado, a pesar de que no era su verdadero nombre.
—S-sí...mamá...
Dairo se siente raro al llamar mamá a una desconocida, pero no podía darse el lujo de levantar sospechas en este momento.
¿Qué se supone que debía decirle? Lo siento, pero su hijo ya no se encuentra entre nosotros... ¡No, gracias!
"Haré lo que cualquier protagonista de isekai haría."
Guardar silencio sobre mi verdadera identidad.
—Baja una vez que te hayas cambiado. (Indicó antes de salir del cuarto)
Dairo volvió a fijar la mirada en el techo desconocido sobre él.
"Ya que de algún modo acabé en este mundo, debería simplemente disfrutarlo."
Aunque, si era sincero, sí que extrañaría algunas comodidades de su antigua vida. En especial el acceso ilimitado a anime y manga que disfrutaba tanto.
—Bah, no dejé nada demasiado importante atrás... (Murmuró, restándole importancia.)
De pronto, recordando algo importante. Juntó sus ahora pequeñas manos en actitud de rezo, como invocando ayuda divina.
—Por favor, por favor, que nadie en mi casa revise mi computadora y encuentre cierta carpeta que por alguna misteriosa razón ocupa más de 100gb...
Un escalofrío le recorrió la espalda solo de imaginar a su madre abriendo inocentemente esa carpeta en la PC para curiosear... y toparse con su "colección privada". Si eso llegara a pasar, no sabría donde esconder la cara.
"Con suerte asumirán que me fui de viaje y nadie tocará mi equipo"
Rogó internamente, con las manos aún en posición de plegaria.
Tras terminar su pequeña plegaria, Dairo se observó en el reflejo del televisor.
—Tomaré prestada tu vida.
Dairo se pone de pie y se acerca al pequeño gabinete junto a la estantería de libros.
Cuando abre el cajón ve un conjunto de ropa negra prolijamente doblado.
No comprendía por qué no era el icónico atuendo de Red, además las otras prendas también eran oscuras.
—Bueno, no importa ahora.
Luego de cambiarse, recoge la mochila del suelo y revisa su contenido:
▪︎Botiquín
▪︎Repelente
▪︎Linterna
▪︎Bloc de notas
▪︎Bolígrafo
▪︎Comida enlatada
▪︎Agua embotellada
▪︎Muda de ropa
▪︎Manta
Se coloca la mochila y se dispone a bajar, pero de pronto un pensamiento cruza su mente:
"¿Estarán los objetos en su lugar?"
Rápidamente, se acerca a la computadora de escritorio para encenderla; sin embargo, por más que intentaba no logró hacerla funcionar.
—¿Estará descompuesta?
"Pensándolo mejor, ¿no es técnicamente imposible sacar un objeto del computador?"
Comienza a buscar alrededor, rápidamente vislumbra un destello púrpura detrás del computador.
Emocionado, estiró el brazo para alcanzarlo. ¡Lo había encontrado!
▪︎Pequeño frasco color morado.
"¡Dairo encontró POCIÓN!" Pensó en broma imitando el mensaje del juego.
Guardó satisfecho el artículo en su bolsillo, confiando en que sus conocimientos del juego le serán de gran ayuda.
Intentando recordar la ubicación de objetos importantes, se percata que está llegando tarde al evento principal.
Fin del capítulo.
Nota: Si encuentras algún error gramatical o alta ortográfica, te agradecería que me lo hicieras saber en los comentarios.