—Ábranme, soy yo. —dijo Lith, igualmente orgulloso y enojado.
—Si realmente eres tú, ¿cuánto costará una armadura Skinwalker? —preguntó la voz de Tista.
—No voy a venderlas. Me gusta mi monopolio como está. —Lith respondió mientras contenía su sorpresa.
'Tista llegó a casa antes que yo, pero no debería estar aquí. Debería estar esperando a Solus en el bosque con Nyka. ¿Qué está pasando aquí?' Pensó.
La puerta se abrió hacia el pasillo, revelando una habitación llena de personas armadas hasta los dientes con herramientas Alquímicas proporcionadas por el Reino o Lith mismo. Kamila tenía su amuleto del ejército activo y mantenía un equipo táctico en espera, mientras Raaz sostenía el botón de pánico que el cuerpo de la Reina les había dado años atrás.
—Relájense, todo está bien. —dijo Lith.— Solo era una reclutadora de una cofradía de idiotas pomposos. Ya se fue, la despedí y le dije que se la….