—Lady Leria Verhen y Lord Aran Verhen. Lady Solus Verhen. —El Ayuda de Cámara Real los anunció en su orden de entrada.
—¡Me llamó Dama frente a toda la Corte! —Leria chilló un poco demasiado alto—. ¿Eso me convierte en una princesa?
—Seguro que me avergüenza a mí. —Aran respondió ya que necesitaba pura fuerza de voluntad para evitar que sus piernas se convirtieran en gelatina como parecían empeñadas en hacer.
—Está genial. Incluso mi hija es una Dama, mientras yo solo soy tu esposo. Puede que no sea digno del nombre de Verhen, pero sigo siendo un Proudhammer. Lástima que a nadie parezca importarle. —Senton gruñó desde la esquina de su boca cerca de Rena.
—Después de todo, ¿por qué preocuparse por el humilde hijo de un herrero sin poder mágico?
—Silencio, querido. Lamento el trato que recibiste. —Ella susurró de vuelta—. Mereces algo mejor, pero ahora no podemos hacer nada.