—¿Podrías por favor no llamarme cariño? Eso me incomoda.— Respondió Lith.
Las únicas veces que la Hidra actuaba coqueta con él era cuando necesitaba Llamas del Origen para refinar un nuevo lote de materiales. Los experimentos de Faluel con las Manos de Menadion requerían un suministro constante de recursos que dependía de él para purificar.
El proceso ya había hecho que Lith interrumpiera su investigación varias veces y gastara un tiempo precioso para recuperarse del agotamiento que el uso extensivo de las Llamas del Origen infligía en su cuerpo.
Claro, contaba como entrenamiento de Dominación del Espíritu, pero a Lith le disgustaba tanto ser interrumpido como que su horario de trabajo fuera desechado.
—No puedo evitarlo, cariño. Me pediste que fuera tu acompañante para la noche y yo solo estoy cumpliendo mi papel. ¿Soy tan molesta que preferirías ser acosado por damas nobles y cazafortunas?— Dijo Faluel.
—El jurado aún está deliberando sobre eso.—
—Hijo de una-—