—Captúrenlos vivos a todos y no dejen que el Tirano escape. Será un buen gladiador en nuestra arena y un interesante espécimen en nuestros laboratorios.— Dijo el señor elfo (AN: en élfico, por supuesto).
—¿Qué hacemos?— Morok no tenía idea de lo que significaban esas palabras, pero no le gustaba cómo sonaban de todos modos.
De repente, todas esas bailarinas que los rodeaban lentamente por todos lados parecían haberse dado cuenta de su existencia.
Quylla maldijo su mala suerte y no estar Despierta mientras sacaba su Varita de Maestra de Forja de su objeto dimensional y establecía un enlace mental con todos para no perder tiempo hablando.
'Luchamos o morimos, no hay una tercera opción. Si nos capturan, escapar sería imposible. Cada uno de esos tipos es al menos tan fuerte como un profesor de academia y, a juzgar por su equipo, no les faltan recursos.'—Quylla pensó.
—¿Y yo qué hago?— Preguntó Morok.