Scarlett permaneció en silencio y su frustración creció. —Este estúpido Theodor Parker, ¿cómo se atreve a hacerme perder el tiempo con estos planes absurdos? ¡Maldición!— Sintió ganas de golpear a Theodor en la cabeza.
Fue una suerte que hubieran llegado a la residencia del rey, de lo contrario, habría regañado a Theodor por su estupidez. Ella también llevaba ropa femenina, la cual restringía sus movimientos. De lo contrario... ¡Le daría una paliza!
Pronto entraron en el salón.
Al entrar Scarlett en el transformado salón, que se había convertido en un jardín de verano en pleno invierno, regresó su nerviosismo. La vista de las frescas flores adornando el espacio era impresionante. La belleza del entorno ayudó a aliviar algo de su nerviosismo.
A pesar de su nerviosismo, su hábito de observar su entorno seguía apareciendo. Vio una larga mesa en el centro que podía acomodar a unas veinte personas, con otra mesa más pequeña en el extremo con cinco sillas enfrentadas.