—¡SOY VINCENT GRAY, PUEDO HACER LO QUE ME SALGA DE LOS COJONES!
El estruendoso rugido de Vincent llegó al oído de la criada apostada fuera de la oficina de Vicente. Su corazón dio un salto y sus piernas temblaron instantáneamente.
Estaba contenta de no estar dentro de la oficina cuando su Amo estaba rugiendo. Pero aún así, su corazón se llenó de miedo al imaginar la maliciosa mirada viperina del Señor Vincent Gray. 'Dios mío, no sé qué le pasará a esa anciana. ¡Podría morir de un infarto!'
Tenía miedo de que las criadas y los guardias tuvieran que cargar con una anciana muerta después de esto.
Sin embargo, estaba completamente equivocada con respecto a María. Era una anciana con mucha experiencia en tratar con megalómanos como Vincent Gray.
Por lo tanto, cuando Vicente rugió frente a su rostro, ella no se inmutó y su frío corazón seguía latiendo con regularidad. Esperaba todo tipo de locuras de él.
'Está en su sangre', se recordó María a sí misma.
