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Chapter 22 - Capítulo 22: El castillo dragón

Decidí apresurarme a ir al laboratorio pero sabía que ella ya ocasionaría problemas tras llegar, por su reacción puedo entender que ella de alguna manera sabia sobre los efectos del sello pero no sabía su forma o tipo de activación y creo que es por todo eso que esta así de alterada.

Cuando iba corriendo a toda prisa hacia el laboratorio, de pronto sentí un aura extremadamente fuerte, hizo que me congelara donde estaba, después de eso vi a lo lejos como salían del laboratorio Arbor-sama y Aine.

Cuando se acercaron a mí, Arbor-sama paso a su forma de dragón y no importa si es la segunda vez que lo veo, es realmente imponente, él se me acerco con Aine detrás de él.

Me dijo que no me preocupara, que fue su descuido el no mencionar el hecho de que la información del sello no se les enseñaba a dragones menores a 400 años.

Explico que cuando un dragón cumple 400 años aprende el poder para adquirir una forma humanoide y que es en esa ceremonia donde se le enseña el sello del dominio, se les indica que un dragón puede utilizarlo desde sus 500 años para arriba.

Después de aclarar eso, me tomo con una de sus manos y tomo a Aine con el otro y comenzó a volar.

Al volar en con el no sentí ni la más mínima molestia por la corriente de aire a pesar de que la velocidad a la que íbamos era mucho mayor a la que volaba Aine, al parecer nos dirigíamos al palacio real.

Ahí es donde trabajan los padres y tíos de Aine, incluso la esposa de Arbor-sama trabaja en palacio, solo Arbor-sama no trabaja ahí, pues él se dedica a la investigación y trabaja en su propio laboratorio.

Así llegamos al palacio, era mucho más grande que el palacio real de mi reino, además que en mi opinión era más hermoso, incluso los adornos de dragón y la pulcritud con las que fueron hechas era espléndido.

Cuando llegamos a una inmensa puerta Arbor-sama nos dijo que esperemos ahí, advirtió a Aine que si ocasionaba problemas, esta vez sí estaría enojado.

Después se fue, era increíble como un dragón de su tamaño podía caminar por los pasillos sin chocarse y con espacio para moverse tranquilo.

Cuando nos quedamos solos intente hablar con Aine.

Adán: Aine, no quiero molestar pero ¿me podrías decir que paso con Arbor-sama?

Aine: Te diré esto una primera y última vez mocoso, no vuelvas a mirarme, hablarme o siquiera pensar en mí, de hoy en adelante yo no existo para ti y tu dejas de existir para mí, si faltas a cualquiera de estas cosas te matare, incluso si yo debo morir al hacerlo ¿Entendiste?

Adán: Si, claro y fuerte.

Después de eso estábamos en silencio hasta que un siervo se acercó, él tenía un traje de mayordomo, él nos dijo que lo sigamos, que su señor y sus majestades nos estaban esperando.

Los dos comenzamos a seguirlo hasta que llegamos a una puerta enorme, quizá la puerta más enorme que había visto en mis dos vidas.

Cuando entramos por esa puerta nos esperaba un salón gigantesco, fácilmente solo este salón era del tamaño del castillo de mi reino, tuvimos que caminar por un tiempo hasta que nos detuvimos.

Yo tenía baja la cabeza, pues Arbor-sama, me enseño que no levantara mi cabeza hasta que tenga el permiso del rey, cuando escuche la voz de Arbor-sama decir:

Arbor: Levanten sus cabezas, su majestad ha dado su permiso.

Alzamos la mirada, frente a nuestros ojos estaban dos tronos, pero uno estaba al centro y el otro a su lado derecho, el trono central era un poco más alto y majestuoso que el otro trono.

En el trono pequeño estaba sentado un hombre de no más de 40 años, era muy apuesto, tenía el cabello, las alas y su cola de color verde oscuro, se parecía mucho a Arbor-sama, era como su hermano mayor.

A su lado, en el trono más alto se encontraba sentada una mujer de no más de 35 años, irradiaba un aura increíble de majestad y templanza.

Ella tenía el cabello, alas y cola de color blanco plateado, si me decías que ella gobernaba sobre todas las especies yo te creería, era una mujer maravillosa a todas las vistas, hermosa y poderosa.