Esos recuerdos siguen grabados en mis más profundos recuerdos. Algunos no fueron tan alentadores y tampoco agradables, pero en específico siempre recordaba a quienes yo veía del día a día.
Yo me la pasaba en el templo de mi familia, específicamente la de mi madre. Siempre lo había sido por generaciones, lo decía siempre a cada hora del día, pero yo nunca le tomé mucha atención.
Pocas cosas le tomaba importancia en lo que me decían, pero de algo que siempre me dedicaba era en pasarla con las personas más cercanas a mí, y esos eran mis amigos.
Sinceramente no creo poder mencionar a alguno de ellos , pero específicamente me juntaba con dos, siendo los más importantes para mí desde niño; un niño y una niña.
El primero era alguien que confiaba en todo lo que podía y hacía. Me acompañaba a todos lados, aunque sabía que le parecía muy mala idea, además de que sabía de las malas decisiones que hacía. Recuerdo lo agradable que era en algunas ocasiones, y siempre cuidaba de mi de mi otra amiga. Un protector con nosotros, por decirlo así.
Y luego estaba la segunda. Una niña que fue mi amiga de la infancia. Ella era entre los tres la más comprensiva y siempre se encargaba en que él y yo no nos fuéramos a pelear por algo, aunque nunca lo hacíamos por cuestiones de nuestros padres. Tanto su familia como la mía eran muy afiladas a llevarse bien por sus amistades que tenían. Esa fue la razón y otras más por la que, nos conocimos, además de que su posición era casi idéntico a la mía.
Si algo que puedo mencionar de su aspecto, es que su cabello era negro, más o menos al tono de un color de azabache. Era un poco corto, pero lo suficiente para decir que a pesar de haber sido una niña, me pareció linda y de la que honestamente estuve enamorado.
Ellos dos eran los más preciados para mí, y entre nosotros tres nos aseguramos de ser los más capaces para tener todo bajo control con nuestras respectivas familias.
Tener un futuro. Sonreír siempre. Al pasar el tiempo seguiríamos como igual, ese era nuestra prioridad, nuestro deseo. Supongo que las cosas nunca llegan a ser lo que uno suele planear.
A veces miro al cielo y veo a las estrellas. En cierta forma los tomo como a mis amigos de la infancia. Para mí ellos dos eran como estrellas de los cuales me guiaban. Me daban fuerza. En especial ella. Su cabello y ojos siempre eran lo que más disfrutaba de ver.
Al final nunca pude expresarme bien para decirle como me sentía. Ni el ni ella están conmigo. Ahora estoy solo y sin rumbo, sin la menor idea de cuando terminara este doloroso proceso que llamo "perderse". Ya a veces ni sé quién soy cuando contemplo una y otra vez el pasado, mi pasado.
Había sido un ingenuo al no haberme dado cuanta que había entre nosotros y nuestras cargas.
En fin. Al final, todos tenemos nuestros comienzos buenos que, de un abrir y cerrar de ojos terminan mal.
Ahora que estoy muy lejos, solo puedo decir que, los extraño; mis dos amigos, mi madre, mi hermana y mi padre. Todos ellos lo voy a seguir teniendo en mi mente y en mi corazón, por ahora.
— Uzumaki Boruto