─ ¡Rilen...! ¡hola otra vez! vine para que pudiéramos hablar los dos... pensé que te sentías algo afligida.
─ ¿de verdad lo crees?
─ ¡bueno, si algo...!
─ ¡entiendo! Lo que sucede es que me puse a recordar cosas que pasaron hace unos años. ¡fue un momento en que ser fuerte no me bastó para poder cambiar ese momento!
Rilen tenía sentimientos encontrados en ese momento y se le podía notar que quería derramar algunas lágrimas, Belford pensó que había tenido algún problema.
─Rilen... ¿qué es lo que te ocurre?
─bueno, creo que podría ser un buen momento para decirte cual fue la razón por la que yo te e ayudado tanto. La razón es que me recordaste mucho a mi hermano menor... el solía comportarse algo tímido, también sentía muchas inquietudes, solíamos llevarnos bien, era tan amable y valiente a la vez.
Rilen era solo unos años mayor que Belford, a pesar de que siempre se le notaba fuerte, en ese momento necesitaba de alguien que la escuchara.
─ ¿qué le ocurrió a él...? bueno... si es que quieres contarme...
─el... murió cuando la guerra apenas iniciaba, también mi padre y mi madre murieron en esa ocasión hace casi 3 años. Yo me encontraba en la capital; estaba en mi preparación para convertirme en un caballero del reino, mi familia se encontraba en la ciudad de Nar cuando fue invadida por los Aluxienses.
─ ¡lo siento mucho...! ¡perdón si fui imprudente por preguntar...!
─ ¡no...! no te preocupes, además era algo que quería que supieras algún día.
─ ¡yo también...! te tengo que contar algo...
─dime... te escucho...
─cuando llegué a este mundo, me encontré con alguien que también fue invocado... ella era una chica, se llamaba Elina, no supimos que hacer en los primeros días, nos mantuvimos unidos y nos relacionamos más, quería estar con ella. Pero cuando llego el final de la prueba de iniciación, los dos estábamos juntos y cuando termino la prueba, ambos estábamos muy felices, fue en ese memento que un lagarto... como los que enfrentamos hoy; ataco a Elina por la espalda, ni siquiera se dio cuanta, todo fue muy rápido.
Yo me enfrenté a ese lagarto, le pude clavar una lanza en uno de sus ojos, después de eso, me aventó con su cola, caí a una grieta después de entre unas rocas, ahí encontré los guantes y la espada. ¡no pude protegerla y me siento culpable por ello...!
─Bel...
─ ¡aun me siento triste...!
Belford le había contado un suceso muy doloroso para él, el cual ocurrió hace poco, Belford tenía una expresión de desolación y apenas podía derramar lágrimas.
Rilen lo abrazo y trató de consolarlo para que no se sintiera triste.
─ ¡ya Bel...! ¡tranquilo...! soy tu amiga y comprendo el dolor que sientes.
─ ¡gracias! Te agradezco que seas muy buena conmigo.
─ya... deberíamos de regresar a casa, ¿te parece?
─ ¡si... creo que tienes razón!
Luego de esa breve charla ambos regresaron a casa para poder descansar después de este día tan ajetreado.