Las personas que se encontraban en el lugar se sorprendieron al ver a una persona caer desmayado. Algunas de las personas presentes se acercaron rápido a socorrerlo.
Posteriormente fue llevado a una casa de una mujer de edad mayor, en donde lo pusieron en un sofá que se encontraba en la sala de esta casa. Todas las personas estaban murmurando fuera, al no saber quién era aquella persona.
Ya habían pasado unos 15 minutos y le habían traído agua además de alimentos, fue cuando entonces despertó; se levantó de manera repentina, en el lugar se encontraba la mujer de edad mayor junto a su nieta de apenas, unos 12 años, quienes se asustaron al ver que reacciono de manera tan repentina aquel hombre. Belford se sorprendió de ver que estaban dos mujeres, quienes le pidieron que tomara agua y que comiera, acto seguido tomo el agua y comió muy apresuradamente.
─ ¡ten! Come... ehh... ¿te encuentras bien?
Belford recibió de la joven chica comida y agua.
─oye, ¿a dónde vas? Le hablo la joven tras ver la reacciona de Belford.
La joven le pregunto si se encontraba bien, pero Belford no dijo nada. El, se quedó un momento estático y se levantó rápidamente y sin mencionar alguna palabra, como si estuviera perdido; se dirigió hacia fuera a donde estaba la multitud, observo a las personas y comenzó a caminar entre la multitud, quienes se apartaban a medida que caminaba hacia ellos.
Él estaba algo confundido y comenzó a mirar a su alrededor.
─ ¡ehh... espera...!
─descuida, no le hables, al parecer esta desorientado, dejemos que se tranquilice.
─está bien abuela...
─ ¿dónde me encuentro?
Belford se había tranquilizado y comenzó a dirigirse a las personas que le habían dado alimentos.
─te encuentras en Brimat muchacho, fui yo quien te trajo hasta mi casa.
También algunas personas les dijeron otras palabras.
─te desmallaste al bajar del bosque.
─ ¿de dónde bienes, muchacho?
Un hombre y una mujer le hablaron, pero no tuvieron respuesta del muchacho, pero dijo algunas palabras.
─ ¿podría descansar un poco más? Les hablaré del porque llegue hasta aquí, y les agradezco a las personas que me dieron comida y agua. ¡¡muchas gracias!!
Las dos mujeres que lo habían cuidado unos minutos lo invitaron a pasar a su casa para que pudiera tomar un descanso.
─puedes venir de nuevo a dentro para que descanses, muchacho.
─está bien, se lo agradezco.
La multitud pensó en regresar a sus casas, algunas de estas personas también hablaron con las dos mujeres y le dijeron que los demás volverían a sus casas, pero esperaban que el muchacho se encontrara bien, hablaron de que, si algo ocurría, avisaran a los demás.
Las dos mujeres esperaron a que el chico se terminara de tranquilizar adentro, para posteriormente hablarles de lo que había ocurrido con él.