Después de que Rilen se retirara de la biblioteca de su amigo, se encontró con la señora Ilumaki, quien la estaba buscando para preguntar por Belford.
─ ¡¡señorita Rilan!! que bien que está aquí, ¿dígame como se encuentra el joven?
─no se preocupe señora Iluma, él se quedará con Endril y dejara que pase la noche en su casa.
─ohh, que bien, lo que sucedes es que mi nieta estaba un poco preocupada por él. ¿Puede creerlo? Es algo normal interesarse por chicos a su edad, sin embargo, es la primera vez que la noto tan interesada por un chico.
─ahhh, ya entiendo... ¡jhmmm jhmmm! Pero descuide el estará bien. Puede regresar a su casa, yo pasare por el en la mañana.
─muchas gracias, que descanses señorita Rilen.
─igualmente señora Ilumaki.
En casa de Endril, con ambos se habían ido a durmiendo, fue por la por la madrugada que el propio Endril despertó por ruidos que estaba haciendo Belford, al parecer estaba teniendo pesadillas, cosa que a Endril lo asustaron un poco.
─ese chico al parecer... ¡está teniendo pesadillas..! ¡no debí de darle ese maldito café! sus ruidos me despertaron y no quiero molestarlo... ¿que debería de hacer?
Por la mañana Belford despertó habiendo dormido plácidamente. Caso contrario a Endril quien se encontraba somnoliento y poco desvelado.
─ ¡¡¡umm umm mmm... hhaa!!! ¡¡¡qué bien he dormido...!!!
─rayos, dice que durmió bien, pero yo al contrario no dormí nada.
─ ¡¡¡Endril!!! ¡¡¡despierta, ya es de mañana!!! «aún estoy con vida...» tengo que prepararme para nuevas cosas, la piedra de Elina, aun la tengo, también tengo la mía las guardare bien.
─hola, Belford...
─oye parece que no dormiste nada.
─ ¡no... no te preocupes...! tal vez dormí un poco mal...
─ahh, entiendo.
─ ¿dime no ha venido Rilen?
─no aun no.
─ ¡¡holaa!! chicos ¿ya están despiertos?
─ ¡hablando del rey de los fundadores! es Rilen... ─si ella...
─iré a abrirle...
Ante la llegada de Rilen, Endril se sintió en la obligación de recibirla en su casa por lo consiguiente abrió la puerta para recibir su visita.
─Hola rilen pasa...
─hola... Endril.. ¡¡parece que no dormiste nada!!
─bueno, no... ya no importa...
─esta... bien... ohhh hola, Belford.
─ ¡hola, buenos días, señorita Rilen!
─solo dime Rilen ¿está bien?
─claro, entendido. Y dime ¿que pasara el día de hoy?
─pues quería que me acompañaras a practicar un poco, quiero que aprendas algunas cosas.
─ ¿quieres probar mis habilidades?
─¡¡¡cooo...rrec...to!!!
─ ¿oye rilen no quieres desayunar un poco?
─gracias, amigos, y claro, será todo un placer.
Dada la situación en la que los tres acordaron desayunar, sentaron a comer en una mesa, mientras se platicaban los unos a los otros.
─ ¡oye Bel!, ¿llegaste aquí solo? ¡puedo decirte así! ¿no?
─si, claro puedes llamarme de esa manera; y es correcto, llegué solo, pero encontré a alguien más y estuvimos unos días juntos.
─ ¿y que paso con esa apersona?
Belford al escuchar esa pregunta, volteo su mirada hacia otra parte.
─no quisiera... hablar de ello, perdón...
Rilen y Endril se sintieron algo de culpa por ese momento en particular. Para calmar los ánimos Rilen tomo la palabra.
─está bien, no tienes que contarlo si no te parece.
─y díganme ¿hay algo que les moleste de mí?
─ ¡¡¡no... para nada!!!
─la verdad pienso, que eres una buena persona.
─gracias por su sinceridad chicos.
─ ¿entonces a donde iremos?
─ ¡nos dirigiremos a los campos en la periferia de la ciudad! Y dime Bel, ¿cargabas un espada cierto?
─si claro, además te quería hablar sobre esa espada.
─muy bien será una ocasión perfecta, Dime, Endril nos acompañaras?
─sí, creo que tendré tiempo de ir un rato.
─bien, Bel, prepara tus cosas.
─si bueno, la verdad es que no quisiera cargar mi mochila y con mis cosas ahí, además mi ropa esta algo sucia.
─podrás lavarla cuando vengas, mientras puedes llevar la ropa que te preste.
─ ¿lo dices enserió?
─si claro.
─bien, es hora de irnos, ahí podrás aprender más cosas que quieras saber.
Los tres salieron. Se encontraron con los compañeros de Rilen, quien les dijo que tomaría varios días libre para acompañar a un amigo.
Al dirigirse a los campos de la periferia pasaron a saludar a la señora Ilumaki.
─hola, señora Ilumaki y Sivel.
─hola Rilen y Endril y también el muchacho Belford, ¿díganme a donde se dirigen si son tan amables de responder?
─solo vamos a practicar un poco.
─ohhh, ya veo, solo cuídense y no salgan lastimados.
─no, no se preocupe, estaremos bien.
─ ¡hola! quiero agradecerle mucho por toda la ayuda que me brindo ayer, de verdad se lo agradezco. (Belford se sentía con la obligación de agradecerles a ellas, luego de mostrarle agradecimiento la señora Ilumaki respondió de manera amigable.
—No te preocupes muchacho, todo está bien, espero que también estés bien.
─Si se lo agradezco y hola, ¿Sivel te llamas verdad?
─ ¡¡sí, hola bel...!!
─cuídense.
─¡¡¡adiós!!! ─!!!adiós¡¡¡
Posterior a esa pequeña platica Belford, Rilen y Endril se despidieron de sus conocidos para ir camino al lugar donde practicarían.