—Alessandra! —Sally gritó al darse cuenta de su grave error. Miró por la ventana esperando que Alessandra no se hubiera lastimado y, por suerte, Alessandra todavía estaba agarrada a las sábanas. No había caído lo suficientemente lejos como para golpear el suelo. —Gracias a Dios. L-lo siento. No quería meterme en problemas.
—¿Y pensaste que dejarme caer hasta mi muerte potencialmente te salvaría? —Alessandra fulminó a Sally con la mirada. Podría haber caído de bruces en el suelo si no hubiera estado agarrada a las sábanas.
Alessandra respiró profundamente para calmar su respiración. Era parcialmente su culpa por pensar que Sally no se asustaría y trataría de abrir la puerta.