—¿Qué se supone que debo hacer? —preguntó Alessandra, aún necesitando su guía. Sus piernas estaban colocadas a un lado de él y sus manos descansaban sobre su pecho. Tenía una descarga de adrenalina desde esta posición. El cansancio en su cuerpo de hace un momento había desaparecido.
—Levanta tu cuerpo así —Edgar usó su agarre en sus muslos para levantarla—. Y luego baja. Hazlo al ritmo que te convenga. Vamos —Edgar colocó su mano izquierda detrás de su cabeza mientras que su mano derecha la mantenía justo donde la quería. Sabía que en algún momento tendría que ayudarla en esto, pero por ahora, quería recostarse y disfrutar del espectáculo.
Alessandra podía estar en control todo lo que quisiera. Edgar estaba más entretenido por la vista de ellos conectados como uno solo y esperaba verla cabalgar sobre él. ¿Qué haría falta para que él recordara esta vista para siempre? Su única solución era tenerla así todas las noches.