- "Mi pequeño Maestro no ha terminado", dijo uno de los guardias de Valen mientras extendían sus anchos hombros para bloquear la actividad que ocurría dentro de la cafetería de la vista.
Dentro de la cafetería, Valen levantó lentamente la cabeza. Sus largos flequillos mezclados con arroz cubrían uno de sus ojos, pero el otro mostraba verdadera ira. Nunca había estado tan enojado en su vida. Jeslyn lo había molestado muchas veces en el pasado, pero no hasta este punto.
—¡Chirriiiido! —Empujó su silla hacia atrás y se levantó. Sus labios se curvaron mientras caminaba lentamente hacia el gritón Zack.
Con el puño cerrado, golpeó a Zack en el estómago. ¡Tan carnoso! Pensó.
—¡Ahh! ¡Mi mano! ¡Mi estómago! ¡Mi espalda! ¡Guardias, sálvenme! ¡Es un lunático! ¡Duele... Para! —Zack gritaba, lloraba y suplicaba como un gran bebé mientras recibía una paliza hasta que cayó de espaldas.
Zack era dos o tres veces más grande que Valen, pero estaba siendo golpeado como un niño.