En su viaje, Lin Yang se encontró con una antigua profecía que hablaba de un desafío de los elementos. Para desbloquear su verdadero potencial, debía dominar las cinco disciplinas marciales correspondientes a los elementos: tierra, agua, fuego, viento y metal.
Lin Yang se sometió a rigurosos entrenamientos y desafíos, aprendiendo las técnicas de cada elemento de los maestros más poderosos del reino. Superó pruebas mortales y ganó el respeto de los guardianes de los elementos.