Era primera hora de la tarde y mi equipo y yo seguíamos ocupados en el trabajo. Con las muchas cosas que nos quedaban por hacer en el día, parecía que hoy volveríamos a trasnochar en la galería. Por suerte, mi equipo estaba lleno de miembros apasionados y realmente dedicados a su trabajo. Iba a ser duro, pero confiaba en que saldríamos adelante.
"¿Qué tal si colgamos éste aquí? Malissa, ¿puedes venir a echar un vistazo?", me llamó uno de mis empleados.
"Claro. ¡Ya voy!" respondí antes de levantarme rápidamente de mi asiento.
En cuanto me levanté, me sentí mareada. Me palpitaba la cabeza y parecía que no iba a poder mantener el equilibrio. Cerré los ojos y respiré hondo antes de volver a sentarme lentamente en la silla.
"Malissa, ¿estás bien?" Oí a alguien preguntar cerca de mí.
"Yo..." Empecé a decir pero entonces me dolió demasiado la cabeza.