Como resultado de eso, el jefe tuvo la genial idea de remodelar algunas partes de la mansión para que Hayden y yo tuviéramos un área más grande para nosotros. Dicho esto, el jefe parecía muy enfocado en asegurarse de que hubiera suficiente espacio para sus nietos aún no concebidos o nacidos.
“Realmente están haciendo un gran alboroto con esto, ¿eh?” comentó Harvey con una pequeña risa antes de volver a mirar el libro que estaba leyendo.
Sin saber qué hacer y a dónde ir, Hayden y yo nos habíamos retirado a la parte más privada de la mansión en ese momento. Harvey nos recibió con una sonrisa cómplice en cuanto nos encontramos con él en su sala de estar. Sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que estuve en el ala de Harvey en la mansión, aunque en realidad no había pasado tanto tiempo.
Harvey seguía siendo su alegre y cínico yo de siempre.
“Supongo…” respondí antes de poner una sonrisa en mi rostro.