"Tía, muéstrales mi habitación", dijo Hayden.
"Sí, por aquí por favor," dijo la tía mientras abría el camino.
"Esa es la pintura, ¿verdad?", pregunté, incapaz de ocultar mi emoción.
"Dije que podrás verlo cuando lo cuelgue en mi habitación, ¿verdad?", dijo Hayden seguido de una risa satisfecha.
"Supongo que sí..." Murmuré.
Para asegurarnos de que todo iba bien, fuimos a observarlos colgar la pintura en el dormitorio de Hayden. La pintura era grande, y los colores la hacían destacar contra el interior de la habitación de Hayden. Tía parecía pensar que la pintura se ve bien también porque la sorprendí admirándola.
"¿No crees que se ve genial?" Pregunté mientras me paraba a su lado.
"Sí. Los colores son muy bonitos", respondió sin dudarlo.
Sonreí felizmente. Era una buena sensación cuando a alguien le gustaba la misma obra de arte que a ti y podías admirarla juntos.