"Buenos días, Hayden," le saludé cuando empezó a moverse en la cama.
Me sonrió y cómo su sonrisa alcanzó sus hermosos ojos azules hizo que mi corazón se saltara un latido en agradable sorpresa.
"Buenos días, Malissa..." Hayden me saludó a cambio antes de levantarse y estirarse.
Deseé poder hacer lo mismo, pero el dolor de mi cuerpo, especialmente en ese lugar entre mis piernas me impidió hacerlo. Hicimos el amor hasta bien entrada la noche anterior y mi cuerpo lo estaba pagando muy caro esta mañana. Hayden, por otro lado, parecía en forma y bien como siempre.
"¿Tienes hambre?" Preguntó.
"En realidad no..." contesté en voz baja.
"Puedes dormir hasta tarde por hoy si quieres. Desafortunadamente, tengo trabajo que hacer, así que me levantaré primero", dijo Hayden pasivamente.
"Oh no... prefiero ir contigo", dije con decisión.
"Ya veo. Eso podría ser mejor..." dijo Hayden antes de sonreír un poco a mi manera.
