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Chapter 4 - Capítulo 4

Kaien

mantuvo su pie firmemente plantado sobre la espalda de Hawks, presionando con

suficiente fuerza como para mantenerlo inmovilizado, pero sin romperle nada,

aún. La respiración del héroe alado era irregular, jadeante, mientras trataba

de recuperar algo de compostura entre el dolor que atravesaba su cuerpo.

—¿Sabes cuál es el

problema con la arrogancia, Hawks? —comenzó Kaien, su tono tan tranquilo como

afilado—. Que tarde o temprano alguien la quiebra. Y hoy, me toca a mí hacerlo

contigo.

Hawks gruñó, apretando

los dientes mientras el peso de Kaien en su espalda incrementaba. Sentía como

si una prensa lo aplastara poco a poco, y el dolor en su ala izquierda seguía

siendo punzante.

—No... sé de qué estás

hablando —dijo Hawks entrecortado, su voz temblorosa, pero con una pizca de

desafío que aún intentaba sostener.

Kaien dejó escapar una

risa breve, seca, que se sintió como un cuchillo perforando la tensión del

momento.

—¿Todavía te aferras a

eso? Eres pésimo mintiendo.

El albino bajó la vista

hacia Hawks, sus ojos azules brillando con un destello gélido. Lentamente,

retiró su pie, pero antes de que el héroe pudiera moverse, Kaien se inclinó,

agarrándolo del ala derecha.

Hawks soltó un grito

desgarrador cuando Kaien tiró de ella con fuerza suficiente como para hacer que

la articulación crujiera, sin romperla, pero dejando claro que no estaba lejos

de hacerlo.

—¡Está bien! ¡Está bien!

—exclamó Hawks, su voz quebrándose mientras intentaba girar el cuello para

mirarlo—. ¡Lo diré!

Kaien se detuvo, aunque

no soltó el ala de inmediato. En su lugar, la sostuvo en el aire como un

depredador que saboreaba el control sobre su presa.

—Eso es más como lo que

quería escuchar. Habla.

Hawks respiró

profundamente, sus alas inertes y su cuerpo temblando mientras trataba de

organizar sus pensamientos. Sabía que no podía decir toda la verdad, pero

tampoco podía mentir descaradamente.

—Fueron órdenes...

órdenes de la presidenta de la Comisión de Seguridad Pública.

Kaien arqueó una ceja,

pero no mostró sorpresa.

—¿Y esas órdenes eran

para qué? ¿Husmear en mi jardín como un maldito intruso? —preguntó con un tono

que se volvió más cortante a cada palabra.

—No fue mi elección...

—jadeó Hawks—. Me asignaron para vigilarte, monitorear tus movimientos. ¡No

quería hacerlo!

Kaien apretó los dientes

y tiró ligeramente del ala, provocando un nuevo gemido de dolor en Hawks.

—¿De verdad esperas que

te crea eso? —dijo con desdén—. ¿El héroe número tres, el querido Hawks,

reducido a un simple espía a regañadientes? Suena patético.

—¡No me dejaron opción!

—gritó Hawks, su voz casi ahogada por el dolor—. Sabes cómo funciona la

Comisión... Si me niego, soy prescindible. ¡Lo sabes tan bien como yo!

Kaien lo soltó de

repente, dejando que el héroe cayera de cara al suelo con un impacto seco. Pero

la libertad fue breve, porque Kaien rápidamente plantó su pie sobre el ala

derecha de Hawks, asegurándose de que no pudiera moverse ni alzar vuelo.

—¿Y cuál era su

brillante plan? ¿Qué exactamente estaban buscando, Hawks?

Hawks apretó los puños,

su cuerpo temblando por la impotencia. Levantó la mirada, intentando no perder

la calma, aunque era evidente que estaba al borde de derrumbarse.

—Querían información

sobre ti... sobre tu relación con Irene Doxiadis. Dijeron que tu método de

entrenamiento era... inusual. Que eras un riesgo.

Kaien dejó escapar una

carcajada breve y amarga, como si las palabras de Hawks fueran una broma de

pésimo gusto.

—¿Eso es todo? ¿Mi

método de entrenamiento? ¿Creen que soy un riesgo porque no sigo sus malditos

manuales de conducta?

—No lo sé... —respondió

Hawks, tragando saliva y evitando el contacto visual—. Solo me dijeron que

debía mantenerte bajo vigilancia. ¡No tengo todos los detalles!

Kaien levantó su pie del

ala de Hawks, pero no se alejó. En su lugar, se agachó hasta quedar a la altura

del héroe caído, su rostro tan cerca que Hawks pudo sentir la intensidad de su

mirada perforándolo como un cuchillo.

—Escucha, pajarraco,

porque no voy a repetirlo. Si vuelvo a encontrar una de tus plumas, si vuelves

a pisar mi propiedad sin mi permiso... no tendré tanta paciencia la próxima

vez.

Hawks sintió un leve

alivio cuando Kaien se puso de pie, pero ese alivio desapareció rápidamente

cuando el albino agarró nuevamente su ala izquierda.

—Por cierto —continuó

Kaien mientras tiraba de la extremidad con firmeza—, no te estoy haciendo un

favor al devolverte esto. Solo quiero que recuerdes lo que podría haberte

quitado.

Hawks dejó escapar un

grito ahogado mientras sentía un tirón final, y de repente el dolor comenzó a

ceder. Las alas, que habían estado inertes, volvieron a responder a sus

órdenes.

Kaien dio un paso atrás,

metiendo las manos en los bolsillos con una sonrisa fría en los labios.

—Levántate. Estoy

cansado de verte arrastrándote como un pollo desplumado.

Hawks, respirando con

dificultad, se puso de pie lentamente, usando sus alas para estabilizarse. Sus

ojos dorados se clavaron en los azules de Kaien, reflejando una mezcla de ira,

humillación y algo que no podía negar: miedo.

—Esto no termina aquí...

—murmuró Hawks, con voz débil pero desafiante.

Kaien dejó escapar una

risa baja, girando sobre sus talones para alejarse.

—Tienes razón. Pero por

tu bien, más te vale que lo haga.

El albino se marchó con

la misma calma con la que había llegado, dejando a Hawks solo en medio del

parque. Las alas del héroe alado temblaban, y mientras recuperaba el aliento,

supo que tendría que pensar seriamente en sus próximos pasos.

"Residencia Doxiadis"

Su cuerpo aún dolía, las

heridas ya no estaban en su piel pero las pociones no desaparecían el dolor y

era algo que lamentaba, sus delicadas manos abren su refrigerador para tomar

una botella de agua mientras apoyaba el tercer analgésico del día contra su

lengua, un sorbo de agua y la pastilla se desliza por su garganta, mira de

reojo a su perra Lyud sentada moviendo la cola.

-No te daré pollo, Lyud

La loba baja sus orejas,

inclina la cabeza a un costado y extiende su pata delantera derecha hacia su

dueña, Irene suspira derrotada abriendo de vuelta el refrigerador.

-Pero no le digas a

mamá…

Le arroja una feta de

carne que el lobo atrapa en el aire masticando con velocidad, relamiendo sus

fauces y moviendo la cola e Irene decide dirigirse a su sala, tumbarse en el

sofá después de contentar a su perro y apoyar la cola de la botella de agua fría

contra su frente, soltando un gruñido de dolor.

-Un poco de agua helada

no va a solucionar tu dolor de cabeza, hija

Mavis habla ingresando a

la casa luego de su trote matutino, e Irene arruga la nariz.

-No quiero ir al

hospital y ser regañada nuevamente por el abuso de mi quirk, estoy bien

La rubia se acerca a su

hija con preocupación y se sienta a su lado peinando sus cabellos pelirrojos

con sus dedos.

-Mi pobre niña…

Su voz suena tan

compasiva e Irene se siente reconfortada, cierra sus ojos tirando su cabeza

hacia atrás para disfrutar del afecto.

El momento se interrumpe

cuando Lyud regresa, deja caer algo al suelo y ladra para obtener atención, sus

patas rasguñando el suelo, Mavis suelta una risita enternecida pero su

expresión cambia a una de confusión.

-¿Qué es esto, Lyud?

La perra loba vuelve a

ladrar, su cola moviéndose como si esperara algo de aprobación… Irene se apoya

sobre sus codos observando a su madre quién sostiene entre sus dedos un objeto

rojizo, una pluma delicada y brillante.

-¿Lyud se comió un

pájaro?

Irene se preocupa, se

pone de pie de inmediato y se acerca a su loba casi abriendole la boca para

inspeccionar que no se haya comido nada inapropiado, la loba solo mueve la cola

y se relame los dientes, Irene suspira al no encontrar restos de una masacre a

un pajarito en el hocico de su perro.

-No parece una pluma de

un pajarito

Mavis comenta, arruga la

nariz e Irene toma la pluma con cuidado.

-Tal vez solo sea de

algún pájaro por allí, ¡Lyud! Ya no te lleves cosas raras a la boca

Irene regaña, la loba

levanta las orejas y deja de jadear casi poniendo una expresión confusa como si

no entendiera el motivo por el cuál estaba siendo regañada.

"Tarde"

"Residencia Doxiadis"

Irene estaba mejor, el

dolor de cabeza había desaparecido, ahora estaba haraganeando en el salón de la

casa, encontró un uso a la pluma rara como un separador de páginas para el

código de ética que se estaba obligando a leer, Lyud estaba dormida a sus pies

sobre la alfombra.

-Lyud ¿Quieres ir a

pasear?

La loba levantó las

orejas, miró a su dueña y movió la cola… e Irene de inmediato fue por la

pechera y bozal para su perra, con cuidado le terminó abrochando su pechera

rosada de larga correa del mismo color y con gentileza el bozal, aun que Lyud

no era agresiva prefería evitarse un mal rato con algún oficial que acuse a su

perro de ser uno potencialmente peligroso sin bozal.

-¡Mamá! ¡Saldré a

caminar un rato!

Mavis solo le contesta

que no tarde, Irene se arma con su ropa deportiva y un pequeño bolso con agua

para ella y su perra junto algunos premios de ser necesario, luego simplemente

se dirige a la salida de la mansión donde la escolta le abre el portón,

entonces Irene decide hacer una pregunta.

-Esto sonará muy

extraño…

La pelirroja capta la

atención de los dos militares.

-Pero Lyud a llevado hoy

una pluma muy rara al salón y me preocupa que se haya comido a una ave o

desmembrado por diversión, ¿Ustedes la han visto cazar?

Ambos varones se miran

confundidos.

-No señorita, pero en

las noches la escuchamos recorrer todo el jardín, tal vez encontró algún nido

en el suelo

Y para Irene tiene

sentido, hasta qué

-Pero realmente no

escuchamos muchas aves por aquí, se mantienen en los árboles por los gatos de

los vecinos

La pelirroja asiente

lentamente.

-Y… nada más por curiosa,

¿Qué tan grandes son las aves por aquí? Digo, ¿Hay guacamayos rojos o algo así?

Ambos militares se

vuelven a mirar, casi riéndose.

-Señorita, hay aves

pequeñas y estamos en la ciudad… no hay aves exóticas por aquí

Irene sonríe nerviosa.

-Oh bueno, ¡Que pena!

Se avergüenza por haber

insistido.

-Bueno, si encuentran

alguna ave herida me avisan ¡Nos vemos!

Casi sale corriendo

junto a Lyud.

La ciudad es… no es del

gusto de Irene, demasiada merchandising de All Might, figuras de héroes,

revistas, trabajadores yendo y viniendo, Lyud tampoco parecía el perro más

cómodo, sentía miradas raras sobre ella que no le gustaban, como si la

juzgaran.

-Iremos al parque Lyud,

ya falta poco

Sigue caminando

sosteniendo la correa del animal con firmeza, Lyud entonces se detiene delante

de una tienda y se sienta como si nada viendo el aparador, Irene siente el

tirón de la correa.

-Lyud, ¿Qué sucede?

Se acerca a su mascota,

agachandose para acariciarle y revisar que no se haya cansado o pisado algo,

pero la perra seguía mirando fijamente el aparador, entonces eriza su pelaje y

emite un gruñido bajo, Irene entonces voltea su mirada al aparador.

-¿Qué es eso…?

Trata de mirar todas las

cosas y distinguir cuál es el objeto de fijación de su perro, entonces lo ve…

una revista con una firma, pero no es el precio o la revista en si lo que llama

su atención si no la portada, alas rojas, plumas rojas.

Irene siente un

escalofrío subirle por la espalda, su garganta cerrarse… se enderezó e ingresó

a la tienda seguida de Lyud, la campanilla de la tienda suena al ser abierta.

Mavis mira confundida la

revista que su hija pone delante de ella junto a la pluma roja.

-Estoy segura que

pertenece a ese hombre

La rubia quiere reírse

levemente, tal vez su hija está exagerando un poco.

-Y yo estoy segura que

la portada dice "El héroe número 3"

Mavis toma la revista,

la hojea con relativo desinterés.

-Dudo mucho que alguien

en su posición se ensucie soltando alguna pluma suya en nuestro jardín y de ser

suya la pluma ¿No se le pudo haber caído? Los heteromorficos suelen perder

pelaje, o en este caso, plumas

Irene gruñe, aprieta los

puños, camina de lado a lado.

-¡Por que los héroes

obedecen a seguridad pública, mamá! ¿Por qué se le caería justo una pluma en

nuestra propiedad? ¿No te parece mucha coincidencia?

Irene extiende las manos

a los lados como si sus gestos le dieran mas peso al asunto.

-Y seguridad pública

revisó esta casa con perros, ya invaden lo suficiente nuestra privacidad que

esto no me parece descabellado

Mavis se ríe ligeramente

y se pone de pie acercándose a su hija, pone sus manos sobre sus hombros

dándole un suave apretón.

-Tal vez le estás

poniendo mucha atención a algo tonto… no se arriesgarían a espiarnos, es una

jugada demasiado sucia que podríamos reportar y sabes muy bien que eso no sería

agradable de saber para la inteligencia de nuestro gobierno

Irene arruga la nariz en

una expresión de molestia y baja la mirada.

-Ve a descansar y si

estás tan segura coméntaselo a Shiba, él sabrá ponerte las ideas en orden.

E Irene obedeció odiando

la tibieza de su madre.

No había dormido bien.

Lyud, fiel a su naturaleza, había trepado a la cama intentando consolarla con

su cálido cuerpo, pero incluso eso no logró calmar su mente. Los ecos de

pensamientos intrusivos y paranoicos seguían atormentándola. Había algo

extraño, algo que no encajaba.

Cuando los primeros

rayos del sol se asomaron tímidamente por su ventana, Irene suspiró y tomó su

teléfono del buró. El cansancio era evidente en las ojeras bajo sus ojos, pero

ignoró su reflejo en la pantalla y navegó por su lista de contactos.

"Shiba."

Se detuvo un momento

antes de escribirle. ¿Qué iba a decirle? Apenas conocía al hombre, pero algo en

su arrogancia despreocupada le daba una sensación de que podía hablar con él,

incluso si no confiaba completamente en nadie todavía.

—¿Por qué estoy haciendo

esto? —murmuró para sí misma, sintiendo el peso del mensaje que estaba a punto

de enviar.

Finalmente, sus dedos se

movieron:

"¿Podemos reunirnos

a conversar? Hay algo que debo decirle."

El mensaje salió de

inmediato. Era temprano, las 6:00 AM. Observó cómo el texto llegaba al

dispositivo de Shiba, pero no fue leído de inmediato.

—Por supuesto que no lo

va a leer ahora... —dijo con una risa nerviosa, dejando el teléfono a un lado y

hundiéndose en la cama junto a Lyud.

El lobo levantó la

cabeza y le dio un lametazo en la mejilla como si intentara reconfortarla.

Irene cerró los ojos, respirando profundamente. Todo estaba bien, ¿verdad?

Quizá estaba exagerando.

Entonces, su teléfono

vibró.

"Tengo algunos

asuntos que resolver en la UA, puedes acompañarme y conocer el campus si gustas."

Irene se mordió el labio

inferior recapitulando si era buena idea, aun que Shiba Kaien se había mostrado

como una figura que parecía antisistema ¿Realmente podría confiar en él?.

-¿Qué es lo peor que

podría pasar…?

Mira a Lyud, la loba

solo acostada en la cama emitiendo un bostezo e Irene cerró los ojos por unos

segundos, tal vez solo le quedaba arriesgarse y confiar de que Kaien no era

algún traidor o espía más.

"¡Me encantaría! Nos

vemos en ese caso"

Envía el mensaje, se

muerde las uñas y espera la confirmación de la hora, se levanta perezosamente y

se dirige al baño esperando que una ducha fría la despierte lo suficiente para

continuar con su día.

"Academia U.A."

 "(雄ゆう英えい高こう校こう Yūei Kōkō)"

Bajó del vehículo

cerrando la puerta con tranquilidad luego de decirle a su chófer que fuera a

desayunar, acomoda su bolso y camina lentamente a la entrada de la academia

observando al guardia.

-El señor Shiba Kaien me

está esperando

El hombre la mira de

pies a cabeza, entrecierra sus ojos.

-¿Y tu credencial

estudiantil…?

Por una fracción de

segundo considera usar su quirk, unas palabras y bastaría para hacer su

voluntad pero reprime sus pensamientos intrusivos tanto como puede y fuerza una

sonrisa.

-¡Déjala pasar! Es mi

pupila

La voz alegre de Shiba

se escucha del otro lado de las rejas, acercándose con sus manos en sus

bolsillos y sus ojos cubiertos nuevamente, el guardia asiente e Irene ingresa

con pasos nerviosos mirando a los lados ligeramente, Kaien apoya su mano en su

hombro en un apretón firme.

-Buenos días Irene, justo

a tiempo, tenemos una hora antes de mi próxima reunión

Irene sonrió, satisfecha

de tener suficiente tiempo para conversar con él.

-Es más que suficiente

para lo que tengo que comentarle

Kaien inclina levemente

a un lado.

-¿Estás asustada…?

Irene borra su sonrisa,

balancea ligeramente su pie derecho y rompe el contacto visual.

-No se si asustada sea

el termino correcto.

Claro que estaba

asustada por lo que pasaba, y temía que confiar en Shiba fuese una mala

decisión y solo complicara las cosas.

-Oh, lo estás… no tienes

que mentirme

Él se encoje de hombros,

desliza sus manos en su bolsillo y le da la espalda

-Ven, es hora de que

conozcas la cafetería… disfrútala ahora que no hay alumnos que en unos días

habrán tantos que será asfixiante

"Cafetería de Lunch-Rush"

El lugar olía a

alimentos frescos, granos de café recién molidos y un toque a calidez que Irene

identificó en cuanto ingresó, sus ojos miel se repasaron por el lugar.

-Pide lo que desees, yo

invito

Kaien estaba siendo

amable, la pelirroja mira las opciones en el menú y arruga su nariz

ligeramente.

-Me conformo con un

latte de lavanda…

No le gustaba el matcha

y no tenían opciones de café premium como el que bebía en casa, las galletas no

lucían apetecibles y los postres tradicionales tampoco, el dango no era lo

suficientemente dulces y las raras frituras con forma de pez y relleno de frijoles

dulces no era una experiencia culinaria que quisiera vivir en ese momento.

Kaien se pidió un café

simple y un sándwich tostado.

"Un hombre de gustos

simples"

Pensó Irene mientras

ambos tomaban asiento en una mesa alejada de los otros personales que estaban

desayunando, sentados cerca del ventanal, ella con su bolso colgando del

respaldero de su silla, su tote bag azul de Versace era quizás demasiado

valioso para estar en el piso.

-Ahora…

Kaien toma un sorbo de

su café, humedece sus labios limpiando la espuma

-¿Me dirás cuál es el

motivo por el cuál me buscaste?

Irene toma un sorbo de

su bebida, aprieta los labios mientras traga, sus dedos golpetean el cartón

deshechable.

-Es… es algo delicado

Deja su bebida de lado,

toma su bolso colocándolo en su regazo, Shiba toma otro sorbo de su café y ella

quita la revista con las manos un poco temblorosas… la coloca sobre la mesa y

empuja el impreso hacia el albino.

-¿Puede decirme que sabe

de él?

Kaien quiso reírse pero

por ahora mantiene el rostro serio, se cruza de brazos.

-No te voy a conseguir

su autógrafo si es lo que estás apunto de pedirme.

Irene se eriza

repentinamente y frunce el ceño.

-No quiero su ridículo

autógrafo, nisiquiera se que tipo de héroe es

Kaien esta vez se ríe

levemente por lo arisca que había sido su respuesta

-Es una broma Doxiadis,

no te compliques

Toma la revista y la

hojea con desinterés aun que Irene no sabe si él puede ver con los ojos

cubiertos pero nuevamente no pregunta.

-Es un héroe profesional

bastante joven, comenzó su carrera hace relativamente poco pero a estado

subiendo en popularidad…

Toma otro sorbo de su

café

-Esto me lo podrías

haber preguntado por teléfono

Irene se siente

repentinamente regañada.

-No es solo por eso…

Quita algo más de su

bolso, una pluma roja.

-Mi perro encontró esto

en el jardín, investigué y no hay aves tan grandes con plumaje tan llamativo en

esta zona

Deja la pluma sobre la

revista y mira a Shiba fijamente mientras golpetea sus dedos en la mesa

-¿Y la conclusión es…?

Kaien solo la observa

con el mismo porte desinteresado.

-Creo que hay una

posibilidad de que esté espiandome…

Kaien aprieta sus labios

pero termina riéndose, Irene tiene una expresión de rabia.

-¡¿Por qué se ríe de

mi?! Mi madre dijo que estaba exagerando, creí que ust–

Kaien levanto

ligeramente la mano derecha, con la otra mano presiono el puente de su nariz.

-No me río por que

piense que es una locura, me río por que en definitiva a ese héroe no le está

saliendo bien absolutamente nada

Ahora Irene lo mira con

confusión, arrugando sus cejas y torciendo sus labios.

-No entiendo…

Kaien negó con la cabeza

-Te a estado vigilando

por órdenes de seguridad pública desde que bajaste del avión.

-¿Qué…?

Irene siente como todo

su alrededor se nubla y su estómago se retuerce queriendo vomitar.

-Pero eso… Rusia no…

Balbucea, sus ideas

desordenadas.

-Exactamente, a tu

gobierno no le gustaría si se entera por eso lo eligieron a él. Es un héroe

joven, ágil, un quirk ventajoso para el espionaje y te lo dije en varias

ocasiones con metáforas que no entendiste…

Toma su taza de café,

bebe un sorbo.

-Te tomó más tiempo de

lo que esperaba, teniendo en cuenta que en tu expediente hacían gala de tu

excepcional inteligencia

Se limpia la espuma de

los labios con la lengua.

-Debes ser más

observadora y no bajar la guardia, si quieres ser una profesional no puedes

permitir que nadie te siga sin que tu lo sepas, trabaja más en tu observación.

Irene se frustra

visiblemente, odia tener que decirlo pero bajó la guardia, una parte suya había

creído tontamente que seguridad pública no cruzaría esa línea.

-¿Y que hago ahora? ¿Lo

enfrento? ¿Lo mato? ¿Lo denuncio…?

Lleva sus manos a su

cabello, deslizando sus dedos debajo de sus hebras pelirrojas.

-¿Cómo se que su

espionaje no pasó a más? ¡Dios! Esto es asqueroso y suena a un caso de acoso

sexual… ¿Qué tienen los japoneses con esto?

Las cosas se podían

malinterpretar, ella no conocía a ese héroe de nada y solo él sabría sus

motivos del espionaje… Kaien negó con la cabeza.

-No es con esos fines de

eso estoy seguro, pero no te preocupes… lo dejé fuera de servicio por unos días

Irene levanta la mirada,

observa a su instructor con ligero miedo.

-¿Qué hiciste…?

Y Kaien sonríe.

-Lo que se debía hacer.