Kaien
mantuvo su pie firmemente plantado sobre la espalda de Hawks, presionando con
suficiente fuerza como para mantenerlo inmovilizado, pero sin romperle nada,
aún. La respiración del héroe alado era irregular, jadeante, mientras trataba
de recuperar algo de compostura entre el dolor que atravesaba su cuerpo.
—¿Sabes cuál es el
problema con la arrogancia, Hawks? —comenzó Kaien, su tono tan tranquilo como
afilado—. Que tarde o temprano alguien la quiebra. Y hoy, me toca a mí hacerlo
contigo.
Hawks gruñó, apretando
los dientes mientras el peso de Kaien en su espalda incrementaba. Sentía como
si una prensa lo aplastara poco a poco, y el dolor en su ala izquierda seguía
siendo punzante.
—No... sé de qué estás
hablando —dijo Hawks entrecortado, su voz temblorosa, pero con una pizca de
desafío que aún intentaba sostener.
Kaien dejó escapar una
risa breve, seca, que se sintió como un cuchillo perforando la tensión del
momento.
—¿Todavía te aferras a
eso? Eres pésimo mintiendo.
El albino bajó la vista
hacia Hawks, sus ojos azules brillando con un destello gélido. Lentamente,
retiró su pie, pero antes de que el héroe pudiera moverse, Kaien se inclinó,
agarrándolo del ala derecha.
Hawks soltó un grito
desgarrador cuando Kaien tiró de ella con fuerza suficiente como para hacer que
la articulación crujiera, sin romperla, pero dejando claro que no estaba lejos
de hacerlo.
—¡Está bien! ¡Está bien!
—exclamó Hawks, su voz quebrándose mientras intentaba girar el cuello para
mirarlo—. ¡Lo diré!
Kaien se detuvo, aunque
no soltó el ala de inmediato. En su lugar, la sostuvo en el aire como un
depredador que saboreaba el control sobre su presa.
—Eso es más como lo que
quería escuchar. Habla.
Hawks respiró
profundamente, sus alas inertes y su cuerpo temblando mientras trataba de
organizar sus pensamientos. Sabía que no podía decir toda la verdad, pero
tampoco podía mentir descaradamente.
—Fueron órdenes...
órdenes de la presidenta de la Comisión de Seguridad Pública.
Kaien arqueó una ceja,
pero no mostró sorpresa.
—¿Y esas órdenes eran
para qué? ¿Husmear en mi jardín como un maldito intruso? —preguntó con un tono
que se volvió más cortante a cada palabra.
—No fue mi elección...
—jadeó Hawks—. Me asignaron para vigilarte, monitorear tus movimientos. ¡No
quería hacerlo!
Kaien apretó los dientes
y tiró ligeramente del ala, provocando un nuevo gemido de dolor en Hawks.
—¿De verdad esperas que
te crea eso? —dijo con desdén—. ¿El héroe número tres, el querido Hawks,
reducido a un simple espía a regañadientes? Suena patético.
—¡No me dejaron opción!
—gritó Hawks, su voz casi ahogada por el dolor—. Sabes cómo funciona la
Comisión... Si me niego, soy prescindible. ¡Lo sabes tan bien como yo!
Kaien lo soltó de
repente, dejando que el héroe cayera de cara al suelo con un impacto seco. Pero
la libertad fue breve, porque Kaien rápidamente plantó su pie sobre el ala
derecha de Hawks, asegurándose de que no pudiera moverse ni alzar vuelo.
—¿Y cuál era su
brillante plan? ¿Qué exactamente estaban buscando, Hawks?
Hawks apretó los puños,
su cuerpo temblando por la impotencia. Levantó la mirada, intentando no perder
la calma, aunque era evidente que estaba al borde de derrumbarse.
—Querían información
sobre ti... sobre tu relación con Irene Doxiadis. Dijeron que tu método de
entrenamiento era... inusual. Que eras un riesgo.
Kaien dejó escapar una
carcajada breve y amarga, como si las palabras de Hawks fueran una broma de
pésimo gusto.
—¿Eso es todo? ¿Mi
método de entrenamiento? ¿Creen que soy un riesgo porque no sigo sus malditos
manuales de conducta?
—No lo sé... —respondió
Hawks, tragando saliva y evitando el contacto visual—. Solo me dijeron que
debía mantenerte bajo vigilancia. ¡No tengo todos los detalles!
Kaien levantó su pie del
ala de Hawks, pero no se alejó. En su lugar, se agachó hasta quedar a la altura
del héroe caído, su rostro tan cerca que Hawks pudo sentir la intensidad de su
mirada perforándolo como un cuchillo.
—Escucha, pajarraco,
porque no voy a repetirlo. Si vuelvo a encontrar una de tus plumas, si vuelves
a pisar mi propiedad sin mi permiso... no tendré tanta paciencia la próxima
vez.
Hawks sintió un leve
alivio cuando Kaien se puso de pie, pero ese alivio desapareció rápidamente
cuando el albino agarró nuevamente su ala izquierda.
—Por cierto —continuó
Kaien mientras tiraba de la extremidad con firmeza—, no te estoy haciendo un
favor al devolverte esto. Solo quiero que recuerdes lo que podría haberte
quitado.
Hawks dejó escapar un
grito ahogado mientras sentía un tirón final, y de repente el dolor comenzó a
ceder. Las alas, que habían estado inertes, volvieron a responder a sus
órdenes.
Kaien dio un paso atrás,
metiendo las manos en los bolsillos con una sonrisa fría en los labios.
—Levántate. Estoy
cansado de verte arrastrándote como un pollo desplumado.
Hawks, respirando con
dificultad, se puso de pie lentamente, usando sus alas para estabilizarse. Sus
ojos dorados se clavaron en los azules de Kaien, reflejando una mezcla de ira,
humillación y algo que no podía negar: miedo.
—Esto no termina aquí...
—murmuró Hawks, con voz débil pero desafiante.
Kaien dejó escapar una
risa baja, girando sobre sus talones para alejarse.
—Tienes razón. Pero por
tu bien, más te vale que lo haga.
El albino se marchó con
la misma calma con la que había llegado, dejando a Hawks solo en medio del
parque. Las alas del héroe alado temblaban, y mientras recuperaba el aliento,
supo que tendría que pensar seriamente en sus próximos pasos.
"Residencia Doxiadis"
Su cuerpo aún dolía, las
heridas ya no estaban en su piel pero las pociones no desaparecían el dolor y
era algo que lamentaba, sus delicadas manos abren su refrigerador para tomar
una botella de agua mientras apoyaba el tercer analgésico del día contra su
lengua, un sorbo de agua y la pastilla se desliza por su garganta, mira de
reojo a su perra Lyud sentada moviendo la cola.
-No te daré pollo, Lyud
La loba baja sus orejas,
inclina la cabeza a un costado y extiende su pata delantera derecha hacia su
dueña, Irene suspira derrotada abriendo de vuelta el refrigerador.
-Pero no le digas a
mamá…
Le arroja una feta de
carne que el lobo atrapa en el aire masticando con velocidad, relamiendo sus
fauces y moviendo la cola e Irene decide dirigirse a su sala, tumbarse en el
sofá después de contentar a su perro y apoyar la cola de la botella de agua fría
contra su frente, soltando un gruñido de dolor.
-Un poco de agua helada
no va a solucionar tu dolor de cabeza, hija
Mavis habla ingresando a
la casa luego de su trote matutino, e Irene arruga la nariz.
-No quiero ir al
hospital y ser regañada nuevamente por el abuso de mi quirk, estoy bien
La rubia se acerca a su
hija con preocupación y se sienta a su lado peinando sus cabellos pelirrojos
con sus dedos.
-Mi pobre niña…
Su voz suena tan
compasiva e Irene se siente reconfortada, cierra sus ojos tirando su cabeza
hacia atrás para disfrutar del afecto.
El momento se interrumpe
cuando Lyud regresa, deja caer algo al suelo y ladra para obtener atención, sus
patas rasguñando el suelo, Mavis suelta una risita enternecida pero su
expresión cambia a una de confusión.
-¿Qué es esto, Lyud?
La perra loba vuelve a
ladrar, su cola moviéndose como si esperara algo de aprobación… Irene se apoya
sobre sus codos observando a su madre quién sostiene entre sus dedos un objeto
rojizo, una pluma delicada y brillante.
-¿Lyud se comió un
pájaro?
Irene se preocupa, se
pone de pie de inmediato y se acerca a su loba casi abriendole la boca para
inspeccionar que no se haya comido nada inapropiado, la loba solo mueve la cola
y se relame los dientes, Irene suspira al no encontrar restos de una masacre a
un pajarito en el hocico de su perro.
-No parece una pluma de
un pajarito
Mavis comenta, arruga la
nariz e Irene toma la pluma con cuidado.
-Tal vez solo sea de
algún pájaro por allí, ¡Lyud! Ya no te lleves cosas raras a la boca
Irene regaña, la loba
levanta las orejas y deja de jadear casi poniendo una expresión confusa como si
no entendiera el motivo por el cuál estaba siendo regañada.
"Tarde"
"Residencia Doxiadis"
Irene estaba mejor, el
dolor de cabeza había desaparecido, ahora estaba haraganeando en el salón de la
casa, encontró un uso a la pluma rara como un separador de páginas para el
código de ética que se estaba obligando a leer, Lyud estaba dormida a sus pies
sobre la alfombra.
-Lyud ¿Quieres ir a
pasear?
La loba levantó las
orejas, miró a su dueña y movió la cola… e Irene de inmediato fue por la
pechera y bozal para su perra, con cuidado le terminó abrochando su pechera
rosada de larga correa del mismo color y con gentileza el bozal, aun que Lyud
no era agresiva prefería evitarse un mal rato con algún oficial que acuse a su
perro de ser uno potencialmente peligroso sin bozal.
-¡Mamá! ¡Saldré a
caminar un rato!
Mavis solo le contesta
que no tarde, Irene se arma con su ropa deportiva y un pequeño bolso con agua
para ella y su perra junto algunos premios de ser necesario, luego simplemente
se dirige a la salida de la mansión donde la escolta le abre el portón,
entonces Irene decide hacer una pregunta.
-Esto sonará muy
extraño…
La pelirroja capta la
atención de los dos militares.
-Pero Lyud a llevado hoy
una pluma muy rara al salón y me preocupa que se haya comido a una ave o
desmembrado por diversión, ¿Ustedes la han visto cazar?
Ambos varones se miran
confundidos.
-No señorita, pero en
las noches la escuchamos recorrer todo el jardín, tal vez encontró algún nido
en el suelo
Y para Irene tiene
sentido, hasta qué
-Pero realmente no
escuchamos muchas aves por aquí, se mantienen en los árboles por los gatos de
los vecinos
La pelirroja asiente
lentamente.
-Y… nada más por curiosa,
¿Qué tan grandes son las aves por aquí? Digo, ¿Hay guacamayos rojos o algo así?
Ambos militares se
vuelven a mirar, casi riéndose.
-Señorita, hay aves
pequeñas y estamos en la ciudad… no hay aves exóticas por aquí
Irene sonríe nerviosa.
-Oh bueno, ¡Que pena!
Se avergüenza por haber
insistido.
-Bueno, si encuentran
alguna ave herida me avisan ¡Nos vemos!
Casi sale corriendo
junto a Lyud.
La ciudad es… no es del
gusto de Irene, demasiada merchandising de All Might, figuras de héroes,
revistas, trabajadores yendo y viniendo, Lyud tampoco parecía el perro más
cómodo, sentía miradas raras sobre ella que no le gustaban, como si la
juzgaran.
-Iremos al parque Lyud,
ya falta poco
Sigue caminando
sosteniendo la correa del animal con firmeza, Lyud entonces se detiene delante
de una tienda y se sienta como si nada viendo el aparador, Irene siente el
tirón de la correa.
-Lyud, ¿Qué sucede?
Se acerca a su mascota,
agachandose para acariciarle y revisar que no se haya cansado o pisado algo,
pero la perra seguía mirando fijamente el aparador, entonces eriza su pelaje y
emite un gruñido bajo, Irene entonces voltea su mirada al aparador.
-¿Qué es eso…?
Trata de mirar todas las
cosas y distinguir cuál es el objeto de fijación de su perro, entonces lo ve…
una revista con una firma, pero no es el precio o la revista en si lo que llama
su atención si no la portada, alas rojas, plumas rojas.
Irene siente un
escalofrío subirle por la espalda, su garganta cerrarse… se enderezó e ingresó
a la tienda seguida de Lyud, la campanilla de la tienda suena al ser abierta.
Mavis mira confundida la
revista que su hija pone delante de ella junto a la pluma roja.
-Estoy segura que
pertenece a ese hombre
La rubia quiere reírse
levemente, tal vez su hija está exagerando un poco.
-Y yo estoy segura que
la portada dice "El héroe número 3"
Mavis toma la revista,
la hojea con relativo desinterés.
-Dudo mucho que alguien
en su posición se ensucie soltando alguna pluma suya en nuestro jardín y de ser
suya la pluma ¿No se le pudo haber caído? Los heteromorficos suelen perder
pelaje, o en este caso, plumas
Irene gruñe, aprieta los
puños, camina de lado a lado.
-¡Por que los héroes
obedecen a seguridad pública, mamá! ¿Por qué se le caería justo una pluma en
nuestra propiedad? ¿No te parece mucha coincidencia?
Irene extiende las manos
a los lados como si sus gestos le dieran mas peso al asunto.
-Y seguridad pública
revisó esta casa con perros, ya invaden lo suficiente nuestra privacidad que
esto no me parece descabellado
Mavis se ríe ligeramente
y se pone de pie acercándose a su hija, pone sus manos sobre sus hombros
dándole un suave apretón.
-Tal vez le estás
poniendo mucha atención a algo tonto… no se arriesgarían a espiarnos, es una
jugada demasiado sucia que podríamos reportar y sabes muy bien que eso no sería
agradable de saber para la inteligencia de nuestro gobierno
Irene arruga la nariz en
una expresión de molestia y baja la mirada.
-Ve a descansar y si
estás tan segura coméntaselo a Shiba, él sabrá ponerte las ideas en orden.
E Irene obedeció odiando
la tibieza de su madre.
No había dormido bien.
Lyud, fiel a su naturaleza, había trepado a la cama intentando consolarla con
su cálido cuerpo, pero incluso eso no logró calmar su mente. Los ecos de
pensamientos intrusivos y paranoicos seguían atormentándola. Había algo
extraño, algo que no encajaba.
Cuando los primeros
rayos del sol se asomaron tímidamente por su ventana, Irene suspiró y tomó su
teléfono del buró. El cansancio era evidente en las ojeras bajo sus ojos, pero
ignoró su reflejo en la pantalla y navegó por su lista de contactos.
"Shiba."
Se detuvo un momento
antes de escribirle. ¿Qué iba a decirle? Apenas conocía al hombre, pero algo en
su arrogancia despreocupada le daba una sensación de que podía hablar con él,
incluso si no confiaba completamente en nadie todavía.
—¿Por qué estoy haciendo
esto? —murmuró para sí misma, sintiendo el peso del mensaje que estaba a punto
de enviar.
Finalmente, sus dedos se
movieron:
"¿Podemos reunirnos
a conversar? Hay algo que debo decirle."
El mensaje salió de
inmediato. Era temprano, las 6:00 AM. Observó cómo el texto llegaba al
dispositivo de Shiba, pero no fue leído de inmediato.
—Por supuesto que no lo
va a leer ahora... —dijo con una risa nerviosa, dejando el teléfono a un lado y
hundiéndose en la cama junto a Lyud.
El lobo levantó la
cabeza y le dio un lametazo en la mejilla como si intentara reconfortarla.
Irene cerró los ojos, respirando profundamente. Todo estaba bien, ¿verdad?
Quizá estaba exagerando.
Entonces, su teléfono
vibró.
"Tengo algunos
asuntos que resolver en la UA, puedes acompañarme y conocer el campus si gustas."
Irene se mordió el labio
inferior recapitulando si era buena idea, aun que Shiba Kaien se había mostrado
como una figura que parecía antisistema ¿Realmente podría confiar en él?.
-¿Qué es lo peor que
podría pasar…?
Mira a Lyud, la loba
solo acostada en la cama emitiendo un bostezo e Irene cerró los ojos por unos
segundos, tal vez solo le quedaba arriesgarse y confiar de que Kaien no era
algún traidor o espía más.
"¡Me encantaría! Nos
vemos en ese caso"
Envía el mensaje, se
muerde las uñas y espera la confirmación de la hora, se levanta perezosamente y
se dirige al baño esperando que una ducha fría la despierte lo suficiente para
continuar con su día.
"Academia U.A."
"(雄ゆう英えい高こう校こう Yūei Kōkō)"
Bajó del vehículo
cerrando la puerta con tranquilidad luego de decirle a su chófer que fuera a
desayunar, acomoda su bolso y camina lentamente a la entrada de la academia
observando al guardia.
-El señor Shiba Kaien me
está esperando
El hombre la mira de
pies a cabeza, entrecierra sus ojos.
-¿Y tu credencial
estudiantil…?
Por una fracción de
segundo considera usar su quirk, unas palabras y bastaría para hacer su
voluntad pero reprime sus pensamientos intrusivos tanto como puede y fuerza una
sonrisa.
-¡Déjala pasar! Es mi
pupila
La voz alegre de Shiba
se escucha del otro lado de las rejas, acercándose con sus manos en sus
bolsillos y sus ojos cubiertos nuevamente, el guardia asiente e Irene ingresa
con pasos nerviosos mirando a los lados ligeramente, Kaien apoya su mano en su
hombro en un apretón firme.
-Buenos días Irene, justo
a tiempo, tenemos una hora antes de mi próxima reunión
Irene sonrió, satisfecha
de tener suficiente tiempo para conversar con él.
-Es más que suficiente
para lo que tengo que comentarle
Kaien inclina levemente
a un lado.
-¿Estás asustada…?
Irene borra su sonrisa,
balancea ligeramente su pie derecho y rompe el contacto visual.
-No se si asustada sea
el termino correcto.
Claro que estaba
asustada por lo que pasaba, y temía que confiar en Shiba fuese una mala
decisión y solo complicara las cosas.
-Oh, lo estás… no tienes
que mentirme
Él se encoje de hombros,
desliza sus manos en su bolsillo y le da la espalda
-Ven, es hora de que
conozcas la cafetería… disfrútala ahora que no hay alumnos que en unos días
habrán tantos que será asfixiante
"Cafetería de Lunch-Rush"
El lugar olía a
alimentos frescos, granos de café recién molidos y un toque a calidez que Irene
identificó en cuanto ingresó, sus ojos miel se repasaron por el lugar.
-Pide lo que desees, yo
invito
Kaien estaba siendo
amable, la pelirroja mira las opciones en el menú y arruga su nariz
ligeramente.
-Me conformo con un
latte de lavanda…
No le gustaba el matcha
y no tenían opciones de café premium como el que bebía en casa, las galletas no
lucían apetecibles y los postres tradicionales tampoco, el dango no era lo
suficientemente dulces y las raras frituras con forma de pez y relleno de frijoles
dulces no era una experiencia culinaria que quisiera vivir en ese momento.
Kaien se pidió un café
simple y un sándwich tostado.
"Un hombre de gustos
simples"
Pensó Irene mientras
ambos tomaban asiento en una mesa alejada de los otros personales que estaban
desayunando, sentados cerca del ventanal, ella con su bolso colgando del
respaldero de su silla, su tote bag azul de Versace era quizás demasiado
valioso para estar en el piso.
-Ahora…
Kaien toma un sorbo de
su café, humedece sus labios limpiando la espuma
-¿Me dirás cuál es el
motivo por el cuál me buscaste?
Irene toma un sorbo de
su bebida, aprieta los labios mientras traga, sus dedos golpetean el cartón
deshechable.
-Es… es algo delicado
Deja su bebida de lado,
toma su bolso colocándolo en su regazo, Shiba toma otro sorbo de su café y ella
quita la revista con las manos un poco temblorosas… la coloca sobre la mesa y
empuja el impreso hacia el albino.
-¿Puede decirme que sabe
de él?
Kaien quiso reírse pero
por ahora mantiene el rostro serio, se cruza de brazos.
-No te voy a conseguir
su autógrafo si es lo que estás apunto de pedirme.
Irene se eriza
repentinamente y frunce el ceño.
-No quiero su ridículo
autógrafo, nisiquiera se que tipo de héroe es
Kaien esta vez se ríe
levemente por lo arisca que había sido su respuesta
-Es una broma Doxiadis,
no te compliques
Toma la revista y la
hojea con desinterés aun que Irene no sabe si él puede ver con los ojos
cubiertos pero nuevamente no pregunta.
-Es un héroe profesional
bastante joven, comenzó su carrera hace relativamente poco pero a estado
subiendo en popularidad…
Toma otro sorbo de su
café
-Esto me lo podrías
haber preguntado por teléfono
Irene se siente
repentinamente regañada.
-No es solo por eso…
Quita algo más de su
bolso, una pluma roja.
-Mi perro encontró esto
en el jardín, investigué y no hay aves tan grandes con plumaje tan llamativo en
esta zona
Deja la pluma sobre la
revista y mira a Shiba fijamente mientras golpetea sus dedos en la mesa
-¿Y la conclusión es…?
Kaien solo la observa
con el mismo porte desinteresado.
-Creo que hay una
posibilidad de que esté espiandome…
Kaien aprieta sus labios
pero termina riéndose, Irene tiene una expresión de rabia.
-¡¿Por qué se ríe de
mi?! Mi madre dijo que estaba exagerando, creí que ust–
Kaien levanto
ligeramente la mano derecha, con la otra mano presiono el puente de su nariz.
-No me río por que
piense que es una locura, me río por que en definitiva a ese héroe no le está
saliendo bien absolutamente nada
Ahora Irene lo mira con
confusión, arrugando sus cejas y torciendo sus labios.
-No entiendo…
Kaien negó con la cabeza
-Te a estado vigilando
por órdenes de seguridad pública desde que bajaste del avión.
-¿Qué…?
Irene siente como todo
su alrededor se nubla y su estómago se retuerce queriendo vomitar.
-Pero eso… Rusia no…
Balbucea, sus ideas
desordenadas.
-Exactamente, a tu
gobierno no le gustaría si se entera por eso lo eligieron a él. Es un héroe
joven, ágil, un quirk ventajoso para el espionaje y te lo dije en varias
ocasiones con metáforas que no entendiste…
Toma su taza de café,
bebe un sorbo.
-Te tomó más tiempo de
lo que esperaba, teniendo en cuenta que en tu expediente hacían gala de tu
excepcional inteligencia
Se limpia la espuma de
los labios con la lengua.
-Debes ser más
observadora y no bajar la guardia, si quieres ser una profesional no puedes
permitir que nadie te siga sin que tu lo sepas, trabaja más en tu observación.
Irene se frustra
visiblemente, odia tener que decirlo pero bajó la guardia, una parte suya había
creído tontamente que seguridad pública no cruzaría esa línea.
-¿Y que hago ahora? ¿Lo
enfrento? ¿Lo mato? ¿Lo denuncio…?
Lleva sus manos a su
cabello, deslizando sus dedos debajo de sus hebras pelirrojas.
-¿Cómo se que su
espionaje no pasó a más? ¡Dios! Esto es asqueroso y suena a un caso de acoso
sexual… ¿Qué tienen los japoneses con esto?
Las cosas se podían
malinterpretar, ella no conocía a ese héroe de nada y solo él sabría sus
motivos del espionaje… Kaien negó con la cabeza.
-No es con esos fines de
eso estoy seguro, pero no te preocupes… lo dejé fuera de servicio por unos días
Irene levanta la mirada,
observa a su instructor con ligero miedo.
-¿Qué hiciste…?
Y Kaien sonríe.
-Lo que se debía hacer.