Apenas había podido dormir desde que regresaron a casa, el hambre lo torturaba, se quejó ocultando su rostro de la luz natural por debajo de la almohada, ya era hora de que se levantará.
De camino a la cocina encontró a Daniel revisando unos recortes de periodico, era impresionante como se veía tan fresco como una lechuga a pesar de no haberlo visto dormir en todo el día.
Entró a la cocina en busca de comida acompañado de la radio encendida, con una canción de la actualidad, Sacó uno de los paquetes de carne y sin importar que estuviera frío le dió un gran mordisco, pero inmediatamente trago con dificultad e hizo una mueca de asco, lo sentía duro, seco y chicloso, el aroma del refrigerador había alterado el sabor.
Daniel entro al momento preciso para lavar la sangre de sus manos y el pañuelo, el olor hizo que girará la cabeza, afanoso por el olor Daniel notó su reacción, sin decir nada por el momento, se secó las manos y se dirigió a la salida - debiste aceptar lo de anoche - lo escuchó decir mientras se alejaba.
Moondai frunce el ceño, fastidiado por sus palabras, el hambre y la falta de sueño lo había puesto de mal humor y le faltaba paciencia, así que se apresuró a darle el alcance y encararlo - ¿Como es tan fácil para ti ser un asesino? - le increpó.
Daniel lo miró fijamente y respondió sin flaquear - por qué mató a gente que lo merece y si no puedes hacer nada por ese asunto tuyo entonces deberías hacerles un "favor" a todos y buscar alguna forma de acabar contigo mismo – su mirada era fría, era consciente de lo que estaba diciendo.
"monstruo" Moondai susurro mirándolo con desprecio, Daniel solo frunció el ceño.
A medida que se acercaba a él con su figura imponente y esa mirada penetrante, hizo que Moondai suavice su gesto y trague con dificultad al levantar la cabeza para mirarlo a la cara, pero no se movió de ahí, manteniéndose firme ante su "argumento"
- monstruo fue aquel que mate anoche y tu solo te quedaste observando cuando la estaba arrastrando - le increpó y sin decir más se retiró de la cocina, él bajó la cabeza pensando en sus palabras, en ese momento, una voz de un reportero transmitiendo en la radio llamó su atención - "smiling" ataca nuevamente, dejando una víctima a las afueras de la discoteca "la rosa" un hombre de 49 años, esposo y padre de familia de 3 menores.
- ¿un violador como padre de familia? - mostró su indignación
Esa noche, Moondai aseguro la puerta de su habitación, poniendo el seguro en la puerta y una silla para evitar que Daniel pudiera entrar a mitad de la noche como la otra vez, quería poder dormir, realmente lo necesitaba.
Cuando sintió que era suficiente se acostó en la cama intentando ignorar el hambre, pero, de igual forma el asesino volvió a irrumpir en su habitación, rompiendo la puerta de madera a punta de hachazos.
Moondai se levantó de un salto de la cama cuando lo vio entrar con el arma en mano y la máscara puesta - ¿que demo…?
- abre la puta puerta antes que termine de romperla - exigió Daniel.
A regañadientes, él se levantó para quitar su seguro improvisado. Cuando abrió la puerta, se percató que Daniel traía un saco de tela - mates o no, aun necesitas ocultar tu identidad - Moondai lo recibió viendo que tenía un par de agujeros para los ojos y un tamaño suficiente para su cabeza - vámonos - ordenó antes de irse, apoyando el mango de su hacha en el hombro al darse la vuelta. Moondai solo suspiro con desgano y resignación.
Una vez más caminaron a la par por calles vacías, ambos iban con sus máscaras puestas ocultando su identidad, Moondai supo que habían llegado a su destino cuando Daniel se quedó de pie observando una casa, inevitablemente Moondai se sintió nervioso - ¿Por qué quieres matar a una familia?
Daniel no respondió, caminó con algo de dificultad y se metió a un callejón bastante estrecho, Moondai dudo unos segundos antes de ir tras él y meterse en un lugar tan estrecho, oscuro, nauseabundo donde posiblemente podrías encontrar una colonia de ratas o cucarachas, además de las telarañas, todo para doblar a la esquina Y alcanzar una pequeña ventana, Moondai miró asombrado como Daniel logró entrar a la fuerza y se metió agachas al interior de la casa.
Horrorizado, se asomó a la ventana, dándose cuenta que el camino llevaba hacia abajo- ¿Qué estás haciendo? - intento no hacer mucho ruido para no alertar a nadie de su alrededor - eso no está bien - la mano de Daniel saliendo a través de la ventana lo tomó por sorpresa, jalando lo consigo
Moondai se estampó inevitablemente contra el suelo, mientras que Daniel permaneció encima del montón de cajas en el que se había subido, dentro del sótano de la casa donde se encontraban bajo de ahí sin ningún problema mientras que el se levantaba todo adolorido.
De repente, escucho el llanto de un bebé, era de esa mismo hogar, rápidamente busco a Daniel con la mirada, él se había movido, dejándose llevar por el llanto, lo vio a sus espaldas, mirando fijamente donde debería estar el infante, en ese momento temió lo peor - Daniel - susurro acercándose con cautela al asesino - no les hagas daño - suplicó - ¿Que es lo que puedes querer de una familia? No tienes por qué - Daniel lo interrumpió, volteo a su dirección con su postura imponente - escucha, esto es lo que haremos…
Al interior de la casa, había una pareja, la mujer se estaba inhalando un polvo blanquecino mientras que el hombre se inyectaba algo en el antebrazo, el cuarto era todo un desorden, incluso había ropa de bebé tirada en el suelo. Pronto se escuchó el llanto de un bebé que venía de otra habitación, esto irritó mucho a los drogados padres, tanto que ambos fueron a toda prisa al cuarto donde estaba la cuna – ¡Ahg! ¡esta cosa ya me tiene harto! - grito el hombre enfurecido, tanto como la mujer que estaba a su lado, ella bufó mirando con desprecio a su hijo apoyándose sobre las baranda, hasta que de empezó a reír como desquiciada - tráelo a la cocina, tal vez tiene frío – el hombre agarró al bebé de una pierna sin ningún cuidado. Se fueron en dirección acompañados por los chillidos y llantos del niño, el microondas ya había sido abierto en su totalidad, el padre estuvo a punto de meter al bebé en el interior cuando alguien tocó la puerta - ¡mierda! ¡¿Quién será a estas horas?! – se quejó la mujer aturdida por los llantos.
- ¡mete eso al microondas!, yo iré a ver quién es – dijo el hombre antes de salir de la cocina.
Sin dudar, metió al bebé al electrodoméstico, cerró la puerta de un golpe, iba a presionar el botón cuando escucho algo romperse y caerse al suelo, el sonido provenía de la sala – ¿ahora que está haciendo este imbécil? – se fue quejándose a la sala, en cuanto salió de la cocina, solo vio que alguien, usando una máscara con una tétrica sonrisa la golpeo en el estómago, tan fuerte que la tumbó, ella fue ver otra persona fue a toda prisa en dirección a donde estaba el bebe, antes de poder reaccionar recibio un fuerte golpe y todo se volvió negro para ella.
Cuando despertó se encontraba atada a una silla en su propia casa, su corazón se aceleró y miro para todos lados, había un hombre junto a ella quien tenía la cabeza vendada, solo tenía expuesto un ojo y en frente ambos había escrito con sangre en letras grandes "¿Qué necesita un bebe?" y debajo de la pregunta pregunta había tres imágenes, cada una junto a una letra, la alternativa A era la imagen de un biberón, la B era un plato de comida y la letra C era un peluche, escrito con la misma tinta.
Al girar hacia la derecha se encontraron ese mismo hombre con la máscara sonriente, sentado en una silla, podía sentir que estaba observando la fijamente a través de la máscara un hacha descansaba en la pared aún rincón del cuarto - solo uno de ustedes saldrá y ser quien conteste correctamente - escucho la voz masculina.
- es la A - la mujer se apresuró a responder con el corazón acelerado por el miedo.
- es la C – respondió el hombre con la cara vendada igual de asustado como la mujer. Alguien se acercó por atrás agarró al hombre, con una navaja y de un movimiento rápido lo degolló llevándose al cuerpo a otro cuarto, ella intentó voltearse para ver al agresor pero no lo logró al ser muy rápido ver a quien la atacó, De repente, ella se dió cuenta de algo importante, las cuerdas no estaban lo suficientemente ajustadas, el nudo se estaba deshaciendo, giro su mirada hacia el hacha que estaba en el rincón cómo un brillo de esperanza, rápidamente estiró los brazos con brusquedad para liberarse y correr hacia el arma, su oponente ni siquiera se había movido, ella sonrió con orgullo alzando el hacha para darle en la cabeza, la máscara cayó por el impacto dejando ver a quien mató, era su esposo - ¿pero qué? – retrocedió ello sin poder creer lo que hizo, era demasiado tarde para cuando algo se abalanzó sobre ella, haciendo que soltara el hacha, lo reconoció como aquella persona que le habían cortado el cuello, ahora estaba encima, curvado como un animal salvaje, se arrancó parte del vendaje, revelando una fila de dientes afilados a punto de devorarla, alguien más se acercó a toda prisa por detrás, quitándoselo de encima de una patada, el desconocido logró quitárselo de encima con un patada, ella no perdió el tiempo, se levanto e intento huir del peligro, pero no llegó muy lejos, con un corte profundo en la pierna fue suficiente para tumbar la nuevamente al suelo y poder acabar con su vida enterrando el cuchillo en su cabeza.
Daniel se había quedado con el saco con agujeros para poder ocultar su rostro, volteo en dirección a Moondai, visiblemente enojado y exclamó - ¡en ningún momento dije que puedes matar la! – Moondai se había quedado en el suelo, apoyado en sus brazos, bajo la mirada sin intención de refutar ni reclamar nada - lo siento - pudo escuchar a Daniel resoplando, se dio media vuelta y caminó en dirección a uno de los dormitorios. El olor penetró las fosas nasales de Moondai nuevamente, llamando su atención. lo tenía ahí enfrente sin nada que pudiera evitarlo ¿por cuánto tiempo más podría contenerse?. El hambre se había intensificado a tal punto que le dolían las entrañas, camino hacia el refrigerador en busca de algo para comer, entre restos de comida chatarra y muchas cervezas, encontró un pedazo de pollo cocinado como aplanado, lo pensó un poco antes de probarlo, además de insípido estaba frío, derrotado, se fue en busca de Daniel.
No tardó en encontrarlo dándo le el biberón al bebé estirando su brazo hacía la cuna, a Moondai le pareció algo enternecedor y extraño viniendo de él - me hubieras dicho antes cuál era tu objetivo - mencionó sintiéndose aliviado.
- debemos llevarlo a un orfanato antes de que amanezca – dijo sin dejar de observar al infante, Moondai miró con melancolía al niño, inevitablemente tuvo un sentimiento de familiaridad puesto que el niño había perdido a sus padres antes de poder tener conciencia y poder recordar sus rostros - ¿Qué hiciste con los cadáveres? - su voz lo quitó de sus pensamientos y tenso la mandíbula - ¿Qué quieres que haga? No me los voy a comer - Daniel ni siquiera volteo a verlo, concentrado en el bebé - bueno, tiene sentido considerando que deben tener el organismo contaminado con drogas.
- no quiero comerme a nadie - aseguró con firmeza - ¿por qué insistes en que lo haga? - intento no alzar mucho la voz, ya que aún no sabía cómo podía actuar.
Finalmente Daniel le dirigió la mirada, con un gesto serio - por qué necesito que me ayudes a castigar a mis víctimas - Moondai ladeó la cabeza, extrañado - ¿Que? - Daniel dejo aún lado el biberón del bebé para poder mirar a Modo frente a frente - Si no te quieres sentir mal por comer, algo que tarde o temprano pasará, entonces ayúdame a matar a personas como ellos - señaló en dirección a donde estaban los cadáveres de los padres con una voz firme, Moondai tenso la mandíbula al entender a lo que se refería, sintiéndose conflictuado, por lo que Daniel continuó hablando - le harías un bien a los demás, sobretodo a las personas que podrían ser sus futuras víctimas sin tener que rehusarse a comer - insistió.
Moondai frunció el ceño, desviando la mirada, sus palabras le parecían ciertas, hasta ahora el solo lo había visto matar gente tan mala como ladrones, violadores, estaba de acuerdo de que merecían el mal, pero no estaba seguro de que ni siquiera quería seguir presenciando lo que ocurría, intercambio miradas con Daniel, quien permanecía serio pero Daniel suspiro, al no recibir respuesta - no te lo volveré a preguntar si me prometes que lo pensarás y me darás tu respuesta.
Esto tomo Moondai por sorpresa, liberando lo de la presión de tener que contestar cuánto antes y asintió - lo prometo.
Moondai se quedó en el cuarto del bebé, manteniendo lejos del escenario sangriento, Daniel untó sus dedos en la sangre y empezó a dibujar en las paredes su distintivo mensaje.
Hurgo en los cajones en la habitación de la pareja y guardó el dinero en su bolsillo, ya que de todas maneras, los muertos no lo iban a usar, volvió al dormitorio y miró fijamente a Moondai – vámonos – él se acercó con el bebé en brazos, antes de entregarlo y se retiraron de ahí.
Dejaron al bebé envuelto en mantas dentro de una caja de cartón a la entrada de un orfanato, Daniel tocó la puerta asegurándose de que alguien lo fuera a recibir, se escondieron detrás de unos carros estacionados hasta ver que una mujer salió para encontrarse con el niño y entrar. Apresurados, volvieron a casa para evitar ser vistos con los primeros rayos del sol.