Una chica despertó en medio de la oscuridad, en un cuarto, lleno de cajas, no había ninguna ventana, el espacio tan pequeño que le era difícil para dirigirse a la puerta, intentó abrir la, pero estaba cerrada, solo logró sacudirla en su desesperación, dio un fuerte manotazo, y apoyó su cabeza en la madera, llorando.
Una delgada línea de luz apareció, iluminando un poco el cuarto, se alejó al instante que escuchó pasos, empezó a temblar al notar que alguien del otro lado se acercó a la pequeña ranura para observar la.
Mientras tanto, Moondai cierra la ducha luego de haberse dado un baño "que bueno que pude quitarme esa peste" pensó para sí mismo colocando la toalla alrededor de su cintura, estaba aliviado de que desapareciera el hedor a agua estancada, salió del baño y se miro al espejo, dándose con la sorpresa de que sus ojos habían cambiado, la esclerótica se había vuelto oscura y sus pupilas resaltan con el color rojo, haciendo que jadeara por la sorpresa, llevando su mano hacía su rostro, con sus dedos, abrió más el ojo analizando la oscuridad de su fondo ocular, no había quedado ningún rastro de lo que debería ser un ojo normal
Sintió un escalofrío correr por su espalda y retiró su mano, confundido al no saber cuál era la razón de ese cambio, su estómago volvió a gruñir haciendo que se estremezca del dolor "estoy realmente hambriento" se quejó, suspiro resignado repudiando su necesidad de comer carne humana, recogió la ropa que había dejado en el suelo antes de salir del baño.
Sacó la foto que había guardado en un bolsillo del pantalón para analizar los rostros de la pareja con más detenimiento, sentía que los conocía bastante bien, pero era difícil poder recordar qué tan importantes fueron.
Mientras Moondai se vestía, Daniel estaba sentado en el sofá, su pelo también estaba mojado, pero no goteaba tanto como el de Moondai, en su regazo tenía el periódico en donde estaba ubicando quien sería su siguiente víctima, pero parecía ser que el día anterior había sido tranquilo, por lo no había objetivos para esa noche.
Miro hacía la ventana, pudiendo ver que estaba atardeciendo, recordó la primera vez que había visto la sombra, quien parecía que lo estaba vigilando a través del vidrio, recordando que había una especie de distorsión en su rostro, que imposibilitaba ver bien sus facciones, y pudo reconocerlo en ese casa "esa cosa me persigue desde ese día" pensó para sí mismo. Recordó las exactas palabras de Moondai "lo he visto en mis sueños, y como una alucinación, esa cosa me persiguió cuando desperté en el hospital"
Daniel, comenzó a sentirse observado, encontrándose con la mirada fija e inhumana de Moondai, como si estuviera metido en un trance, no fue necesario que mantuviera la mirada por mucho tiempo para ser inquietante - ¿que? - habló, sacándolo de su ensimismamiento, en cuanto Moondai se sintió descubierto, desvió la mirada y caminó hacía la cocina. él alzó una ceja, sintiéndose extrañado, recordó haber visto esa mirada en él cuando llegó a la casa, con una mancha de sangre cubriendo el cuello donde había sido degollado.
Aquella chica estaba inmóvil en el estrecho cuarto, al lado de ella, había un plato, migajas de pan y un vaso. Su aspecto era desaliñado, con unas grandes ojeras, su mirada se fijó a un lado del cuarto, donde había un bulto largo sobre él suelo, cubierto con bolsas negras de plástico, incluso estaba envuelto con cinta adhesiva, Alice gateo lentamente hasta aquel bulto para recostarse a su lado y abrazarlo, empezando a sollozar- mamá…
Buscó entre las cajas algo que le fuera útil en su escape, algunas de ellas ya habían sido abiertas, y había un montón de objetos en el piso. De repente escucho sonidos de pasos acercándose al cuarto, Alice fue rápida, cerró las cajas e hizo a un lado las cosas del suelo para luego sentarse a una esquina del cuarto, fingiendo estar dormida.
Su corazón latía muy rápido, sus manos temblaban, se sintió observada, quería alzar la cabeza para ver a su captor pero el miedo la paraliza, lo que fue segundos, para ella fue una eternidad oyendo sus pasos, finalmente escuchó cómo se alejaba, pudo acercarse a la puerta, pegando la oreja a la madera, escucho que tomaba unas llaves y el sonido de la puerta cerrándose.
Moondai estaba bastante hambriento, por lo que abrió el refrigerador en busca de algo que pueda comer, lo único que encontró es un poco de queso y una botella de yogurt, la carne se había acabado, resopló con fastidio y se detuvo a pensar en si tenía alguna opción, no tenía dinero para ir al supermercado y comprar más carne, y aun no estaba de acuerdo con la propuesta de Daniel, su mirada se dirigió hacía la botella de yogurt, y pudo ver a través del vidrio que estaba más de la mitad "¿desde cuando esta eso ahí?" se preguntó a sí mismo tomando la botella para buscar la fecha de vencimiento, sería en esa semana, y si nadie lo consume pronto se iba a desperdiciar bastante.
Recordó un momento cuando aún vivía con Yan "era una noche en la que habían quedado en ver una película, no había palomitas, pero Yan sirvió un tazón con yogurt y cereal para cada uno y comieron juntos disfrutando de la película" dejó escapar un suspiro por la tristeza pero una idea cruzó por su mente.
Pasado un rato, Daniel pudo escuchar sus pasos corriendo hacia el baño y lo escuchó toser con fuerza, Moondai estaba temblando, estando de rodillas frente al inodoro mientras jadeaba, había vomitado todo lo que bebió en un intento desesperado por calmar su apetito, pero su organismo lo rechazó. Daniel apareció en la entrada del baño, las lágrimas empezaron a desbordarse de sus ojos aún inhumanos, mostrando sus desesperación y frustración - tengo mucha hambre - gimoteo
- ¿Qué fue lo que comiste?- cuestionó sin cambiar su expresión serena
- solo tome de la botella del yogurt - Moondai bajo la mirada mientras intentaba calmar su propio llanto
- eso fue la causante -le recalcó - ¿aún no estás listo para aceptar mi propuesta?
Moondai tensó la mandíbula y negó con la cabeza - prometiste que no ibas a seguir insistiendo - reclamó, Daniel tensó la mandíbula, disconforme con su respuesta, Moondai desvió la mirada sintiéndose intimidado
Daniel resopló como si tratara de mantener la paciencia - iremos a conseguir comida para ti - en respuesta, Moondai tensó la mandíbula, impotente con las mejillas húmedas, por lo que Daniel aclaró - iremos al supermercado
Mientras tanto, Alice estaba luchando por su libertad, la puerta era golpeada desde adentro, sostenía un cuchillo con el cual, trataba de meter en el seguro para abrir la puerta, pero fue en vano, sus manos terminaron al filo del cuchillo, provocándose cortes en las palmas y luego cayó al suelo, ella gimió del dolor, viendo sus manos sangrar, recogió el cuchillo del suelo y miro la ranura de la puerta, se dirigió a las cajas a seguir buscando algo más útil. Halló una barra de hierro en sus manos, golpeando una y otra vez, no se detuvo hasta que la puerta cayó al suelo, la luz natural que entraba por las ventanas la cegó un poco, como consecuencia de haber pasado mucho tiempo en la oscuridad.
Cuando pudo acostumbrarse, observó la casa, lucía impecable, camino hasta el comedor, se acercó temerosa al lavadero. Hizo un gesto de dolor, cuando el agua entró en sus cortadas, provocando ardor, se secó las manos con unas servilletas busco vendaje en el botiquín, se dirigió a su cuarto, tomo su mochila, la volteo dejando caer cuadernos sobre su cama, vaciando lo.
Empezó a guardar algunas cosas debajo de su almohada encontró su celular, tenía baja batería, dudó un poco en tomarlo, pero terminó guardándolo en su mochila. De repente escuchó la puerta principal abrirse, sintió escalofríos, buscó la barra para usarlo como arma, pero la había dejado en la cocina, rápidamente tomó la mochila y la ocultó debajo de la cama - ¡¿Dónde carajos te metiste?! – escucho una voz masculina desde la sala, Alice corrió hacía su armario para ocultarse, pero no había espacio para ella con tantos cerros de ropa.
No le quedó de otra que esconderse bajo su escritorio, jalo la silla con rueditas hacía ella, sobre el respaldar había una toalla llegaba hasta el piso, eso servía en su escondite, se acurrucó en ese pequeño hueco, sintiendo su corazón acelerado, se tapó la boca temiendo hacer ruido con su respiración agitada mientras sentía que su cuerpo temblaba y las lágrimas rodaban por sus mejillas. Escuchó los pasos de aquel hombre entrando a su cuarto, escuchó que abrió la puerta del armario y movió un poco la cama, sintiendo como los segundos se hacían eternos hasta que escucho como la puerta de su habitación se cerraba, apartó su temblorosa mano y lentamente empujó la silla para salir pero al hacer esto, se encontró cara a cara con su captor mostrando una mirada penetrante y llena de ira, supo que lo peor estaba por venir.