Después de enterarme de tantas cosas, he tomado la decisión de seguir con mi vida. Estoy decidida a no darle gusto a mi prima de verme nuevamente derrotada, así que estoy más que segura de querer ser feliz con mi esposo, con mi familia y mis amigos. No solo por mí, sino que también sé que todo esto me servirá como una provocación, ya que en el fondo sé que Gisselle no lo soportará y al final, saldrá de su escondite para tratar de terminar con mi felicidad y matarme.
Ya han pasado casi dos meses desde que volví de Santorini y regresé a mi vida cotidiana. El mismo tiempo en que parecía como si la tierra se hubiera tragado a mi prima, pero nadie la conocía tan bien como yo, por lo menos en ese aspecto. Solo es cuestión de tiempo para que ella vuelva a salir a la luz.
En este tiempo, fui con Damián al médico casi amarrada por él para hacerme los exámenes de sangre que me había sugerido el doctor de Santorini y lo bueno, es que estos efectivamente mostraron que tengo un cuadro severo de anemia nada más, pero lo malo, es que Damián esta de enfermero pero pasado de estricto. Tengo que comer a las horas establecidas por él y por mi nana, no me puedo pasar ni siquiera cinco minutos, lo mismo pasa con los medicamentos que me receto el médico pero no puedo enojarme. Al contrario, he pasado tanto tiempo sin él y lo había extrañado tanto, que me gusta que me atienda y este pendiente de mí. Tenerlo cerca y ver lo guapo que se pone cuando está enojado, sobre todo cuando me propongo a pelearle un poco haciéndome la difícil cuando llega con los medicamentos que me tengo que tomar, es un deleite para mí.
Estoy en la oficina con una montaña de papeles cuando escucho que llaman a la puerta, veo la hora en la laptop y de inmediato sé que es Damián con el medicamento que me toca a esta hora de la mañana, me sonrío porque quiero hacerlo enojar un poco pero luego respiro para tratar de ponerme seria y al mismo tiempo que trato de controlar la risa, él ingresa a mi oficina.
- Sabes que no te he autorizado a entrar aún... - Le digo mirando la laptop y supuestamente muy seria.
- Si me pongo a esperar a que me autorices, me salen raíces y se te pasa la hora en que te tienes que tomar el medicamento. - Me responde mientras echa un poco de agua en uno de los vasos del bar que tengo en la sala de juntas que queda al lado de mi oficina.
- Que horror si me paso cinco minutos de la hora, no será que estas exagerando?. - Le digo aún sin mirarlo, pero por el rabillo del ojo sé que está parado a mi lado izquierdo.
- Cuando se trata de tú salud, no estoy exagerando. - Me dice al tenderme la pastilla y el vaso con agua. En el momento en que lo hace, estoy tratando de enviar un correo electrónico algo importante.
- Espérame un momento que tengo que enviar esto que tiene algo de urgencia. - Le digo al correr su mano con una de las mías hacia un lado.
- Alexa, tómatela por favor, son solo unos segundos que te tardas en hacerlo, no te comportes como una niña. - Me responde algo molesto, tendiéndome nuevamente el medicamento y el vaso con agua.
- Espérame, es solo un momento... - Le respondo pero sé que está a punto de perder la cabeza.
Y así fue, al momento siguiente Damián baja la pantalla de la laptop, corre hacia atrás la silla en donde aún estoy sentada girándome hacia él y cuando estoy a punto de reprocharle, Damián se inclina, me abre la boca cuando coloca una mano en mi barbilla ejerciendo presión, con su otra mano se introduce la capsula en la boca dejándosela en la lengua y después me besa. Introduciendo el medicamento con su lengua, empujándolo hasta que este llegue a la garganta para que me la trague.
- Damián... - Logro decir después de que sus labios se separan de los míos y le arrebato el vaso con agua que de nuevo me está ofreciendo con una enorme sonrisa dibujada en sus labios perfectos y hermosos.
- Eso te pasa por ser tan desobediente...
- Te pasaste, casi me ahogas... - Le digo al levantarme de la silla, definitivamente me había salido mal la jugarreta de hacerlo enojar, ya que yo soy la enojada ahora.
- Eso te pasa por querer hacerme enojar... - Me dice al oído mientras comienza a colocar mi cabello al otro lado de mi cuello para dejar mi parte izquierda al descubierto.
- Ya lo sabías... - Le respondo mientras trato de levantar la pantalla de la laptop pero Damián me lo impide y yo trato de seguir enojada, tratando de olvidar que su respiración en mi cuello está comenzando a afectarme.
- Déjame trabajar Damián. - Le reprocho cuando me impide subir la pantalla de la laptop de nuevo.
- No te muevas... - Me dice mientras comienza a alejarse para ir hacia la puerta de mi oficina y luego a la puerta que conecta a mi oficina con la sala de juntas, cerrándolas con seguro a ambas.
Cuando él vuelve de nuevo hacia mi posición, vuelve a bajar la pantalla de la laptop que había levantado cuando él estaba cerrando las puertas.
- Qué estás haciendo?, necesito enviar este correo... - Le digo al cruzar mis brazos sin dejar de mirarlo.
- Dijiste que era algo casi urgente, así que puede esperar un poco más... - Me dice mientras se para frente a mí y comienza a quitarse el saco.
- Damián, estás loco... tengo que trabajar... - Le digo mientras intento escapar pero me atrapa para luego sentarme en el escritorio.
- Si... estoy muy loco y todo es tu culpa... así que no te queda más que darme mi medicamento.
Al momento siguiente, él comienza a besarme con amor y dulzura y yo solo le correspondo sus besos al mismo tiempo que comienzo a ayudarlo a desabotonarse la camisa.
- Te amo Damián... eres lo mejor que me ha pasado en la vida y nunca me cansare de esto. - Le digo mientras acaricio su espalda musculosa mientras él está concentrado quitándome la blusa.
- Yo también te amo... nunca más quiero que vuelvas a dudarlo. - Me dice mirándome a los ojos después de dejarme en sostén y mi blusa en el suelo de mi oficina.
- Jamás volveré a dudar, te lo juro... - Le respondo al peinar su cabello con mis dedos y luego de la pequeña conversación, nos besamos y hacemos el amor en mi oficina.
Ya en horas de la tarde tengo una reunión, la cual es algo extensa para mi gusto y me hace sentir cansada al salir de esta, por eso cuando el elevador se abre en el último piso en donde se encuentra mi oficina me quito los tacones y decido caminar descalza, miro la hora en mi celular y ya es un poco tarde. Camino descalza por el pasillo y cuando llego al lugar en donde debería de estar Kelly, no hay nadie. Sé que ya se ha ido a casa, así que antes de entrar a mi oficina me dispongo a llamar a Damián para decirle que ya he regresado de la reunión que se había hecho en otra parte del edificio para que nos vayamos a casa, pero este de inmediato me manda a buzón.
- Ahí está pintado Damián, donde yo fuera la que tuviera el celular apagado y lo enviara al buzón de mensajes... no me lo aguantaría con los reproches... - Digo en voz alta para mi sola algo molesta antes de abrir la puerta de mi oficina.
Abro la puerta y me quedo esperando a que el sensor de movimiento encienda la luz, pero al parecer este se ha averiado porque aún estoy a oscuras.
- Lo que me faltaba... no hay luz... - Vuelvo a decir para mí misma.
Cojo mi celular y enciendo la linterna de este para poder guiarme por mi oficina sin tropezarme con algo, avanzo un poco y luego las luces de mi oficina se encienden para ver un camino hecho con pétalos de rosas en el suelo de la oficina que me llevan hacia la sala de juntas. Comienzo a seguirlas y cuando entro, todo el lugar está lleno de arreglos florales con rosas rojas y al final de la sala parado justo en medio del ventanal que da hacia una vista espectacular de toda la ciudad, esta Damián y me parece ver que esta como nervioso.
- Hola... llegaste...
- Si, a qué se debe todo esto amor?... todavía falta un poco para nuestro primer aniversario y no es mi cumpleaños... - Le respondo mientras avanzo hacia él muy sorprendida.
- No te gustó mi sorpresa?...
- No, digo sí, claro que si amor y mucho. Es solo que no me lo esperaba y ya me estoy sintiendo un poco mal porque siempre has sido tú el de las sorpresas y ya me estoy comenzando a ver un poco mal. - Él se ríe y me tiende la mano para acercarme, luego me entrega una copa de champaña y bebemos un poco pero yo estoy un poco encartada con las carpetas de la reunión y con los tacones que aún tengo en mi otra mano, por lo que me voy hacia la mesa de reuniones para dejar todo ahí y cuando me giro de nuevo hacia mi esposo totalmente libre de cargar cosas, me encuentro con la sorpresa de que este esta arrodillado ante mí. No entiendo nada sobre lo que estoy viendo pero luego él saca de uno de sus bolsillos una cajita de terciopelo, la abre y hay un hermoso anillo adentro.
- No sabes desde hace cuánto tiempo llevo esta cajita y este anillo conmigo, buscando el momento indicado para dártelo. Hemos pasado por tantas cosas para llegar hasta aquí, que ahora sé que este es por fin el momento para entregártelo, para entregarte mi corazón que te ha pertenecido desde siempre y no me importaría volver a vivir todo de nuevo si eso nos vuelve a traer a este momento. Sé que nuestro matrimonio se dio por cosas del destino un poco extrañas y sé que a pesar de todo, este es real… pero quiero que volvamos a casarnos como nos hubiera gustado hacerlo. Rodeados de las personas que nos quieren y que son importantes para nosotros, pero también sé que para eso yo quiero y tengo que proponértelo como es debido y para eso estoy acá arrodillado ante ti, totalmente nervioso como un mocoso de quince años pidiéndote que te cases de nuevo conmigo…
- Damián… - Es lo único que logro decir por la emoción que estoy sintiendo en este momento y con las lágrimas que comienzan a resbalar por mis mejillas.
- Alexa Lennox de Evans… quieres volver a casarte conmigo?.
Después de su pregunta no puedo ni hablar, por lo que solo me sale un susurro casi inaudible con un sí pero lo suficiente para que él logre escucharlo.
- Escuche un sí?. – Me pregunta y yo solo asiento sin poder dejar de llorar.
Al momento siguiente, él me coloca el anillo de compromiso y me besa muy emocionado, riéndose al mismo tiempo que me levanta por la cintura con un abrazo fuerte, girándome mientras mis pies vuelan un poco por los aires y yo lo abrazo por el cuello. Este es uno de los mejores momentos de toda mi vida.
La noticia ha causado revuelo entre todos, todos están completamente emocionados por nuestro matrimonio, hasta Lisa que aún sigue un poco enojada conmigo está muy feliz y al igual que Kelly, quiere estar en todos los preparativos para la boda.
Unos días después de la propuesta de matrimonio, estoy en la casa mirando algunos documentos en el estudio pero se me ha terminado el té, por lo que salgo de este hacia la cocina, pero al salir por el pasillo veo que Damián está en la sala hablando un poco misterioso con Andy y Simons. Al parecer, están hablando sobre algo que contiene una caja que Simons está cargando en ese momento y me parece más extraño que cuando los saludo, todos se ponen algo nerviosos, por lo que Andy y Simons me saludan y luego se van casi corriendo.
- Amor… pasa algo?...
- No, porque lo preguntas?. – Me dice Damián mientras me abraza y me da un pequeño beso en los labios.
- Porque se pusieron como nerviosos en cuanto me vieron. – Le respondo.
- Son ideas tuyas amor… hacia dónde ibas?.
- Hacia la cocina, es que se me acabo el té. – Le respondo aún no muy convencida por su explicación.
- Bueno… entonces vamos, te acompaño.
Antes de que Damián me girara para irnos hacia la cocina, logro ver que Simons y Andy van hacia la casa de los empleados y entran por el jardín que pertenece al departamento que antes era de Damián cuando solo era mi guardaespaldas.
El resto del día me siento algo intranquila por la reacción de los tres hombres, ya que sé que hay algo que me están ocultando y lo que me están ocultando está en esa caja, por lo que tengo que descubrir que es.
Llega la noche y espero a que Damián este completamente dormido para poder salir de nuestra habitación, bajo las escalas y me dirijo hacia el antiguo departamento de Damián, cuando entro puedo ver que la caja está ahí. Me acerco, la abro y veo que adentro hay unas fotos mías mutiladas y con insultos pero al final hay unos cuadernos, los saco y reconozco la letra, leo un poco por lo que me doy cuenta de que son los diarios de Gisselle, los diarios que me van a revelar como nació su odio desmedido así mí. Me acerco hacia uno de los sofás del lugar, tomo asiento, organizo los cuatro cuadernos para leerlos en orden, tomo el primero mientras mis manos tiemblan un poco por que no sé con qué me voy a encontrar en esas páginas, pero luego intento llenarme de valor al tomar una bocanada de aire para leer lo que necesito saber.
Los pájaros empiezan a cantar, anunciando el comienzo de un nuevo día, los rayos del sol comienzan a entrar por el ventanal de la pequeña sala del departamento para iluminar el lugar, al mismo tiempo que cierro el último cuaderno de los cuatro diarios que me demore toda la noche en leer.
Me acurruco en el sofá después de dejar el ultimo cuaderno en la mesa con los demás diarios de Gisselle y al mirar por el ventanal como los pájaros cantan y se posan en las ramas de los árboles del jardín, observo en silencio sin poder evitar derramar lágrimas muy amargas, ya que siento que me han despertado de una especie de sueño en el que me he encontrado por tantos años y que ahora me enfrento a una realidad en la que definitivamente nunca conocí realmente a los miembros de mi familia...
- Acá estás... me volví loco cuando desperté y no te vi. - Me dice Damián al entrar por el ventanal.
- Si no fuera por las cámaras que te grabaron cuando entraste a este lugar, hubiera provocado la tercera guerra mundial. - Continua hablando pero yo solo lo escucho como si estuviera a metros de distancia más lejos de mí y sigo mirando las aves y no a él.
- Los leíste... - Lo escucho susurrar, al parecer ha mirado un poco mis alrededores y ve que los cuadernos ya no están dentro de la caja sino en una mesa a mi lado.
Me levanto del sofá, me seco mis mejillas con las manos y luego me dirijo hacia la salida del departamento por el ventanal del jardín.
- Si, los leí... yo sé que todo lo que haces es para protegerme, para evitarme sufrimientos y penas porque me amas Damián y eso te lo agradezco con todo el alma, pero también me gustaría que me dejaras de tratar como a una muñequita de porcelana todo el tiempo y que no me ocultes más cosas por más duras que estas sean. Lo que leí en esos diarios, son cosas que yo tenía que haber sabido desde que los encontraste...
- Amor... yo...
- Voy a arreglarme en este momento para ir a la oficina, voy a llevar yo sola a Lisa a la escuela, no quiero a nadie cerca de mí a menos de un kilómetro y espero que lo respetes...
A continuación salgo del departamento sin esperar ninguna respuesta suya u objeción para dirigirme hacia la casa principal para alistarme para salir.
Una hora después, salgo con Lisa en uno de los BMW de la mansión las dos solas en el auto mientras los demás, incluido Damián, nos siguen a un kilómetro de distancia como se lo he pedido. Cuando aparco en la entrada de la escuela para que ella se baje, hay un completo caos por un montón de chicos que están con sus padres despidiéndose, sobre todo por las actividades del festival que están haciendo en el transcurso de la semana en la escuela como eventos de distracción y extracurriculares.
- Lisa, espera... - Le digo cuando veo que se prepara para bajarse del auto, ella se gira para mirarme.
- Yo sé que aún estas muy molesta conmigo por mi proceder... pero quiero que sepas que lo hice con la intensión de protegerlos no porque ya no los amara, yo solo espero que algún día me puedas perdonar y que me vuelvas a querer porque mi amor hacia ti está intacto. También quiero que sepas que ustedes dos son lo más verdadero y hermoso que me ha dado la vida y que espero que algún día me dejes ser parte de tu familia como ustedes son de la mía... te amo y nunca dudes eso, diviértete y que tengas un lindo día...
- Alexa... yo... - Ella intenta hablar.
- No digas nada mi amor, tranquila... ya será cuando te sientas cómoda. - Le digo con una sonrisa tratando de evitar llorar.
Ella asiente y sale, me aferro con fuerza al volante del auto para mantener la calma cuando escucho que se abre la puerta trasera del auto que se encuentra detrás de mi posición.
- Hola querida primita... - Me dice Gisselle desde el asiento de atrás.
- Gisselle... - Le digo mientras la observo por el retrovisor del auto.
- Cuánto tiempo no?... por fin solas otra vez, como en los viejos tiempos... - Me dice mientras me apunta en la cabeza con un arma a través de un lado del asiento.
- Yo también te estaba esperando... sabía que no ibas a desaprovechar esta gran oportunidad que te di de estar un poco sola para que salieras de tu escondite.
- Primita... tú siempre tan considerada, arranca si no quieres que te vuele la cabeza ahora mismo...
Pongo mi pie en el acelerador y comenzamos a alejarnos rápidamente del sitio y de los demás.