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Chapter 60 - CAPÍTULO 60: EN COMPLETA OSCURIDAD.

Alexa.

Damián sabe cómo poner nerviosa a una mujer. Ese hombre me tiene completamente en sus manos y después de molestarme por un rato antes de que comenzara el recital, ya ha pasado como la mitad y yo aún no puedo controlarme al recordar sus palabras y su mirada de deseo. Así que le digo que necesito ir al baño, entro y comienzo a darme una retocadita en el maquillaje, siento sed y me inclino un poco para tomar agua con mi mano y cuando me vuelvo a enderezar para mirarme por última vez en el espejo, quedo totalmente en shock.

No puedo creer lo que estoy viendo por el espejo, él está parado detrás de mí con una mirada asesina y con una sonrisa sarcástica dibujada en su cara.

- No sabes cómo me estoy sintiendo en este momento, la rabia me está carcomiendo por dentro, cómo pudiste entregártele a ese maldito perro faldero!!!. Me rehusaba a aceptarlo cuando dijo que eras su esposa en todo el sentido de la palabra pero después de escucharlos hablar en el pasillo...

- Por qué no?, él es mi esposo y el hombre al que yo amo. 

- Pero a quién amas es a mí!!!!, nos íbamos a casar!!!!, tú me perteneces!!!!.

- Yo no te pertenezco y ahora sé que nunca estuve enamorada de ti, te aprovechaste de mi ingenuidad y de mi falta de experiencia. Me envolviste en tus mentiras, mostrándote como alguien que no estaba ni de cerca de mostrar quien eres en realidad.

- Estás mintiendo!!!... - Me dice al acercarse más a mí.

- Damián es lo mejor que me ha pasado en la vida y en gran parte te agradezco, porque gracias a ti, me di cuenta de que siempre lo estuve esperando a él.

Ryan me mira con furia, rígido, apretando los puños. Mientras lo observo y retrocedo un poco, mi mano siente el celular en el mármol del lavamanos pero él se da cuenta de lo que quiero hacer y se lanza hacia a mí. Comenzamos a forcejear por el celular, él trata de quitármelo y yo intento desesperadamente llamar a Damián, pero lógicamente él tiene más fuerza que yo y yo no sé nada sobre defensa personal. Precisamente en este momento me arrepiento de no haberle pedido a Damián que me enseñara.

En el forcejeo, le lanzo mi bolso a la cara y todas las cosas se riegan en el piso del baño, trato de llegar a la puerta de salida pero me es imposible, me tiene agarrada por la cintura. Me acuerdo de que el guardaespaldas que Damián envió conmigo debía seguir afuera, así que grito pero nadie viene en mi ayuda, logro coger una esquirla de mi espejo que se quebró al caer al piso. Al intentar herirlo, siento los cortes en mi mano, sigo peleando y Ryan intenta sacar algo de su bolsillo y al lograrlo, me pone un pañuelo en el rostro con un olor extraño que me hace debilitar poco a poco hasta que todo se vuelve negro.

No sé cuánto tiempo ha pasado, me duele la cabeza, me siento débil y no me puedo mover, mi garganta esta seca y siento tanta pesadez en mis ojos que no puedo abrirlos. Algo en mi mente me dice que debo permanecer completamente inmóvil y sin hacer ningún tipo de ruido o sonido que pueda poner en alerta a quién me está cargando.

De un momento a otro, siento algo blando en mi espalda, creo que me han puesto sobre una cama.

- Esther, cambia a la señorita de ropa y ponle esta, que no se te olvide volver a amarrarle las piernas y las manos. Volveré más tarde.

- Sí señor. 

Al momento siguiente, escucho a Ryan abrir y luego cerrar la puerta de lo que creo es una habitación. Trato de abrir mis ojos muy despacio aún con la pesadez que siento por si él está en la habitación.

- Señorita, se encuentra bien?. - Me dice al observarme y al ayudarme a sentarme.

- En dónde estoy?.... - Pregunto al tratar de apoyarme en la señora que trata de ayudarme, ya que aún me siento muy débil.

- Se encuentra en la mansión del señor Hall que se encuentra en las afueras de la ciudad pero escondida en el bosque. Póngase esta ropa, estará más cómoda.

Observo la ropa deportiva que tiene en la otra mano, intento cogerla pero me es difícil hacerlo.

- Tranquila, yo la ayudo.

Después de ayudarme a cambiarme, observo que mi vestido tiene cortes y está sucio, está totalmente inservible.

- Ayúdame a salir de aquí por favor... 

- Señorita, no puedo hacerlo... él podría asesinar a mi familia, discúlpeme... - Me dice al alejarse un poco de mí.

De repente, la puerta se abre y él entra.

- Veo que ya despertaste mi amor... - Me dice al acercarse un poco.

- Estás demente?... llévame a mi casa con mi esposo...

- Déjanos solos. - Le dice a la mujer sin dejar de mirarme.

La mujer sin decir nada, sale y cierra la puerta tras ella.

- No escuchaste?, quiero ir con mi esposo y qué me hiciste?...

- Amor mío... no te preocupes que ya estás en casa, como siempre debió haber sido. – Me dice y veo cómo se acerca lentamente hacia mí.

- Definitivamente estás completamente loco.

- Porque loco, solo traje lo que me pertenece...

- Yo no soy de tu propiedad y si le pertenezco a alguien es a mi esposo, al hombre que amo y evidentemente ese no eres y nunca lo serás.

Al momento siguiente, él me tira contra la cama, me pone unas esposas en las manos y unos artefactos en los pies que parecen grilletes.

- Por las buenas o por las malas lo vas a ir aceptando y cuando llegue el momento todo será mejor para nosotros, pero por ahora necesito que estés muy tranquila y que no llames la atención mientras nos vamos en mi avión hacia Nueva Zelanda.

Al momento siguiente, siento un pinchazo en mi brazo derecho y luego me coloca una mordaza.

- Ahora que vas a estar muy tranquila, voy arreglar todo amor para irnos y estar juntos por fin, como siempre lo quisimos.

Él sale de la habitación y solo puedo pensar que está completamente loco. Trato de moverme pero me doy cuenta de que puso las esposas y los grilletes tan apretados que con cada movimiento lastimo mi piel, produciéndome algo de dolor, pero trato de moverme sin importar nada. Trato de sentarme pero me llevo una gran sorpresa, los grilletes tienen una cadena que está anclada a la pared, me había amarrado como si fuera un animal, no… peor que uno. Comienzo a sentir como la debilidad toma más fuerza nuevamente y como se va apoderándose de mí por completo.

Por momentos recupero la conciencia y cada vez que lo hago, trato de zafarme pero lo único que hago es lastimarme más, hasta el punto de sangrar. 

Como no había querido ni comer ni beber nada, la paciencia de Ryan no era mucha, por lo que perdía el juicio y me mantenía sedada. Había perdido completamente la noción del tiempo y tampoco sabía en donde estaba, estoy perdida y solo quiero que esto acabe, volver con mi familia, amigos y con mi Damián.

En un momento de conciencia, siento que alguien se acuesta a mi lado y comienza acariciarme el brazo, a oler mi cabello.

- Voy hacer lo que hace mucho tiempo he deseado y vas a olvidar a ese hombre porque sabrás lo que es uno de verdad...

Abro mis ojos de golpe y con las pocas fuerzas que me quedan, trato de apartarlo.

- Tranquilízate o voy a tener que inyectarte de nuevo, no es algo que me guste para nuestra primera vez juntos porque me hubiera gustado escucharte gemir de placer mientras te hago mía, pero ya habrá otras oportunidades para deleitarme con tus sonidos.

Nuevamente me inyecta algo pero aún puedo ver cuando se sienta sobre mí y empieza a quitarse la camisa. Mis lágrimas comienzan a salir, me muevo tratando de bajarlo de encima desesperadamente, pero sus sedantes me tienen como una marioneta sin voluntad. Pero aun así sigo luchando con lo que puedo hasta sentir como un líquido comienza a deslizarse por mis antebrazos, ya que las esposas las ha pegado a unas cadenas en la pared de nuevo como la de los pies y el dolor se hace presente junto con la debilidad que viene de los sedantes que él me ha inyectado. 

- Quédate quieta... ya te lastimaste demasiado, pero aun así no voy a cambiar de parecer en mi decisión de hacerte mía.

De repente, se comienzan a escuchar ruidos por todas partes y luego alcanzo a ver unos hombres que entran a la habitación tipo calabozo en la que me encuentro, con armas, vestidos de negro, linternas... 

De inmediato, varios de ellos se abalanzan sobre él, bajándolo de encima, logrando ver y escuchar a un hombre que se abre paso entre los demás.

- Hola Ryan, pensaste que no te encontraría y que te burlarías de mí?, aaaa, ahora pagaras el precio por tú insolencia.

Y nuevamente entro en una profunda inconciencia...

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