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Chapter 35 - Capítulo 35: Pánico

El mago volteó a tiempo para observar una mancha negra que se acercaba a su posición y se quedó paralizado.

Por suerte, Marlen también estaba cerca y la voz de Jane la había alertado a tiempo. Su talento, [Afinidad por el peligro], le alertó de lo que sucedía casi al mismo tiempo que Jane y ya se encontraba a medio paso de Tarin.

Su talento era mejor que la habilidad [Alerta] de Jane, ya que este le permitía saber, instintivamente, si la acción que estaba intentando la llevaría a su muerte o si tenía buenas probabilidades de sobrevivir.

Debido a ello, no dudó cuando se puso frente a Tarin justo a tiempo para recibir el ataque por él. Las garras del ambusher atravesaron la armadura y todo su cuerpo, como si cortaran mantequilla.

El Ambusher intentó sacar su brazo, pero Marlen sabía que si le dejaba escapar, entonces tendrían que enfrentarse a otra emboscada, así que lo sostuvo con las fuerzas que le quedaban y le sonrió antes de comenzar a escupir sangre. Jane, dotada de reflejos mejorados, respondió antes que todos los demás. Una flecha salió disparada hacia la cabeza del zombie, el cual la esquivó contorsionando todo su cuerpo hacia la izquierda, mientras, simultáneamente, intentaba sacar su brazo del cuerpo de Marlen. Noah también reaccionó, pero solo disparó después de que Jane atacó. El disparo impactó el rostro del zombie y le hizo explotar en un sangriento espectáculo.

Tarin y Miriam estaban paralizados. Ambos observaban el brazo del zombie que salía de la espalda de Marlen, mientras este caía muerto al suelo.

—¡Miriam!

Miriam reaccionó al escuchar el grito de Adam y corrió hacia su hermana que ya había caído al suelo, de rodillas. Arrancó, con cierta dificultad, el brazo del zombie de su cuerpo, usó [Luz sagrada] y obligó a Marlen a tomar una poción de salud y uno de los escasos antídotos que poseían. Solo sintió alivio cuando comprobó que su tratamiento había funcionado. Las uñas habían dañado varias zonas vitales, pero no las suficientes para resultar en una herida fatal. Sobre todo si se tiene en cuenta que al avanzar de nivel, sus cuerpos se habían vuelto sorprendentemente resistentes.

Marlen estaba medio despierta y sonreía a Miriam.

—Estúpida. ¿Por qué te arriesgas de esa manera cada vez?

—Mi talento, ¿recuerdas?

Miriam asintió. Conocía bien el talento de su hermana, pero no podía evitar pensar que lo que hacía era estúpido. Ella sabía que estaría al borde de la muerte.

Jane se acercó a Noah, observando su arma.

—Mi arco me parece tan inútil comparado con una pistola.

Noah se volteó a mirarla.

—Pues no es tan inutil como piensas, he observado algunos de tus tiros y la velocidad de tus flechas se puede comparar a un disparo. Además, estoy casi seguro de que el Sistema le da la misma oportunidad a todas las Clases, sean cuales sean.

Jane asintió, pero todavía no estaba completamente convencida. Noah la observó mientras iba a ver a Marlen y luego observó su pistola. Él estaba sorprendido con el arma, pues podía notar la diferencia entre sus disparos y los disparos de su rifle. La pistola no era tan potente como el rifle en sí, pero las balas hacían la diferencia. Las balas proporcionadas por el Sistema eran mucho más poderosas que las balas normales.

—¿Cuántos antídotos nos quedan? —preguntó Noah

—Me temo que ese era el último —dijo Miriam.

—No, tengo uno en mi bolso todavía y creo que los del superbloque tienen unos extras —dijo Adam.

—Espero que Miguel tenga algunos extras —dijo Miriam antes de ayudar a su hermana a levantarse.

Adam asintió y luego se acercó a Marlen, pero enseguida se dio cuenta de que estaban en problemas. Ella estaba completamente fuera de combate, pues esta vez la herida había estado demasiado cerca de ser irreversible. Marlen estaba agotada y muerta de hambre. Por desgracia, Adam y su grupo no habían traído comida, por lo que tendrían que pedir algo al grupo de Miguel.

—¡Noah! Tendrás que cargar a Marlen el resto del camino, colócate en el centro del grupo.

Noah asintió y se cargó a Marlen a su espalda con la ayuda de Miriam. Unos minutos después, Marlen cayó profundamente dormida. A Adam no le agradaba perderla antes del combate, pero no tenían más opciones. Por un momento pensó que sería mejor que el grupo se dividiera, para llevar a Marlen de vuelta al edificio, pero al final decidió que era mejor continuar todos.

Miró al frente y se dio cuenta de que los supervivientes que intentaban rescatar entraron en pánico y corrían hacia ellos, atrayendo la atención de muchos zombies. Adam observó lo que parecía ser un mago de oscuridad intentando mantener el control, pero era inútil con tantas personas corriendo.

—Rápido, esto no me gusta, debemos detener a esos supervivientes de alguna forma.

Una idea se le ocurrió a Adam, por lo que se adelantó y levantó la boca del lanzallamas.

Gastó toda una carga en un disparo hacia el cielo, pero la enorme llama captó la atención de todos los supervivientes y les paralizó del miedo por un segundo. Antes de que estos pudieran reaccionar y voltearse para correr en la otra dirección, Adam gritó.

—¡Dejen de correr ahora mismo y acérquense despacio!

Todavía había zombies entre el grupo de Miguel y el de Adam, pero, por suerte, la llamarada también atrajo la atención de los zombies; que antes se habían fijado en los supervivientes.

Ivy respiró aliviada y se calmó cuando observó al grupo. Sin embargo, la tranquilidad no duró mucho.

Leonard salió del estacionamiento corriendo, seguido poco después por Miguel. Adam y su grupo observaron cómo Miguel saltó hacia adelante y cayó al piso, esquivando por poco unas cuantas lanzas blancas que se clavaron en el suelo.

Miguel intentó levantarse rápido, pero el Berserker apareció en ese momento corriendo hacia él y preparándose para patearlo en el suelo. Leonard, que se había volteado al abandonar el estacionamiento, pateó su balón. Este impactó en el estómago del Berserker y le hizo retroceder unos pasos, consiguiendo que se tambalear un poco.

Esto le dio tiempo a Miguel de levantarse y apartarse del camino.

—¡Es un Berserker, tengan cuidado!

El grito de Adam alertó a Tarin, que aún observaba a la inconsciente Marlen. Miró hacia delante y al ver al Berserker sintió que iba a ahogarse del pánico.

Antes de que pudiera huir, Miriam lo sostuvo por una mano.

—Tranquilo, esta vez será diferente. Creo que ese zombie ya está en las últimas, no debería tardar mucho en morir.

Tarin tragó saliva y observó de nuevo al Berserker. Este había recuperado el equilibrio y, rugiendo con rabia, se dirigió en dirección a Leonard. Miriam tenía razón, el zombie estaba en las últimas y parecía que su dura piel ya había sido desgastada.

—Tarin, necesito que apoyes a Miguel, usa todo lo que tengas.

Tarin miró a Adam y asintió. Tratando de calmar sus nervios, se acercó a Leonard, que intentaba alejarse del Berserker rápidamente.

Miriam, mientras tanto, se había fijado en el hombre que cargaba con Zack y se acercó rápido para curar al herido. Adam, por su parte, permaneció donde estaba, esperando que los supervivientes le alcanzaran para comenzar el camino de vuelta. Por suerte, ya no había muchos zombies en la zona, por lo que no debería resultar tan difícil.

Tarin alcanzó a Leonard y se detuvo para lanzar un hechizo. Primero levantó un muro de hielo frente a él y luego lanzó una ventisca.

El Berserker atravesó el muro de hielo sin mucha dificultad, pero recibió la ventisca de lleno. La sangre que cubría todo su cuerpo se congeló, dificultando su movimiento y, más importante aún, perdió la visión de sus objetivos dentro del hechizo.

Leonard observó a Tarin y asintió satisfecho, ambos se alejaron de la zona. Miguel se les unió poco después, pero el viejo no observaba en dirección al Berserker.

Tarin siguió la mirada del militar y al principio no vio nada, pero antes de que pudiera preguntar, los Windwalkers aparecieron y no tardaron en arrojar sus lanzas. Un muro de hielo logró detenerlas a tiempo, pero el hechizo costaba bastante energía y Tarin sabía que se agotaría mucho antes de que los Windwalkers dejaran de disparar.

—Sigue así muchacho, con esos muros no tendremos que preocuparnos por las lanzas. Leonard, tenemos que matarlos antes de que el muchacho se agote.

Leonard pateó su balón nuevamente y logró darle un efecto tal que el balón rodeó la pared e impactó contra un Windwalker, matándolo con la explosión. El futbolista estaba sorprendido, nunca había tenido tal habilidad para manejar el balón y ahora le resultaba tan sencillo que incluso no había necesitado mucho tiempo para aprender a patear de una manera ligeramente diferente luego de perder un brazo.

Miguel tampoco se mantuvo quieto y disparó con su pistola cuando el muro de hielo se desvaneció al acabarse el hechizo, matando a otro Windwalker. Pero sus instintos le decían que era mejor que se alejaran del estacionamiento, y rápido.