Miguel estaba nervioso, había visto el nombre del zombie, por lo que sabía que probablemente intentaría emboscarlos.
—¡Indi! Necesito que llames a Adam y le digas que se muevan, me temo que estamos en problemas. Ivy, Leonard, avancen con los supervivientes hacia el bloque 4, no hay más tiempo que perder y me temo que en cualquier momento aparecerán más zombies de los otros edificios.
Ivy asintió y comenzó a levantar a los aterrados supervivientes y a llevarlos hacia la salida del estacionamiento. Leonard y Anin también le siguieron.
Zack y Miguel se miraron, asintieron y se prepararon para atacar al Ambusher.
El Ambusher, mientras tanto, les observaba desde el primer piso de su edificio; desde una de las ventanas de un apartamento. Intentaba pensar en un modo de atacar al grupo.
Sus ojos se posaron en Miguel y en Zack y luego se desviaron hacia el grupo de supervivientes que huían. Se alejó de la ventana, cambió de apartamento y luego, con cuidado, cortó la reja de la ventana y escaló la pared por el exterior hasta llegar al techo. Allí, todavía oculto a la vista de Miguel, se arrastró por el techo hasta pasar al edificio adyacente. Los edificios de la urbanización estaban conectados estructuralmente, por lo que varios edificios compartían un solo techo, lo cuál le permitió al Ambusher alcanzar con facilidad el borde y observar la calle de afuera, por donde el grupo de supervivientes avanzaba, guiados por Ivy.
Cuando el zombie estaba a punto de preparar una emboscada, percibió la presencia de otro grupo. Sus ojos se desviaron de los supervivientes, pasaron la plaza y se posaron en un grupo más pequeño que avanzaba matando zombies en las calles. El Ambusher entendió intuitivamente que consumir sus cadáveres sería mucho más nutritivo, por lo que cambió de objetivo.
Miguel y Zack continuaban observando el edificio con atención, pero Miguel tenía un mal presentimiento. Esperaba enfrentarse al Ambusher en cualquier momento.
Por alguna razón que Miguel aún no entendía, los zombies de otros edificios salieron en su dirección. Los seguía muy de cerca un enorme y musculoso zombie de aspecto feroz.
—Mierda, otro edificio está viniendo por nosotros, no entiendo lo que está pasando.
Zack estaba enojado y lamentaba iniciar la mudanza al bloque 4. Pero antes de que pudiera continuar lamentándose, el Berserker corrió en su dirección, mandando a volar a varios Stalkers en su camino.
Miguel reaccionó de inmediato y se apartó de la ruta, pero Zack levantó su espada y atacó cuando el zombie estaba a punto de taclearlo.
La espada golpeó fuertemente el hombro del Berserker y rebotó. Zack no tuvo tiempo de sorprenderse, pues el zombie lo tacleó y le envió a volar; haciéndolo estrellarse contra un coche y destrozándolo por completo.
Zack poseía la habilidad de [Cuerpo de acero], lo que le permitía sobrevivir golpes muy fuertes, pero aún así, terminó en el suelo, escupiendo sangre, mientras aún trataba de recuperarse del golpe.
Miguel maldijo a Zack en su mente y disparó al zombie. Por segunda vez pudo observar cómo sus disparos eran inútiles, pues solo dejó una marca blanca en la piel del Berserker.
—Maldición, este maldito es resistente, tendremos que retroceder.
El impacto de la bala hizo enojar al zombie, que cargó nuevamente contra Zack, antes de que este pudiera levantarse. El puñetazo lo envió a volar de nuevo, su cuerpo golpeó el techo de un carro y continuó rebotando hasta caer al suelo inmóvil.
Por suerte para Zack, el golpe lo lanzó cerca de la salida del estacionamiento, por lo que uno de sus subordinados, que guardaba la retaguardia de los supervivientes junto a Leonard, se acercó, lo recogió y se lo llevó de allí.
Mientras tanto, el Berserker fijó toda su atención en Miguel, que continuaba disparándole sin mucho éxito. El viejo militar estaba usando los autos para evitar recibir un golpe directo del monstruo, pero cada vez estaba más y más cerca de ser golpeado.
—Iré a ayudarle, ustedes continúen vigilando.
Leonard se separó del grupo de supervivientes y pateó su balón. El Berserker recibió el tiro en la espalda y las ondas sónicas le hicieron tambalearse sobre su posición, aturdido. Enojado, se volteó hacia Leonard y rugió con rabia. Miguel, a solo unos metros, aprovechó la oportunidad para acercarse, rodear al zombie y disparar. Su disparo entró por la boca abierta y transformó el rugido en un aullido de dolor.
Miguel se retiró mientras el Berserker caía de rodillas y comenzaba a escupir una sangre negruzca. Momentos después, el balón impactó su cabeza y la explosión subsecuente le hizo sangrar por los oídos y los ojos. Por desgracia, aunque le había hecho mucho daño, no había sido suficiente y ahora el Berseker era mucho más poderoso que antes.
Miguel se dio cuenta enseguida, cuando el Berserker se levantó y corrió hacia él. El viejo militar apenas tuvo tiempo de apartarse del camino antes de que este impactara contra el auto tras el que se escondía.
El carro explotó en llamas y llamó la atención de todos los zombies en el superbloque y, además, de uno en particular que esperaba en el tejado. El Breeder, que había ignorado los ya prácticamente comunes disparos que se escuchaban, se asomó hacia el estacionamiento y observó con interés la escena que se desarrollaba. Su vista se posó primero en Miguel, pero pronto cambió hacia el balón que le había herido y hacia Leonard.
La explosión del auto tumbó a Miguel al suelo y le causó varias quemaduras y cortaduras de vidrio. El Berserker, mientras tanto, había caído al suelo, estaba prendido en fuego y se sentía más enojado que nunca. Las llamas, que a diferencia del lanzallamas de Adam, no eran mágicas, se apagaron rápido, pero el daño había sido considerable. El zombie tenía un enorme pedazo de metal que le salía del estómago, múltiples quemaduras y toda una colección de heridas sangrantes.
Los supervivientes, que hasta ese momento habían podido conservar cierto orden, entraron en pánico e intentaron huir a toda velocidad. Ivy intentó contenerles, pero no tenía modo alguno de hacerlo sin hacerles daño. Trató de levantar un muro de oscuridad frente a algunos, pero estos solo cambiaban de dirección y huían aún más aterrados.
En ese momento, Miguel, que apenas había logrado levantarse del suelo, sintió una mirada y levantó la vista. En el superbloque observó una silueta oscura. La mirada pasó, pero Miguel sintió un agudo peligro.
—¡Leonard!
Leonard escuchó la voz de Miguel y esta vez no dudó. Se lanzó al suelo inmediatamente y giró sobre sí mismo. Sin embargo, no hubo ningún ataque.
El Breeder, que tenía la lanza levantada y lista para el ataque, desvió su mirada otra vez a Miguel. Por primera vez en su vida se sintió irritado. Ese viejo era capaz de predecir sus ataques, sin él, todos esos humanos ya estuvieran muertos.
Llamó de un silbido a su progenie. Los supervivientes de la noche anterior solo eran un puñado, pero ahora ellos tenían la ventaja del terreno. En respuesta a otro silbido de su creador, los Windwalkers alzaron el vuelo y se dirigieron hacia el estacionamiento.
Miguel maldijo, la situación se estaba saliendo de control. Por suerte, no había rastro del Ambusher, pues su presencia hubiera sido la gota que derramaría el vaso.
—¡Leonard!, se acercan los Windwalkers y ese maldito Breeder nos observa, ¡hay que salir del estacionamiento!
Leonard miró hacia los supervivientes y, al observar el pánico, se le hizo un nudo en la garganta. En silencio, maldijo a todos los inútiles de los que debía hacerse cargo. Miró un segundo su brazo herido, sostenido ahora en un molesto cabestrillo, antes de correr en dirección a la salida y gritar a los hombres de Zack que se movieran.
Miguel también intentaba huir, pero otro gruñido del Berserker le llamó su atención. El zombie se había arrancado el trozo de metal y se estaba levantando. Miguel apartó la vista y siguió huyendo.
Momentos antes, Adam y su grupo se acercaban al bloque 2 y ya podían ver a los supervivientes en la calle. Habían recibido la llamada de Indi, por lo que habían acelerado el paso. En ese momento, escucharon la explosión del coche y supieron que todo se estaba saliendo de control. La mirada de todos los zombies en la calle se dirigió hacia el bloque 2. Incluso el Ambusher, que se acercaba sigiloso por entre los tejados del edificio, se detuvo un instante al escuchar la explosión.
—¡Rápido!
El grupo entero se concentró en limpiar el camino, aprovechando que los zombies habían sido distraídos momentáneamente. El Ambusher volvió a fijarse en ellos y continuó acercándose sigilosamente. Su mirada se posó en Miriam, que avanzaba en el centro del grupo, pero luego se desvió hacia Tarin, en la retaguardia.
Tarin no estaba participando en el combate debido a que su magia era limitada en uso y Adam le había recomendado estar atento a cualquier amenaza.
El Ambusher descendió por una pared de uno de los edificios, fuera de la mirada del grupo, y se abrió paso por el jardín hasta llegar al muro que separaba el edificio de la calle. El grupo de Adam pasó por el frente unos instantes después y el Ambusher escaló la pared y se asomó con cuidado.
En ese momento, Tarin observaba la plaza que habían dejado atrás, por lo que no se dio cuenta de la mirada. Sin embargo, Jane sintió que había un peligro cerca.
—¡Esperen algo no está bi…!
No pudo terminar de hablar, pues el Ambusher terminó de escalar el muro a una velocidad aterradora y se impulsó de un salto hacia Tarin.