•••••
—¿Convertirme? —Dean frunció el ceño después de escuchar aquello.
—Sí, cuando salgas del agua el efecto se irá pero puedes tener efectos secundarios, si no estás dispuesto lo haré yo.
—Está bien, lo haré —murmuró después de pensarlo un poco—. Se acercaron lo suficiente, parece que empezaron a tener problemas —dijo después de ver el manejo irregular del yate que se acercaba cada vez más.
—Vamos —el tritón joven se levantó, podía ver la diferencia de altura de un vistazo, le llegaba por debajo del hombro, se veía delicado y pequeño, más joven que él, como de unos 16 años. Él empezó a caminar, pero poco después fue levantado en unos fuertes brazos.
—Guías el camino, estás descalzo, podrías pisar algo. Tus piernas son débiles, apuesto a que caerás —se burló el hombre con media sonrisa.
—Sigue derecho —el pequeño ser rodó los ojos. El ambiente entre ellos se había relajado un poco. Sin saberlo, el corazón de Dean se había suavizado un poco. Caminaba rápidamente con la guía del joven.
Al llegar al arrecife, Dean sentó al pequeño ser en sus brazos sobre unas hojas y se quitó los pantalones de manera rápida, al igual que los zapatos. El joven lo observó con detenimiento.
—Métete al agua y cómete esto —dijo extendiendo algo en su mano. Dean lo tomó y se metió al agua. Sacó su cabeza, vio la perla traslúcida que le fue dada y se la comió sin ceremonias.
—Una vez que subas, cerraré la entrada. Distrae a los suficiente. La cola es poderosa, espero que puedas adaptarte rápido. Y por cierto, dolerá —Dean se confundió por la última parte, pero sintió un dolor agudo por todas partes. Sus labios formaron una línea.
El ardor en sus costillas era más intenso. Vio que le salieron branquias y sus piernas se iluminaban levemente, convirtiéndose en una aleta de color rojo oscuro. Sin perder el tiempo, ambos se miraron y Dean asintió para luego sumergirse en el agua.
Después de mover la aleta que tenía un par de veces, logró tener un manejo básico de ella. Se adentró en lo profundo. Pudo ver que, aunque antes todo había oscurecido, ahora podía ver claramente el interior. Observo la entrada a la que se refería a lo lejos,estaba rodeado de rocas.
Agitó su aleta de manera rápida. No había señales de sofoco. Al llegar a la entrada, vio que no muy lejos, varios seres se amontonaban desde abajo. Bajó la mirada y notó que sus uñas se habían vuelto afiladas.
Cortó la carne de su brazo sin dudar. La sangre se esparció en el agua. El corte era profundo y en segundos, el agua frente a él se volvió de tonalidad rojiza
Poco a poco, esos seres sintieron un aroma bastante dulce atrayéndolos, empezando a nadar en su dirección el empezo a agitar la aleta que tenía. Se movía de manera regular por donde había venido.
Podía oír los quejidos detrás de él, apresurando su nado con las manos adelante al ver el agua ya cristalina cada vez que subía. Los seres que lo perseguían estaban a tan solo unos metros detrás de él. Sacó su mano del agua y, al mismo tiempo, fue tomado por una pequeña y fría mano. Su cuerpo salió con fuerza del agua hacia la superficie.
Sintió un dolor agudo de nuevo. Al bajar la mirada, vio sus piernas de vuelta. Suspiró sentado sobre la arena y apartando sus cabellos de su frente. Esos seres habían sacado un poco de su cabeza para luego echar un vistazo y volver a sumergirse. La isla se sacudió ligeramente. El joven estaba de pie con los ojos cerrados y la mano extendida al arrecife. Supuso que había causado un derrumbe en la entrada. Pudo escuchar gritos agudos aún así.
—Vamos. —Después de tomar unas bocanadas de aire, Dean se levantó y volvió a colocar su pantalón y zapatos. Tomó en brazos al joven con delicadeza para empezar a caminar con grandes zancadas hacia el borde de la isla. Escuchó gritos.
—¡Ahhh! —Una mujer joven en bikini fue sujetada de la pierna y arrastrada con fuerza y rapidez. Pronto no se vio su sombra bajo el agua.
—¡Emely! —Se escuchó un grito, pero el hombre fue jalado para que siguiera corriendo.
—¡Sueltenme! —Se lo vio forcejear, pero fue jalado y cinco personas llegaron a la orilla con rasguños y rastros de sangre por su cuerpo. Entre ellos, había un hombre alto vestido de traje negro que resaltaba.
—Señor... —Dijo después de ver a Dean, quien estaba parado a unos metros con alguien en brazos. Se acercó de manera rápida—. Creí que... —El guardaespaldas apretó los labios sin atreverse a pronunciar más.
—Algo así no puede conmigo —Dean se rió y golpeó la espalda de su guardaespaldas y amigo de la infancia—. Josh también debió ser difícil para ti, cuando volvamos subiré tu sueldo.
El hombre solo sonrió, pero al bajar la mirada, lo que vio lo sorprendió.
Un joven estaba en los brazos de su jefe, sus ojos estaban cerrados y su cabello cubría parte de su rostro. Se veía pequeño y frágil, solo llevaba la camisa que era antes de su jefe. Sus piernas blancas resaltaban en todo el sol, sus pies se veían delicados. Todo el joven se veía juvenil e inocente, como si nada pudiera afectarlo. Su respiración era regular, lo que indicaba que estaba profundamente dormido.
—Hablaremos de ello luego —observó a las personas detrás de ellos con detenimiento, tres hombres y una mujer. Realmente no los quería cerca, una sensación de irritabilidad lo invadió.
—La noche se pondrá en unas horas, busquemos algún lugar para refugiarnos —habló en voz un poco alta para que le tomaran atención—. Deben estar desplegando la ayuda, tenemos que hacer una señal sobre la arena. Encárguense de ello, nosotros buscaremos algún lugar para pasar la noche —dijo para luego darse la vuelta.
—¿Por qué deberíamos obedecer? —dijo uno de ellos, pero fue interrumpido por unos gruñidos.
Al buscar la fuente del sonido, observaron que la mujer que antes había sido arrastrada caminaba de manera irregular. Su piel era opaca y sus ojos completamente negros, con mordidas de horrible apariencia en su cuerpo. Caminaba soltando ruidos ilegibles.
—E... Emely —el que parecía su hermano se acercó, pero antes de poder reaccionar, la mujer soltó un grito parecido a un chillido y corrió hacia él.