Después de la revelación del Sistema de Despertar y la incorporación de Aria a su grupo, los Guerreros Celestiales se sintieron revitalizados y decidieron emprender un viaje hacia una misteriosa ciudad perdida en la Dimensión 9. Se rumoreaba que esta ciudad albergaba un antiguo y poderoso artefacto capaz de revitalizar y fortalecer el potencial de los cultivadores.
Llegaron a la ciudad y quedaron impresionados por su belleza arquitectónica y su aura enigmática. Sus calles estaban adornadas con estatuas antiguas y sus edificios emanaban una energía mística. Parecía que el tiempo se había detenido en este lugar olvidado.
Decidieron establecer su campamento en el corazón de la ciudad y comenzaron su entrenamiento. Aria lideró las sesiones, aprovechando su sabiduría y experiencia para guiar a los demás en su camino de cultivación.
Sin embargo, a medida que avanzaban en su entrenamiento, los Guerreros Celestiales se dieron cuenta de que el poder que habían recuperado después del choque de dimensiones era mínimo. Parecía que la energía espiritual de la ciudad no era tan abundante como esperaban. A pesar de sus esfuerzos, solo lograron recuperar una fracción de su poder original.
La frustración y la desilusión comenzaron a aflorar entre ellos. Se preguntaban si su viaje a la ciudad perdida había sido en vano. Sin embargo, Aria los alentó a no perder la esperanza y a aprovechar al máximo lo que habían logrado recuperar.
"Recuerden", les recordó Aria, "el cultivo no es solo sobre el poder, sino también sobre el crecimiento personal y el dominio de uno mismo. Incluso si nuestros niveles de poder han disminuido momentáneamente, todavía tenemos la determinación y la voluntad para seguir adelante".
Con esta perspectiva renovada, los Guerreros Celestiales se comprometieron a entrenar con mayor dedicación. Comprendieron que el verdadero poder residía en su perseverancia y en su capacidad para adaptarse a las circunstancias. Aprendieron a aprovechar al máximo la energía espiritual limitada de la ciudad, refinando sus técnicas y mejorando su control sobre su propia energía.
A medida que los días pasaban, los Guerreros Celestiales se sorprendieron al descubrir que, a pesar de la escasez de energía espiritual, su progreso en el entrenamiento no se detuvo por completo. Incluso con su poder disminuido, encontraron nuevas formas de utilizar sus habilidades y fortalecer sus fundamentos.