Era una mañana tranquila en pueblo paja, el pueblo del trigo, hasta que de la nada...
"¡Boom!"
Una explosión sonó y despertó a los habitantes de su dulce sueño. Eran las 6 de la mañana y despertar con una explosión los alertó. Creyeron que estaban siendo atacados y todos se pusieron en guardia.
—¡Maldito viejo hijo de puta! ¡Destruiste mi cultivo que me tomo 7 meses en cultivar! —dijo la voz de un hombre.
Había muy poco ruido debido a la explosión y el miedo, por lo que la totalidad de pueblo paja escucho el regaño. Al oír estas palabras, todos inmediatamente fruncieron el ceño.
—Vete a joder a otro lado Sander, no te voy a pagar nada. —Una voz que todos conocían bien respondió a la ira del tal Sander con indiferencia.
—¡Maldición! ¡Siempre es lo mismo con tu mierda! —Exclamo Sander, seguido de un portazo.
Todos habíando oído la breve discusión, volvieron a sus camas a seguir conciliando el sueño perdido. Pero seguían un poco curiosos; ¿Que fue esa explosión?.
[Frank F. Bombard], el Sheriff y guardián de pueblo paja, siguió frunciendo su ceño en su cara arrugada y reflexionó un poco. Después, sacó de una cofre de madera con muchas viejas hierbas y encendió fuego a su caldero de piedra, que lo acompañó por sus aventuras en su juventud. Varios sellos mágicos fueron invocados no sólo en el caldero sino que también en las manos de Frank y, con toda la delicadeza del mundo, intento refinar una medicina.
El estuvo toda la noche intentando refinar una pasta, una medicina y una pastilla para diferentes aldeanos en la aldea. La pasta que se unta en la totalidad del cuerpo era para un niño recién nacido de la raza Alta Elfo, la medicina para alguien envenenado y la pastilla para alguien enfermo de lujuria.
La pasta fue refinada con éxito; La pastilla también fue un gran éxito. Lo único que le faltaba a Frank era refinar la medicina pero lamentablemente fallaba cada vez. Había algo que le faltaba pero no sabía que.
Obviamente, habiendo vivido unos buenos 5 mil largos años, la experiencia adquirida era suficiente para ser superior a 4 maestros juntos. Pero aún así, con toda esa sabiduría y experiencia, no sabía que estaba mal con su método de refinamiento.
Mientras Frank seguía concentrado en su caldero, la puerta de su casa fue pateada con violencia. Una mujer alta, con su pelo pelirrojo llegandole hasta la espalda, sus grandes senos se movieron desenfrenados debido a el rapido movimiento de su caminar, un trasero jugoso y grande, ella llegó con ira y fue hacia el patio del Viejo Frank mientras cargaba a su bebé, que estaba muy despierto.
—¡Viejo idiota! ¿¡Que carajo te pasa?! ¡Llevas refinando desde que tienes 121 años y aun explotas tus medicinas! ¿¡Que clase de alquimista eres; del tipo que fracasa?!. —La mujer, Barbara Léblanc, hablo con ira en el momento en que vio al viejo sentado en medio del patio. Su bella expresión con un ceño fruncido que encantarían a otros pero asustaría a muchos debido a su fiereza.
El patio de Frank era un desastre; la hierba verde esmeralda hermosa había sido quemada por la explosión y había carbón y ceniza aquí y allá.
Frank frunció el ceño más profundamente con molestia y hablo:
—Joven tigresa, no insulte en presencia de un niño Porfavor. Además, no levante tanto la voz; estoy haciendo mi mejor esfuerzo para que esta cosa no explote ahora... .— Varias gotas de sudor bajaron por la frente de Frank y sus ojos cafés se hundieron en sus cuencas, mostrando lo nervioso y el esfuerzo que estaba poniendo en refinar la medicina.
Barbara se enfurruño y miró a su hijo, que miraba a Frank con interés, y una idea se le encendió:
—Viejo, es obvio que eres un inútil y que tu edad te está afectando; ¿que tal si yo refino esa medicina? .— Sonriendo de oreja a oreja, Barbara cambio sus emociones en un giro de 180 grados y dijo.
Frank, al escuchar las descaradas palabras de la tigresa, se quedó un poco indefenso:
—Tigresa, es obvio cual es tu intención; No quiero desperdiciar el poco ingrediente que me queda en tus juegos... .— Las palabras de Frank se volvieron más y más profundas a medida que hablaba. Sonaba como si el solo hecho de respirar fuese difícil para el.
Viendo el esfuerzo del viejo, Barbara inclino la cabeza y Alexander, su hijo, hizo lo mismo:
—Viejo, debes saber que mi fuego es superior al tuyo es muchos niveles; Si sigues así te cansaras y la medicina explotara. Además, te apuesto a que nisiquiera descansaste antes y tu energía de mana debe ser peligrosamente baja. No seas necio y déjame ayudarte —dijo Barbara y sonrió, mostrando sus blancos colmillos.
El viejo Frank tosió un poco y hablo entre suspiros:
—Bien...Pero, te vuelvo a advertir... son mis últimas hierbas... si las quemas, tendrás que ir a buscar más.... .— La voz de Frank era cada vez más sin aliento y el sudor bajaba a mares por su rostro y cuello. Obviamente había llegado a su límite y si seguía así se lastimaria.
Aun con su sonrisa llena de dientes, Barbara se acercó y aparto a Frank con fuerza de su posición.
Tosiendo, Frank sintió un peso en sus brazos y miró hacia abajo, solo para ver al hijo de Barbara en sus brazos:
—Cuidamelo, ¿si?. Hijo, tu madre hará magia ahora, observe con atención~ —dijo Barbara y se sentó en posición de loto en frente del caldero de piedra.
Extendió sus hermosos dedos y varios pequeños círculos mágicos de color rojo rubí aparecieron. Su brillo era cautivante y tentador, pero a la vez amenazantes, como los ojos rojos de un dragón.
El fuego que se extendió en el caldero era muy caliente, ¡tan caliente como la lava! ¡tan caliente como un adolescente de 14!. Moviendo sus dedos suavemente como si estuviera cociendo, Barbara tarareo una melodía mientras refinaba casualmente la medicina.
Los ojos de Alexander brillaron con curiosidad y interés. En su anterior vida no había visto nada como eso y a pesar que cruzo a este mundo mágico, esta era la primera vez que veía exclusivamente la magia.
Frank miró todo el proceso de refinamiento de Barbara y no pudo evitar sacudir la cabeza. Sus llamas serían considerados como la llama de una vela en comparación con las llamas de Barbara, que eran más calientes y precisas.
Barbara miró el proceso y no pudo evitar levantar una ceja. Con su control sobre el fuego, este proceso básico de refinamiento debería haber sido como cocer y cantar, pero se estaba tardando más de lo esperado...
Barbara Volteo la mirada y miró a su hijo, que veía con un gran interés al caldero. Sonriendo como una gata, Barbara chasqueo los dedos.
¡El fuego pasó de ser rojo a azul claro! Barbara quería impresionar a su hijo para que entienda que su madre no era solo poder físico. Volvio a concentrarse en el proceso, las acciones que hacía con sus dedos eran precisas y muy meticulosas pero las hacía tan casualmente que parecía como si no estuviera haciendo nada.
¡Todo eso con una sola mano! Su otra mano solo está tocando el suelo para sujetarse.
Frank, al ver el fuego azul, se quedó pasmado y no pudo evitar decir:
—Tigresa... ¿tu control sobre las llamas volvió a subir? .— Acomodando al bebé, Frank saco un pañuelo y se seco el sudor de la cara mientras decía.
La llama Azul no era solo una reacción al usar el elemento fuego y el elemento agua simultáneamente en un balance, ¡sino también podría hacerse al tener un control medio perfecto en las llamas!.
"¡Crack!..."
"Crack..."
Varias sonidos sonaron, pero en vez de explotar como paso con Frank, las hierbas se quemaron hasta hacerse ceniza en el caldero. Barbara cancelo el conjuro de refinamiento y frunció el ceño.
El poblé caldero de piedra, que era color gris antes, estaba al rojo vivo...
Barbara se volteo para mirar a Frank y preguntó:
—Viejo, ¿cuanto tiempo tiene que guardaste esas hierbas? —dijo.
—...1, 2...No, los tengo desde hace unos 12 años.
—Con razón se quemaron...
Barbara puso los ojos en blanco y se levantó, le arrebato a Alexander de sus brazos y lo acomodo en su seno.
Alexander, viendo que ya no podría apreciar la magia, simplemente bostezo de aburrimiento y se durmió. Barbara miró a su cria y sonrió de felicidad, se inclino y le dio un suave beso en su frente.
Mientras tanto, Frank se acercó a su amado caldero y miró su estado; Al rojo vivo.
—Esta vez te pasaste...
—Vamos, ¡Solo es una llama de color azul! No es para tanto .—Barbara simplemente se encogió de hombros y se rio—. Cuando quieres volver a refinar algo me avisas, tus viejas e inútiles manos ya están comenzando a fallar.
Frank miró como está descarada mujer se iba por la puerta rota y nuevamente se quedó solo con sus pensamientos.
Será...
¿Será que la fórmula fallo debido a la edad de las hierbas y hojas?.
Frank se llevó las manos al mentón y pensó y reflexionó.
Después de un rato, una seria de pasos sonó y Sander, el vecino cercano de Frank, entro:
—Viejo, ¡Esta vez tendrás que pagarme! —dijo y le apunto con el dedo.
—¡Maldición Sander! ¡Casi obtengo las repuestas a mi situación y vienes tu a joderme la reflexión!. No te pago nada; Suficiente tengo prestandote mis hierbas .—Frank frunció el ceño con ira al perder repentinamente sus ideas y miró perezosamente a Sunder.
El cabello rubio de Sunder se iluminó un poco con luz ligera y hablo fríamente:
—No, esta vez enserió tendrás que pagarme.
Frank sintió el aura y las emociones de Sander pero no le importo un carajo, simplemente sonrió y dijo:
—Bueno; Al parecer mi buen vecino Sunder quiere que todos sepan...
Sander frunció el ceño y retrocedió un paso:
—¿Saber que, Frank?.
—Que mi buen vecino Sunder usa las hierbas para durar más en la cama... .—Frank hablo palabra por palabra lentamente sin quitar su sonrisa.
Los ojos de Sunder se abrieron pero después los entrecerro, la luz ligera brillo más fuerte.
—No te atreverías... —dijo Sander.
—Oh, claro que me atrevo —dijo Frank y se rio.
Ambos se miraron mutuamente; Uno con una sonrisa y el otro con unos ojos amenazantes capaces de escupir fuego.
Al final, Sander se dio media vuelta y regreso, mientras decia:
—Esta vez dejaré esta asunto. ¡La próxima vez que hagas la misma mierda de alquimia sin tener cuidado yo mismo te mataré! .—Después de dejar esa amenaza, Sander regreso a su casa.
La sonrisa de Frank se esfumó tan pronto como la espalda de Sander se perdió de vista. Esta vez pudo asustar a su vecino molesto usando la ya tan vieja técnica de amenazar con decir un secreto vergonzoso pero Frank sabía que esto era solo temporal.
Anteriormente había usado la misma técnica de decir tal secreto, al igual que las otras ocasiones, Sander se hecho para atrás pero Frank sabía que uno de estos días Sander se cansaría y lo mataría sin importale las consecuencias.
—Ay, ay... Que calvario... —dijo Frank y se quito su sombrero que llevaba la medalla de alguacil, se rasco su cabello lleno de pelos blancos y se lo volvió a poner.
"Bueno... total, mejor me pongo a ordenar este desastre". Pensó Frank y se puso manos a la obra.
—X. X. X.—
Barbara y Alexander caminaban por las calles de pueblo paja admirando la mañana. El color dorado del Este era hermoso de admirar.
—¿Te gustó la magia que hice? Eso se llama "refinamiento de medicina". Es difícil si no tienes cuidado pero una vez le agarras el truco, es como cocer y cantar, jeje~ —dijo Barbara y miró a su hijo, que estaba mirando el Este.
Alexander levanto la mirada y miró directamente a los ojos naranja de su madre.
Riéndose un poco, Barbara le mordisqueo un poco el pelo y Alexander se acomodo un poco en sus brazos. Mientras caminaban, algunos aldeanos del pueblo paja empezaron a salir de sus casas para empezar el día.
Un ligero aire frío salió de una de las casas y un bello espíritu de hielo salió con su pequeño entre brazos. Era hermosa con su pelo largo color azul cielo, ojos color azul oscuro, pechos grandes y prominentes caderas ocultas por su vestido blanco. Mientras tanto, su hijo tenía una apariencia peculiar debido a que tenía un pelo como un arcoiris y ojos azul cielo.
—Buenos días, Barbara —dijo y saludo con la mano a su vecina.
—Buen día, Wanda .—Barbara le devolvió el saludo y siguió con su camino.
Alexander y el Hijo de Wanda tuvieron contacto visual por un breve instante, Alexander asintió y el hijo de Wanda sonrió un poco.
Barbara y Alexander volvieron a su casa y miraron que salía un poco de humo por la ventana.
—Al parecer Mika ya hizo el café... —dijo Barbara y sonrió.
Al entrar en la casa, el olor delicioso del café recién hecho los recibió. Tanto Barbara como Alexander dieron un gran respiro y exhalaron para saborear.
—¡Buen día, Mika! .—Al llegar a la cocina, Barbara hablo con una gran risa—. ¿Que comeremos hoy?.
Mika, que estaba concentrada viendo el café, se sobresalto un poco y miró a Barbara:
—¡Barbara!... la próxima avisa cuando llegues, no te sentí llegar. —Mika hablo y sonrió suavemente al ver a Barbara—. ¿Que comeremos?... ¿Unos bollos?.
—...Supongo que si —respondió Barbara con un encogimiento de hombros y miró a su hijo.
Es verdad que no había comido desde que se fueron a molestar al Viejo Frank. Yéndose de la cocina, Barbara se sentó en la silla de la sala y saco su gran pecho.
—Bebé, es hora de comer; Ven, abre la boca. —dijo y sonrió.
Alexander miró ese pecho grande y lleno, con un pezon de color rojo fresa. Lo mordió y chupo la leche materna, mientras lo hacía se relajaba y se preparó para dormir.
Barbara se rio ligeramente al ver lo perezoso de su hijo. Normalmente, si tuviera un esposo o algo parecido, Alexander no sería tan perezoso como ahora.
La madre se encarga de cuidar y el padre se encarga de enseñar. Esta regla no es absoluta pero es la costumbre.
Barbara era muy perozosa también pare enseñarle algo a su hijo, igual tenia unos 2 meses y algo de nacido, ella enserió dudaba de que lo que ella diga se le quede grabado.
Mika salió de la cocina con dos tazas con café caliente humeante y se sentó junto a Barbara.
—Oye... —hablo Mika.
—¿Si? —pregunto Barbara.
—Toma; Un café con extra azúcar, tu favorito~ .—Mika se rio y sus orejas largas se movieron un poco.
Barbara miró el café y después a Mika. Tomó el café y lo puso en la mesita de al lado, acomodo a su hijo en su seno y agarro a Mika con su garra:
—¡Enserió te amo mi vida!~ .—Barbara beso la frente de Mika y se rio de buena gana.
Mika se sonrojo y sonrió con vergüenza:
—Yo también...
Ambas bebieron café en un silencio cómodo, las sonrisas de sus cara no se quitaron por un rato.
El sonido del ligero viento de la mañana pasó, junto al sonido de los pájaros. Algunas palabras a lo lejos se podía escuchar debido al eco y risas de pequeños niños y retoños sonó a lo lejos.
Al parecer, ya era hora de la escuela.
Barbara miró a Mika y hablo:
—Entonces... ¿ya pensaste en mi propuesta? .—La sonrisa de gata en su cara no se la quitaba nadie.
Mika se sobresalto y miró a Barbara:
—¿No era una broma? —dijo Mika un tanto atónita.
—Cualquier asunto que tenga que ver con mi hijo es todo menos broma para mi. —Barbara se rio y miró a su hijo Alexander, que seguía chupando leche—. ¿Que dices?; ¿Estas adentro o fuera?.
Mika miró a Alexander y reflexionó. Barbara no hablo ni dijo nada; Este asunto era muy serio y si Mika no quería participar entonces no la obligaría a ser parte de ello. Es bueno que ella en vez de decir una respuesta rápida pensara en ello con detenimiento.
—Pero... ¿tu crees que me acepte? .—Después de un rato, Mika hablo con duda—. Después de todo, para el, yo soy su como su segunda madre...
—Es exactamente por eso que estoy segura que te aceptara; Eres como su madre, ¿Cuál relación crees que es superior a eso?. —Barbara sonrió, mostrando sus colmillos.
—...
—Además... esperemos unos pocos años mas; dependiendo de su personalidad y gustos, el asunto puede cambiar. En un matrimonio, ambas partes deben estar de acuerdo. Los matrimonios forzados casi siempre son fáciles de romperse e incluso ambas partes son infelices .—Barbara hablo mientras miraba la ventana, como si estuviera recordando algo.
Mika no dijo nada sobre eso y le dio la razón a Barbara. Simplemente bebió su café y miró a Alexander, que tenía los ojos abiertos y dejó de chupar leche desde hace rato.
—Oye, El pequeño Alexander ya dejó de chupar tu seno —dijo Mika y sonrió.
—¿Oh? Es verdad... ¿Ya estas lleno querido?~ .—Barbara volvió al presente al oír las palabras de Mika y le sonrió con amor a su hijo, que seguía con los ojos abiertos y parpadeo un par de veces. Barbara lo acomodo y oculto su celestial seno al mundo.
Ambas mujeres se rieron al ver a el pequeño y calmado Alexander cerrar sus pequeños ojos cafés y aparentemente dormir.
—"Como sea; Lo pensaré después" .—Los pensamientos de Alexander eran bastante profundos y dejo el asunto de lado. Pero reflexionó sobre lo que escucho y hizo una decisión en su corazón.
Mientras las dos mujeres hablaban y Alexander oía con atención, en la habitación de los bebes; Camilla abrió sus ojos color esmeralda y miraron lentamente su alrededor.
—"...¿Donde...?".—A diferencia de Alexander, ella ni sabia donde estaba hasta que le llego un par de recuerdos. Eran muy borrosos pero sabía que era importante, así que cerró sus ojos y se enfoco.
Los recuerdos se mezclaron y posteriormente la mente de Camilla los sello debido a que eran demasiados, así que los empezará a recordar poco a poco, igual a Alexander. Ella se volvió a dormir debido al shock mental.
—X. X. X.—
Mientras tanto, en el [Bosque Del Templo De la Sabiduría] que estaba literalmente al lado del pueblo paja, una mujer estaba afilando su espada cortando a varias bestias tales como lobo de hierba negra, Murciélagos oscuros, varias mariposas paralizantes y demás animales corruptos por la energía del mana.
Tenía el pelo largo y negro azabache, brillante y bien cuidado. Un busto copa E y unas caderas prominentes con buen trasero, sus ojos negros como la noche y fríos como la luna miraron a sus enemigos.
De un tajo, varias bestias fueron cortas por la mitad de forma vertical y horizontal.
Esta mujer era Mary A. Tyler. Una mujer humana que había llegado por casualidad a el pueblo paja y se había quedado ahí.
—...¿Que hora es? .—Mary levanto su muñeca y vio en su reloj que eran las 7:48 de mañana—. Es temprano... más tarde sigo entrenando.
Al final, Mary guardo su confiable sable de plata y se dio media vuelta para marcharse.
Pero antes de que pudiera dar 5 pasos, unas fuertes pisadas sonó detrás de ella. Cuando Mary se volteo miró a una criatura parecida a un Lobo, pero con cara de murciélago, alas de pájaro y una cola afilada y puntiaguda como la cola de un demonio. Sus ojos rojos feroces escanearon a Mary como si estuviera analizando la calidad de la carne.
—Un Guarkoc... Bien, supongo que aún me queda tiempo .—Mary dijo el nombre de la criatura y miró su reloj, aún le quedaban unos 10 minutos para las 8. Sacando su sable rápidamente, Mary no dudo en ir tras la criatura a pesar de lo intimidante que parece.
El Guarkoc gruñó de desprecio ante la humana que lo atacó y también se lanza a batallar.
El sable de Mary y la cola afilada de Guarkoc chocaron y crearon chispas.
Quizás le tomaría más de 10 minutos a Mary para vencer a la bestia mutada...