Chapter 3 - Goblins

"¿Están bien Señor? Ahora mismo ordenaré una investigación para averiguar de dónde provino el ataque o quien lo causó"

"Estamos bien Sergio, no necesitas hacer una investigación por lo ocurrido"

"¿Está seguro señor?" Preguntó un Sergio escéptico.

¿No investigar el asunto? El propio castillo fue atacado, las defensas no se activaron y la habitación atacada fue nada más y nada menos que la de una de sus sobrinas y, aun así ¿No investigarían la causa?

"Sabes que no me gusta repetirme. Sabemos que lo causó y no representa un peligro nuevamente, por eso te digo que no necesitas investigar el asunto"

"Entendido Señor, entonces volveré a mis tareas pendientes. Ustedes, pueden retirarse"

Ordenó Sergio a los guardias que ya se encontraban en la habitación y antes de salir, él y Serg, dirigieron una mirada de preocupación a una Killa perdida en sus pensamientos.

Una vez solos nuevamente, Gladius comenzó a reír de forma desenfrenada.

"Sabía que, si lo habías elegido, entonces el padre de mi nieto debía de ser alguien increíble"

Con la risa desenfrenada de Gladius, Killa volvió a la realidad y no pudo evitar mofar ante las palabras de su padre a través de un "jmm".

Tras lo ocurrido, la partida de Killa y Adara se adelantó un poco y Gladius decidió que el mejor momento seria en la noche del mismo día.

Un carruaje, nada llamativo que hasta se podría describir como muy simple, viajaba en medio de la noche con dos jóvenes muy bellas, una de ellas se encontraba en estado de embarazo, un hombre alto y de aproximadamente unos treinta y ocho años de edad y un cochero de apariencia simple.

Se podía ver en la distancia, la ciudad que abandonaba este carruaje, conocida como el Marquesado Fotia.

La más pequeña de las dos jóvenes, tenía los ojos muy hinchados, como si hubiese estado llorando mucho, esta joven sonrió al recordar algo que su padre le dijo hace muy poco tiempo "Casi nos matan y ni siquiera te enteraste. Que hija tan ingrata" Por supuesto, esta última parte la había dicho en forma de broma.

La verdad es que ella se había quedado dormida antes de la explosión y ni siquiera el ruido o el temblor causado, pudieron despertarla.

Solo al momento de la despedida comprendió que su padre no los acompañaría y que este viaje demoraría más que unos días. Por supuesto ella no conocía de la verdadera razón por la que se iban o nunca habría dejado a su padre solo.

Poco a poco y con el transcurso del tiempo y la distancia, otros carruajes se iban uniendo a este, dejándolo en medio, como si estuviesen tratando de protegerlo.

Esta distribución fue ideada por Sergio para no llamar la atención. Se establecieron tiempos de salida, velocidades de viaje y caminos distintos, para que se fuesen juntando con el transcurso del tiempo, ya que con la salida de muchos carruajes juntos hacia una misma dirección podrían terminar llamando mucho la atención y esto era contrario a la salida discreta que querían lograr para garantizar la seguridad de Killa y Adara.

El viaje en sí, tomó unos veinte días hasta llegar a las fronteras de ese territorio conocido como Reino Oscuro.

Durante el viaje hubo ataques de monstruos de bajo nivel, algo de lo que estos soldados encargados de la seguridad, eran más que suficientes para tratar.

Serg, que se encontraba en el carruaje con las chicas, no tuvo necesidad de participar en estas pequeñas peleas.

Los bandidos, que no eran bobos, se abstuvieron de atacar, ya que por muy simples que se vieran estos carruajes, se sentía algo extraño y su intuición les decía que no debían atacarlos o podrían perder sus vidas. Llevaban mucho tiempo en el negocio y confiaban mucho en su intuición.

Lo primero que veías en estas fronteras, eran muchas montañas, tantas que prácticamente se podían ver de un extremo a otro.

Este lugar era conocido por estar rodeado de algún tipo de oscuridad, pero todo se veía muy claro en estas fronteras.

Serg dio la orden de acampar y ordenó a algunos explorar encontrar una ruta confiable hasta el interior de estas tierras.

La joven Adara, estaba más que contenta de poder estirar las piernas, eran muy raras las ocasiones en las que acampaban.

Solo se detenían para hacer sus necesidades o dejar a los caballos descansar y luego comenzaba nuevamente el viaje.

No paraba de admirar lo bellas que se veían estas montañas desde tan cerca mientras eran iluminadas por la luz del día, pero la joven estaría llena de miedo al verlas en la noche, ya que eran exactamente lo opuesto.

Estuvieron acampando en este lugar por todo un día. Hasta que los exploradores encontraron un estrecho entre las montañas que a diferencia de otros no estaba plagado de Goblins.

La gran mayoría de criaturas por las que fueron atacados en el camino fueron Goblins, aunque estos no eran tan fuertes y abundantes como los que se encontraban en este lugar, ya que la mayoría de misiones tomadas por los aventureros eran las de matar todos los Goblins que encontrasen en los nidos. De esta forma se controlaba el crecimiento de estas criaturas que no solo se volvían más fuertes con el paso del tiempo, sino también su creciente población, ya que se reproducían increíblemente rápido.

Mientras pasaban por el estrecho se podía sentir una tensa atmosfera entre los soldados.

Estuvieron observando desde lo lejos el comportamiento de estas criaturas y quedaron aterrados.

Ellos solo conocían de esos Goblins pequeños y debiluchos que habitaban las cavernas y utilizaban palos afilados como armas, pero todo lo que vieron en este lugar fue completamente diferente.

Eran tan altos como los humanos, algunos musculosos, vivían en aldeas al parecer construidas por ellos mismos, en vez de utilizar gestos y gritos para comunicarse lo hacían mediante algo parecido a un idioma humano un tanto macabro, llevaban pieles para cubrir sus cuerpos y utilizaban lanzas con puntas de piedra y ondas como armas; incluso las hembras tenían un cierto atractivo, con caderas anchas y algunas con pechos que tenían un cierto encanto, pero mientras inspeccionaban una de las aldeas encontraron lo más aterrador, su líder.

Este medía dos metros y medio de alto, usaba algo parecido a una armadura metálica que se veía como si un niño hubiese sido el herrero encargado de hacerla y unos ojos rojos se podían ver en el interior del casco que cubría su cabeza, dándole una apariencia aterradora.

Cuando los soldados escucharon esto de sus camaradas exploradores no podían creerlo y decidieron ir a comprobarlo, solo para descubrir que todo era cierto.

Las gotas de sudor recorrían el rostro de la gran mayoría de soldados y eso que tanto temían que llegase a ocurrir… ocurrió.

¡BOOM! Una lanza golpeo el suelo justo delante del primer carruaje que componía la caravana marcando así el inicio de la batalla.

Esta lanza se incrustó hasta la mitad en el suelo, dejando una mitad superior abierta completamente en lo que parecían tiras de madera.