Gar.
Gar el extranjero, auto considerado extraño, simplemente adoptaba la forma de quien lo viese, viajando entre mundos donde se presentaba como el mediador, en medio de su búsqueda del sentido de la vida, que a diferencia de sus hermanos no se veían afectados por algo tan banal como la esperanza de vida, para él esto era algo más serio, como su propia existencia había apreciado a través del nacimiento del cosmos y como ejemplo su padre, quien una vez fue sabio, ahora su raciocinio se había comprometido, fue cuando se pregunto a si mismo sobre si una mente se erosiona y cambia a través del tiempo, ¿acaso sigue siendo parte del mismo ser?
Vagando entre planetas encontró toda clase de cosas, vio el progreso y avance de algo tan tosco como la magia y el como una especie tan especial a sus ojos fue destruida por practicar algo llamado alquimia, que básicamente a su comprensión, era como rasgar la superficie de la creación cósmica, pero este poder solo los llevo a su propio fin por avaricia.
Cuando en medio de su camino encontró las lozas de adamantino, esto fue más que una bendición, acortar sus viajes en instantes, gracias a la deformación espacial, algo que a él no se le daba, después de todo existen cosas únicas que se desarrollan según el alma del individuo, para él, esto aplicaba a todo lo que tuviese un alma como base en su existencia.
Su ultima y actual destino a sido el planeta que tiene la atención de todos, al que vigilan por culpa de un descuido, en el cual dos escancias diferentes se están mesclando, trabajan en armonía, pero no lo saben.
Entre las manos del mediador se encontraba una semilla, de apariencia simple y pobre se la dio a un hombre de edad avanzada, con ella le explico sobre el praná que existía en todo lo que vivía, este hombre simplemente confió y se fue, pero el mediador no estaba satisfecho, el buscaba diversión, así que tomo una gota de su sangre y la vertió en un manantial al otro extremo del mundo, el agua del lugar tomo un color rojizo del cual poco a poco oscurecía y como única luz que portaba era la de su sol en las alturas.
Un portal había sido creado, uno directo al infierno, pero era débil, no dejaría salir nada peligroso, y con esto regreso con el viejo, solo para encontrarlo agonizando junto a un pequeño árbol a su espalda, el cual, al verlo, este lo reconoció de inmediato para agradecerle por enseñarle la magia de la vida y con sus ultimas palabras le confeso algo que no esperaba.
-El cielo es hermoso y ahora debo reunirme con mi amada, como no va a ser bonito, si ella está allí. Entre sus últimos murmullos y lágrimas, sus ojos se cerraron.
Ahora el mediador no solo había abierto un portal infernal, sino que la aparición de un árbol que conectaba las almas al corredor de Margus directamente había nacido, esto tenia un problema, las almas que salían del mundo directamente no pasaban por el proceso de debilitamiento donde dejaban la energía en su mundo para conservarla, entonces acumulaciones de la misma se filtraba hasta el proceso de transmigración entre los mundos, pero esto solo era el inicio, un alma sin filtrar era equivalente a enviarla con impurezas, con este problema iniciado, el mediador solo desapareció, haciéndose pasar por humano para no ser castigado.