He´An abrió los ojos y quedó petrificado. No sabía qué pensar, decir o hacer.
"Entonces ese maldito me prometió dejarla. Me dijo que había depositado el dinero en una cuenta en el extranjero y que podríamos irnos a cualquier parte del mundo. ¡Pero todo era un engaño de ese infeliz para sacarme de encima!"
Una mujer yacía delante de He´An, quejándose sin parar de un hombre que la había engañado y traicionado vilmente. Sus ojos estaban enrojecidos, combinando perfectamente con el líquido que cubría su cabeza machacada y con pedazos faltantes.
"¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no escribes?"
He´An se despertó de entre sus pensamientos y sujetó firmemente el lápiz en su mano izquierda. Deposito su atención nuevamente en las hojas de papel sobre su regazo, las cuales contenían varias palabras que, de seguro, había escrito el personaje original.
"Quiero que recalques que es un malnacido, un déspota, ingrato y maleducado. Puedes describirlo también como un hombre gordo, feo y calvo. Desaliñado y pobre de paso. ¡Ja! Veremos quien queda en ridículo"
La mujer seguía soltando palabras a gran velocidad. Se reía de vez en cuando, satirizando la apariencia y personalidad del hombre que la había asesinado. Porque si, He´An estaba conversando con un fantasma quien parecía estar contándole cómo falleció.
"Sistema…"
"..."
"Envíame la trama. Quiero entender por qué estoy entrevistando a un fantasma"
"De inmediato humano"
—--------
He´An había vuelto a la era presente. Del pasado salvaje y feudal, se encontraba de regreso en un tiempo de desarrollo económico, social y cultural. Por fin iba a poder dormir en una cómoda cama, tomar una ducha caliente y disfrutar del internet.
Se podía decir que el mundo al que había arribado era el típico plano con avances y tecnología a la vanguardia. No había elementos antiguos, mágicos o monstruos rondando por aquí y por allá.
El único problema radicaba en el poder con el que había nacido el personaje en el que se había convertido. Seele nació en el seno de una familia común y corriente. Sus padres se amaban infinitamente y esperaban con ansias la llegada de un pequeño que sería el símbolo de su amor.
Que lastima que los finales felices no existan para este tipo de personajes. La pareja tuvo un accidente y falleció prácticamente en el acto. Seele debió ser rescatado desde el vientre de su madre, la cual había dejado de respirar y brindarle calor.
Fue un nacimiento doloroso y aterrador. Todos sentían pena por el niño cuyo cumpleaños rememoraba el fallecimiento de sus progenitores. Aún así, Seele creció rodeado de amor, consuelo y aliento.
La hermana de su madre lo adoptó y crió como su propio hijo. Prometió que nada le haría falta y no sería diferente a los demás niños. Aunque ese juramento no pudo cumplirse finalmente y no gracias a ella.
La experiencia cercana a la muerte le había concedido a Seele una habilidad especial. Podía ver y comunicarse con los espíritus; aquellas personas que habían muerto injustamente y se negaban a transitar el puente con destino a la reencarnación.
Seele no había aprendido a caminar ni hablar, pero podía comprender lo que esos fantasmas le decían. Todos se acercaban a él y le suplicaban por ayuda, justicia, liberación y venganza.
Los años transcurrieron y Seele pronto comprendió lo distinto que era. Le comentó de lo ocurrido a su tía, quien le respondió con preocupación y cautela. Enseguida lo acompañó hasta el psicólogo y hasta debió ser medicado por presuntas alucinaciones.
Desde entonces, Seele aprendió a callar y a fingir. Dejó crecer su cabello de modo que su visión fuera obstaculizada y pudiera fingir que nada yacía a su alrededor; hasta adquirió la costumbre de usar auriculares y dejar encendida constantemente la música para no escuchar sus clamores e historias.
Hizo hasta lo imposible por ser "normal". Quería encajar; dejar de inquietar a su familia y demostrarles que era feliz. Aunque en el fondo de su interior no se sentía de esa manera. Su corazón palpitaba de dolor al observar esos espíritus desolados y atormentados por su cruel pasado.
Deseaba ayudarlos; usar sus poderes para liberarlos de las cadenas del tormento, pero estaba batallando con las expectativas que tenían sus familiares y no podía dar un paso adelante. Eran ellos o sus seres queridos, y era obvio suponer que lado escogería.
Cuando Seele cumplió los 18 años decidió mudarse. Se despidió de su tía, cargó su pesado equipaje y se mudó de ciudad. Rentó un departamento pequeño, pero cómodo y acogedor, donde podría estudiar computación.
Su vida estudiantil no era sobresaliente. A causa de su apariencia, no destacaba ni tenía muchas personas a su alrededor que quisieran entablar amistad. Pero eso a Seele no le importaba. Había seres a su lado que no le dejaban sentir la soledad.
Su vida dio un vuelco cuando, en el tercer año de la universidad, se inscribió en un concurso de escritura. Seele nunca entendió por qué, pero al vislumbrar el cartel del anuncio, sintió que no debía perderse esa oportunidad.
Anotó su nombre y prometió entregar un cuento de 20 páginas. El único inconveniente es que Seele no era una persona creativa. Las ideas no fluían por su cerebro por más que se obligara a ello.
La hoja de papel seguía en blanco tras horas de estar delante de ella. Seele suspiró de frustración, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.
Sin embargo, no tardó en arribar a una inesperada conclusión: como no tenía la habilidad de elaborar historias ¿Por qué no contaba las que ya conocía?
Seele recordaba todos esos relatos que le habían comentado los fantasmas. Podía elegir alguno de ellos y plasmarlas en un papel. Eso le permitiría participar del concurso y dar a conocer el pasado de alguno de ellos.
Seele así lo hizo. Entregó un cuento que fue reconocido y aplaudido por el jurado en general, quienes lo consideraban un conmovedor y sumamente realista relato. Se podían sentir identificados con los personajes y el drama que los envolvía.
Seele ganó el primer lugar, experimentando una felicidad sin precedentes. En ese momento lo entendió. Era esto; esto es lo que debía hacer de ahora en adelante. Su habilidad tenía este propósito.
Seele abandonó la universidad y se convirtió en un escritor. Un escritor de fantasmas.
Los espíritus acudían a él tratando de hacer pública su historia y atraer la atención del público y la justicia. Quizás, si muchas personas leían su pasado, podían dudar de sus muertes o hasta tener una pista de cómo resolver sus casos.
Seele se transformó en todo un artista. Sus libros se vendían como pan caliente y no había joven o adulto que no conociera sus relatos. Su nombre era comúnmente llamado entre la gente y todos sentían gran curiosidad sobre cómo podía pensar en semejantes cosas.
Bajo esa lógica, Seele debería haber tenido una vida exitosa, lujosa y feliz. Por desgracia, el protagonista le arrebató esa posibilidad. Al igual que en el mundo anterior, era una persona podrida de dentro hacia afuera.
El protagonista que adoraban los dioses había resultado ser un asesino en serie. La policía llevaba años tratando de encontrarlo, pero era tan detallista y controlador que hacía imposible que le pudieran seguir el rastro.
Su nombre era Joh; un huérfano sin aspiraciones y con un retorcido sentido del gusto. Desde pequeño amaba la sensación de dominar y torturar a su víctima.
Su primer asesinato ocurrió a la edad de 17 años. Un compañero del orfanato se rompió "accidentalmente" la cabeza al caer por la ventana. Esa fue la conclusión a la que arribó la policía, la cual no podía estar más equivocada.
Joh rio ante la incompetencia de la justicia. Experimentó la esencia de matar y la alegría de no ser descubierto. Todo esto solo lo motivó aún más.
Cuando salió del orfanato, encontró un trabajo a medio tiempo y siguió acechando a sus víctimas. De vez en cuando se mudaba de ciudad y continuaba con sus asesinatos, sin que las autoridades pudieran atraparlo.
Joh comenzó a pensar que era invencible; que nunca nadie podría identificarlo ni atraparlo. Se sentía inmortal. O al menos así era hasta que leyó uno de los libros de Seele.
Sus ojos analizaron casualmente el capítulo 9 del segundo libro mejor vendido de Seele. Joh lo consideraba un autor promedio, con buenas competencias y una creatividad digna de mención, pero nada más.
Sin embargo, al leer el nombre del personaje, se estremeció. Seele había plasmado la historia de su primera víctima. Era un relato que nadie debería conocer a menos que haya sido testigo del crimen.
Joh no podía determinar lo que estaba sintiendo en esos momentos. ¿Miedo? ¿Ansiedad? ¿O emoción?
Se propuso descubrir cómo Seele sabía todo eso. Averiguo su verdadera identidad, donde vivía, lo que hacía y hasta a qué hora se iba a dormir. Comenzó a espiarlo, sin perderse ni un solo movimiento de su parte.
Se mantuvo en el anonimato por un año entero. Año en el que no asesinó a nadie y trajo alivio a los ciudadanos y a los incompetentes oficiales.
Joh estaba cada vez más confundido. El pasado de Seele no tenía ninguna vinculación con él o el orfanato. ¿Entonces cómo había podido saber esa historia?
En una visita de Seele a sus abuelos, Joh por fin obtuvo la respuesta que necesitaba desesperadamente. Descubrió que Seele podía ver fantasmas.
´Con que así era ¿eh?´, pensó con excitación. Un nauseabundo y terrible deseo surgió en su corazón, acompañado de una obsesión que lo hacía temblar.
Joh adquirió un nuevo objetivo. Matar y asegurarse de que sus víctimas se convirtieran en el siguiente personaje en los libros de Seele.
Así acechaba a sus presas, preparaba el crimen perfecto y lo llevaba a cabo. Iba de un lugar a otro, cometiendo sus fechorías y aguardando a la publicación de Seele. Eso lo enloquecía; hacía hervir su sangre y hasta lo ponía erecto. Era una perversión que ni el diablo mismo debía tener.
Seele se percató de esta anormalidad en la tercera historia. Cuando el tercer fantasma le comentó lo ocurrido, unió los cabos sueltos y se dio cuenta de que mantenían ciertas similitudes. Al mismo tiempo, coincidían con el modus operandi que difundían las noticias sobre el temible asesino en serie.
Seele no era superdotado pero tampoco ningún idiota. Era obvio suponer que estos espíritus habían sido víctimas de esa persona. Inmediatamente se sintió horrorizado. Sentía que cargaba con información sumamente importante entre sus manos.
Con miedo y ansiedad, decidió arriesgarse y confiar en la justicia. Por más que era un escritor de fantasmas, no quería que siguieran apareciendo víctimas de esta persona. Se propuso atraparlo costase lo que costase.
Le comentó a la policía sobre sus habilidades y prometió ayudarlos en todo lo posible. Se convirtió en el primer médium o vidente encargado de contribuir a la policía y ayudarlos a resolver sus casos.
Joh enfureció al notar este hecho. Estaba indignado porque Seele había abandonado su importante papel. Iba en contra de sus planes y no podía permitirlo.
Conociendo perfectamente a su presa, Joh reunió sus herramientas y lo secuestró. Lo llevó hasta una fábrica abandonada donde lo torturó y obligó a plasmar la historia de sus víctimas.
Exprimió hasta la última gota de él, antes de asesinarlo. Tras eso, compró un pasaje de avión, se fue del país y no volvió a aparecer a la vista del público. Pasó a convertirse en el asesino en serie más peligroso y buscado de todos los tiempos.
He´An abrió los ojos y rio con desdén. Iba a disfrutar el destrozar a este maldito protagonista.
(N/A: A partir de ahora He´An será conocido como Seele)
—--------
"Ehm…disculpa"
Seele interrumpió el monólogo de la fantasma. La mujer lo miró sorprendida y molesta al mismo tiempo, ya que había interrumpido su monólogo. Estaba muy concentrada relatando su historia y describiendo a su déspota ex pareja.
"Tengo que irme. Dejemos la entrevista para la próxima"
"Oh". Dijo la mujer. "Está bien. Volveré la próxima semana. Con mis amigas nos iremos de vacaciones unos días a las Bahamas"
Seele no sabía qué responder. ¿Vacaciones? ¿Los fantasmas también podían vacacionar?
"Est…está bien. Hasta luego"
La mujer acomodó su cabello y traspasó la puerta. El departamento quedó nuevamente vacío y silencioso.
Seele dio un suspiro de alivio. La verdad es que su voz lo estaba volviendo loco. No entendía como el personaje podía gastar tanto esfuerzo y tiempo en escucharlos. Más que escritor, parecía ser su psicólogo.
"Sistema ¿en qué momento de la trama estamos?"
"El asesino ya leyó tu libro y te está buscando. Será cuestión de tiempo antes de que de con este lugar"
"Entonces hay que movernos"
Lumie se manifestó en medio de la sala. Apoyó su esponjoso cuerpo sobre una mesada de madera y cristal.
"¿Movernos? ¿A dónde?"
"A la central de policías. No hay lugar más seguro que ese"