Repentinamente me alejo en la dirección contraria al demonio, el desvía la trayectoria de los disparos para seguirme y en el momento justo en el que cambia el angulo de los disparos, regreso súbitamente hacia él evadiendo la cortina de proyectiles rodando por el suelo.
Todo sucedió tan rápido que el demonio no reaccionó a tiempo y con una gran velocidad comienzo a acercarme a él, finalmente se recompone y trata de apuntar hacía mí pero elevando al máximo la potencia de salida de mi armadura y vertiendo grandes cantidades de maná en mi cuerpo comienzo a correr en espiral, mi velocidad es algo que no puede seguir con sus ojos así que poco a poco me voy acercando sin que pueda hacer nada para evitarlo.
La expresión facial del demonio se tuerce en una mueca de frustración, su paciencia parece estar agotandose y las venas de su frente parecen hincharse aún más.
Finalmente lo pongo a rango de mi lanza y con gran potencia lanzo una estocada contra su pecho, corrientes de aire se arremolinan alrededor del arma producto de la velocidad del ataque pero es abruptamente detenido por un escudo hecho de sangre endurecida.
El choque de ambos provoca que el suelo se hunda y antes de que pudiera retroceder múltiples proyectiles de sangre me rodean sin embargo no impactan mi armadura sino que explotan, la fuerza del impacto agrieta mi ya maltratada armadura, mi cuerpo también siente el choque de las múltiples explosiones, mis huesos crujen y mis sentidos quedan paralizados unos instantes.
Trato de ponerme de pie torpemente usando mis armas para cubrir puntos vitales pero un dolor punzante me atraviesa en el abdomen.
Casi por reflejo pateo con todas mis fuerzas un costado, golpeo algo y un ruido sordo se escucha, cuando finalmente mis sentidos regresan en sí puedo ver una estaca larga hecha de sangre endurecida clavada a través de un hueco en mi armadura perforando mi estómago, sin miedo tomo el arma y con un único movimiento lo extraigo.
A lo lejos el demonio ríe y extiende sus manos en dirección a mi pero nada sucede.
- Que diablos eres, por qué no sangras? - El demonio se molesta, su abdomen maltrecho por mi patada ya se está regenerado a un ritmo atroz.
- Lo que yo sea no es de tu incumbencia - El dolor de mi abdomen comienza a retroceder mientras mi fisiológia mejorada comienza a tratar la herida.
= La velocidad de los proyectiles sanguíneos es alta y sus trayectorias cambian durante el vuelo, será difícil tomar acciones evasivas de nuevo =
Ya tengo un plan, no es gran cosa pero creo que funcionará, te encargo que manejes el maná que redirija a la armadura, quiero llevar el reactor más allá de sus límites.
= Déjamelo a mí =
El demonio apunta sus brazos de nuevo en mi dirección, la sangre comienza a fluir de nuevo desde su cuerpo, aún más proyectiles se forman en el aire, se lanzan a una velocidad supersónica en mi dirección pero ésta vez con mi armadura crujiendo por el sobre esfuerzo y mis huesos crujiendo por la presión del maná que estoy inyectando por la fuerza en mi cuerpo para mejorar mis atributos logro superar ampliamente la velocidad de reacción del demonio alcanzando su cuerpo con mi estocada y abriendo un agujero en su pecho.
En cuanto se dió cuenta que había sido atravesado el demonio detonó los proyectiles más cercanos a nosotros obligandome a dar un paso atrás.
El demonio parece haber notado que ya no puede seguirme con los ojos así que cambia su táctica, mientras los proyectiles siguen volando ésta vez dispersandose como minas por todo el campo de batalla, forma un par de látigos en sus manos y comienza a sacudirlos tratando de anticipar la trayectoria de mi carga.
Accidentalmente choco contra un cúmulo de proyectiles que flotaban por ahí y éstos explotan lanzandome momentáneamente al aire y permitiendo que el demonio acierte varios golpes contra mi armadura, los impactos son fuertes, casi tanto como los golpes del Troll, abollan y debilitan mi blindaje, si me descuido y logra abrir una brecha lo suficientemente grande en mis defensas voy a estar en peligro.
Tampoco puedo mantener ésta velocidad durante mucho tiempo, la armadura comienza a sobre calentarse y mi cuerpo no soportará la mejora tan agresiva.
Su regeneración también debe tener un límite, si provoco un daño catastrófico no podrá recuperarse.
Voy a usar una de mis cartas ocultas, libero el bloqueo que tenía puesto sobre mi habilidad especial [Lujuria: Conocimiento] comienza a devorar maná bombardeando mi cerebro con grandes cantidades de información.
El patrón de maná de cada ataque lanzado, las trayectorias en tiempo real, cada pequeño movimiento en los músculos de mi adversario, cada respiración pero también las corrientes de aire de los alrededores, los movimientos de insectos y animales minúsculos que nos rodean.
Por eso Alice me ayudó a bloquear el maná que fluía a ésta habilidad para mantenerla inactiva de manera consciente, sobrecarga mi cerebro con información de todo a mis alrededores de modo que puede ser contraproducente, pero en ésta situación no tengo otra opción.
Comienzo a correr entre cada ataque esquivando con gracia sin recibir daño, el demonio cambia los látigos por un par de lanzas cortas, detiene y desvía mis ataques gracias a su técnica marcial superior, incluso si no puede percibir mis ataques, puede anticiparse a ellos para golpear y desviar en el momento perfecto.
Innumerables cortes de mi espada son rechazados mientras estocadas de mi lanza son desviadas con gran habilidad.
El demonio comienza a moverse ágilmente por todo el campo de batalla, sus movimientos parecen una danza de muerte, sus embestidas apuntan con mortal precisión a los huecos en mi armadura, por más que me esfuerzo en evadir, los ataques llegan por todos lados, una golpe de lanza contra mis costillas, otro contra mi pierna, proyectiles explosivos desde izquierda y derecha.
Tengo que rechazar sus lanzas con mis armas en el momento preciso para saltar hacia atrás evadiendo ambas explosiones.
Su talento en el combate cuerpo a cuerpo es incluso superior a su talento para manejar la sangre, poco a poco comienza a tomar la iniciativa tratando de interceptar mis movimientos, restringiendo mi movilidad con una cortina ineludible de ataques.
- Solo rindete ya humano, jamás podrás superarme - Dice mientras trata de perforar el cristal de mi casco con la punta de sus lanzas.
- El daño que provocas se repara al instante, en cuanto se te acabe el maná que estás desperdiciando la victoria será mía - Ésta vez una lanza de sangre sale del suelo atravesando mi muslo derecho deteniendo mis piernas por un instante.
Tiempo suficiente para tratar de apuñalar mi pecho pero en el último segundo puedo bloquear su lanza con mi brazo derecho, la lanza atraviesa mi blindaje y pasa por entre los huecos del esqueleto de titanita clavándose en mi carne, instantáneamente un dolor insoportable recorre todo mi brazo, múltiples espinas hechas de mi propia sangre perforan mi carne desde dentro.
Con toda la fuerza que puedo reunir, rompo la punta de su lanza y doy un paso atrás.