Hace un rato ya que me encuentro rondando por la caballeriza algo pensativo, e inquieto tras salir huyendo de aquel pasillo, sintiéndome el hombre más tonto e inservible sobre la faz de este mundo.
Cabizbajo peleando contra mis propios demonios allí me encuentro algo melancólico — realmente soy un idiota — recalco una y otra vez sumergiéndome aun más en mi propia desgracia.
Es tanto el ruido en mi cabeza que aquello me produce que no puedo estar quieto por lo que constantemente me encuentro en movimiento, por ende rápidamente paso de estar de pie a acomodarme sobre la superficie de un viejo troncó que se encontraba justamente al frente de la cuadra donde se encuentra Ivanty cosa que repito alguna que otra vez.
En tanto aquel animal probablemente al escuchar como yo renegaba de aquella forma, tal vez debido a que reconoció mi voz o simplemente se sintió atraído hacía aquellos sonidos provenientes desde el exterior que ante mi nula sospecha asomo su cabeza por encima de la pequeña puerta que le obligaba a mantenerse encerrado y desde allí con curiosidad me miró.
Ante la forma en cómo aquel pretendía prestarme atención me sentí cautivado y es por este mismo sentimiento que de alguna forma terminé acercándome.
Ante su singularidad yo no me vi privado de mis emociones al contrario su presencia me otorgo la suficiente libertad como para poder expresarme y en un intento de reducir mi malestar extendí mi mano hacia a él y Ivanty en respuesta a ello solo agacho su cabeza permitiéndome así tocarle mientras cerraba sus ojos tras dejarse llevar por las múltiples caricias que extendía yo atreves de su cabeza.
— Por lo menos tú te puedes llegar a relajar — ante aquellas palabras empecé a suspirar — yo a diferencia de ti no puedo decir lo mismo, ahora más con el gran embrollo que de algún modo eh montado aquí y lo peor sin querer.
La carga sobre mis hombros que aquello dejo pesaba con fuerza y se sentía horrible y no era para nada cómodo tener que lidiar con ello.
Los constantes pensamientos de culpa arremetían una y otra vez prácticamente ahogándome en un vaso de agua del cual no veía manera alguna de salir.
— Te quedarás hay culpándote.
Una pregunta, una sola se escucho que me hizo poner en alerta, una que me hizo helar la sangre ante la sorpresa, alguien sin dudas se encontraba allí en aquel lugar y quien fuera sin dudas era capaz de ser cauteloso al igual que Christian.
— No se que más hacer, realmente yo no le hice daño. Si, admito que todo empezo por mi culpa, pero mi intención nunca fue que todo esto terminará así, incluso yo le pedí a Milena que no cruzara y sin embargo no me escucho, arriesgo su vida solamente por querer encontrar a Ivanty hasta que al fin y al cabo dimos con él escondido en aquel lugar.
— No es de extrañar en ella, su lema es que toda vida es igual de importante tanto humana como animal y eso significa que si ella puede hacer aunque sea el más mínimo intento de salvarle, sin dudas lo aprovechara con creces aunque eso le cueste la vida.
Sus palabras me hicieron darme la vuelta pues de la manera en que aquel hablaba de Milena sin dudas me daba a entender que tal persona era alguien que realmente la conocía.
Ante mi incredulidad el señor Manuel yacía de pie justamente detrás de mi con las manos introducidas a cada lado en los bolsillos de su pantalón.
— Hace mucho que la conoce — cuestione con algo de nerviosismo.
En el rostro de aquel hombre se dibujo una sonrisa algo curveada en la cual solo la parte derecha de su labio se levanto — si Alexander.
— Y siempre ha sido tan terca.
— Podría decirse que siempre ha sido así y que eso es tanto su mayor defecto como por igual su mayor virtud.
— Entonces Milena se parece un poco a mí.
Manuel saco sus manos de sus bolsillos, ante mi vista aquel retrocedió unos cuantos pasos y acomodándose en el tronco dio a entender lo que él pensaba de lo que yo acababa de decir.
— Podría decirse valga de nuevo la redundancia, aunque para serte sincero tienen muchas diferencias que los hacen individualmente únicos a ambos y exactamente perfectos a los ojos adecuados, lástima que los dos terminan tomando decisiones erradas que los terminan conduciendo justo a momentos como estos.
Al escucharlo algo en mi me decía que su mensaje traía detrás una intención la cual yo no había descubierto en su totalidad al igual que su presencia allí cosa de la cual yo suponía que Manuel me haría conocedor en poco tiempo.
— Que es lo que quiere decir señor Manuel, no lo entiendo.
— Que ya eres un adulto y debes de actuar como tal, no puedes ir por el mundo siendo tan caprichoso pensando que los demás tienen que hacer las cosas bajo tus reglas y cuando lo quieres, también debes de darte la oportunidad de escuchar lo que los demás tienen para decir o incluso pensar.
Ante aquel yo agache la cabeza y me encogí de hombros, la reprimenda estaba finalmente siendo descargada sobre mí como desde un inicio debió de ser.
— Lo siento, realmente no quería que esto terminará así.
Manuel se puso de pie, de su ser mientras se acercaba a mi podía sentir como su respiración se volvía algo pesada lo que me daba a suponer que de esta yo probablemente no iba a salir bien librado.
Suponía que ante el desastre Manuel se atrevería a propiciar alguno que otro castigo pues realmente lo merecía, pero no, a diferencia de lo que yo pensaba aquel solo se limito a colocar su mano derecha sobre mi hombro y desde allí tras palmearme lo escuche decir.
— Espero que esto te haya servido de lección, la vida no puede ser vista tan cuadrada sino que debe de verse con una mente más amplia, una en la cual puedas sumar todo lo que has aprendido no importando cual sea el resultado que hayas obtenido de ello, ya sea un buen recuerdo o una mala experiencia, porque a fin de cuentas son esas cosas precisamente las que te moldean no para mal, porque con mal no has de pagar además de que ello solo te sumerge más en tu propia destrucción, sino para bien y para ser un mejor hombre.
Su actitud sería me hacía sentir algo incomodo sus palabras hacían bastante sentido en mi cabeza y de alguna forma su actuar lo hacía singular e incómodamente familiar para mí.
— Sí señor Manuel, lo entiendo, ella no merecía pagar por mi estupidez.
— Pues qué bueno que lo haces y espero que realmente lo que eh dicho lo pongas en práctica.
Aquel hombre palmeo mi hombro por última vez y frente a mi allí se quedo en pie observándome, yo al sentir sus ojos fijos en mi persona de alguna manera me hacía sentir diminuto e insignificante, en tanto cuando finalmente me atrevía a elevar el rostro ante él Manuel continuo finalmente hablando.
— Respecto a lo sucedido ayer Milena me contó que fue lo que ocurrió con la máscara, con Ivanty y cómo fue que terminaron de aquel lado en la vieja pastorela, así que jovencito, desde ahora te lo digo que lo que has dañado tendrás que reponerlo, aquel artículo que tomaste era un preciado recuerdo del señor Carlos que tendrás que reponer en su momento.
Algo nervioso lo interrumpí — no se preocupe solo dígame que tengo que hacer para remediar mi error.
— Pensaba que eso no lo dirías nunca, bien...
Manuel y yo por un rato estuvimos conversando, respecto a como yo podía llegar a resarcir mi error, no solo por la pérdida de la máscara que con la lluvia aparentemente se arruino sino también por los problemas que le cause a Milena.
— Y bien realmente cree que yo podre cuidarla.
— Eso espero, o sino ya sabes que te pasara o tengo que repetirlo.
— No señor, no tiene que hacerlo.
Esas fueron las últimas palabras que entre Manuel y yo se escucharon antes de que aquel se marchase dejándome solo allí aun más lleno de dudas y de preguntas muchas que con el pasar de los días iban aumentando.
Lo que me pareció más curioso de hablar con él fue un momento en especifico que surgió tras yo haberle hecho una pregunta respecto al señor de la casa el señor Carlos, a Manuel directamente cuestione el porqué durante el tiempo que tengo rondando por allí no le eh visto y de paso aprovechando la interrupción pregunte por su esposa Jocelyn y por Ava, pero aquel hombre de ellos no dijo ni una sola palabra más bien me evadió lo que me hizo sin dudas empezar a sospechar.