Chereads / Las Flores que Me Diste / Chapter 6 - Capítulo 6

Chapter 6 - Capítulo 6

Esa noche al entrar a mi habitación, me sorprendió mucho el hecho de que una computadora portátil estuviera justo ahí, sobre el tocador. La computadora era de color plata y sí, también tenía un moño. ¡Era una Mac! Había una nota en papel de color blanco.

La razón de esta computadora es en parte, porque aceptaste escribir sobré mí. Te será útil, cualquier cosa que se te haga complicada, puedes decirme y con gusto te enseño a usarla. ¡Gracias por ayudarme!

¿Qué cosas tan más inesperadas? Sobre la cubierta de la computadora estaba una flor. Una rosa de color blanco y olía muy agradable.

Hace rato, después de que él me platicara sobre el empleo, siguió contándome el porque es que necesita que alguien como yo, escribiera sobre él.

—Yo te pido esto, no porque sea egocéntrico o arrogante. ¡Nunca me ha gustado ser así! Es solo que realmente, necesito la opinión escrita de alguien diferente. Alguna vez me rompieron el corazón, me trataron de forma cruel cuando yo siempre estuve dando lo mejor de mí. Y sí. Es verdad cuando digo que aún no logró superar del todo ese pasado. Pero espero superarlo muy pronto. ¡Necesito de tu ayuda!

Ángel era muy sincero y eso me hizo sentir especial. No le das tu confianza a cualquiera y aunque yo no entendía del todo porque es que él seguía ayudándome, aun así decidí corresponder a esa confianza que Ángel me estaba regalando. Tomé su mano derecha y la cubrí con mis dos manos. Su tacto era tibio, cálido, suave. Nos estábamos mirando y eso era agradable.

—Te ayudaré. Quiero ayudarte a sentirte bien. ¡Gracias por confiar en mí! Empiezo a valorar más nuestra amistad.

Abrí la computadora. La pantalla estaba oscura y sobre el teclado había una hoja impresa. Era un pequeño contrato.

Ángel editorial.

La presente orden se entrega a _____________________________ con motivo a su reciente acuerdo de empleo. Este contrato entrará en vigor justo en el momento en que el empleado firme el contrato con su empleador y ambas partes tendrán la oportunidad de trabajar de forma conjunta.

En este caso, la señorita_______________________________ está a punto de firmar un contrato con una editorial muy importante. Sí. Este será un contrato exclusivo por una obra personal y sincera, que será entregada al editor en jefe Ángel de la Mora.

El empleado se compromete a:

1. Cumplir con el deseó requerido del empleador.

2. Mostrar sinceridad en todo momento. Esto implica que a la hora de escribir, revele tanto los detalles más agradables, como los detalles más desagradables. Es importante que la escritura no omita cada detalle que a ella le parezca intensamente emocional.

3. La escritora debe ser muy discreta con este contrato, por lo que está prohibido divulgar cualquier detalle tocante a la obra escrita.

4. Al finalizar la obra, la escritora debe entregar un manuscrito impreso al destinatario final.

5. La escritora deberá aceptar los regalos que provengan del empleador.

6. Si fuera el caso que la escritora decide no completar la obra y toma la decisión de renunciar, no es necesario que se disculpe con el empleador. Lo único que se pide es que se entregue el manuscrito aunque sea de forma incompleta.

Ángel de la Mora está agradecido por tu compañía. Es un gusto poder ayudarte, por qué aunque parezca sorprendente, de alguna u otra manera que tú no percibes, tú me estás ayudando bastante. ¡Gracias por aceptar este empleo!

Sin más por el momento, se despide de usted Ángel de la Mora.

Está de acuerdo: ____________________________

Fecha: ______________

***

¿Cómo se supone que debe ser una amistad? En mi vida no me había formulado esa pregunta y me sentí nerviosa de repente. ¡Sí! La vida cambia rápidamente y no espera a que tú estés listo. Quizá y yo había planeado escapar de mi prostitución, pero no fui yo quién planeo conocer a Ángel, solo fue algo que se dio por casualidad.

¿Román era un amigo? ¿Qué tipo de relación tenemos él y yo? ¿Me encontrará? Resulta ser que él estuvo varias veces conmigo y me alentaba, realmente me hacía sentir bien. ¿Yo correspondía a lo que él hacía por mí? Supongo que sí. Después de todo, una amistad funciona porque las dos partes se sienten cómodas y disfrutan de buenos ratos. Sí. Entonces más que enamoramiento, Román es mi amigo. Los dos estábamos en una situación que nos unió. Fuimos compañeros. Cuidábamos el uno del otro y regularmente pasábamos buenos ratos de camaradería en mi habitación. Él bebía alcohol y yo un poco de sidra. Yo le contaba algo y él se reía. Se quedaba quieto por algunos minutos y yo intentaba hacerle un retrato a lapicero. Él me hacía sentir tranquila y supongo que yo le hacía sentir lo mismo. ¡No sexo, ni caricias! Yo le quería y él me quería de la forma más sincera posible. Solo hubo un poco de desnudez emocional entre nosotros. ¿La desnudez emocional es mala?

***

A la mañana siguiente, después de haber desayunado, le pedí ayuda a Ángel con la computadora. Él me enseñó a prenderla y brevemente en veinte minutos me enseñó a usar la aplicación en la que tendría que escribir. Nunca antes había utilizado una computadora o algún programa informático que procesara texto, pura escritura a lápiz y papel. ¡Extrañaba mi cuaderno!

—Si llegarás a tener alguna complicación, no dudes en llamarme.

—Está bien. Espero no tener dudas, haré mi mayor esfuerzo.

—Antes de irme quiero que abras el enlace que te mandé por mensaje, está en tu celular.

Encendí la pantalla de mi móvil y abrí la aplicación de mensajes. El enlace abrió la aplicación de Spotify. Era una playlist.

—¿Tú hiciste está lista de música?

Asintió.

—Si. Son algunas de mis canciones favoritas. Espero te puedan servir para inspirarte.

Sonreí. Que buen detalle porque la verdad si necesitaría inspiración.

—Que bien. Gracias. La escucharé primero y luego comenzaré a pensar en que debería escribir.

—Bueno. Pues regreso en un rato. No dudes en llamarme si necesitas algo.

Recordé el contrato.

—Claro. Antes de que te vayas, quiero entregarte el contrato. Ya lo firme. ¡Gracias por tu ayuda!

Le entregue la hoja. Sus dedos la tomaron y ahí cuando él vio mi nombre y firma, sonrió. Parecía una sonrisa emocionada con un brillo especial en sus ojos. Se fue a su oficina.

¿Cómo debería empezar una historia que hable sobre un hombre como Ángel? ¿Cómo podrías describir a un hombre millonario si tan solo con escuchar la palabra millonario, la mente nos trae muchos pensamientos y descripciones? Era verdad que Ángel era un muchacho millonario, pero él era un millonario diferente. ¡De eso no había duda! Ángel parecía ser un hombre seguro de sí mismo, cordial, humilde. ¿Le gustaba el sexo? Eso no lo sé. Aun sabiendo que yo era prostituta y que el oficio de mi cuerpo era dar placer a hombres de diferentes edades; aun sabiendo mi situación tan desagradable y desdichada, él nunca intento acostarse conmigo. Así que supongo que el sexo le gusta, pero no es lo primordial en su vida. ¿O sí? ¡No sé! Aún no conozco esa parte de su vida y de su ser.

***

Me encontraba sentada en el comedor, la computadora estaba sobre la mesa y yo había comenzado a escribir algo. El timbre sonó de repente, doña Luisa abrió la puerta. Escuché que se saludaban y de pronto la voz de esa mujer comenzaba a acercarse a mí. Dirigí mi atención a ella y pude saber de quién se trataba. Era Claudia, la hermana de Ángel. Cuando ella me vio, se sorprendió por completo, estaba sonriendo emocionada.

—¡Así que eres tú! —Ella se acercó rápidamente a mí y me abrazó. Me tomó por sorpresa—. ¡Un gusto en conocerte! Soy Claudia. Te vi el otro día en mi fiesta de compromiso y me sorprendí bastante. O sea, Ángel lo tenía bien escondido, pero al final me da mucho gusto por ustedes dos.

Parecía que la emoción del momento era única, especial, como si hubiera demasiada química.

—¡Mucho gusto Claudia! Soy Karol. Gracias por invitarme a tu fiesta. Me encantó tu mesa de dulces y tu vestido, te veías muy bien. ¡Felicidades!

La verdad es que no se me ocurría otro tema para poder hablar con ella.

—¡Ay gracias! En verdad. Siento que está pasando algo importante en mi vida. Jacob y yo estamos muy contentos.

Ella parecía ser sincera, no había diferencia entre su hermano. Quizá y era por qué sus padres así los habían criado.

—¡Eso está súper bien! Y qué bueno que los dos están disfrutando esta etapa de sus vidas, creo que es de las mejores etapas que se pueden tener.

Sonreí de forma sincera.

—Si. ¿Y ustedes para cuándo?

Su pregunta me tomó por sorpresa.

—¿Cuándo qué? —Pregunté con una sonrisa desconcertada.

Ella se sentó. Al igual que Ángel, su piel era clara, quizá hasta un poco más pálida que la piel de su hermano.

—Si Karol. ¿Cuándo se comprometen?

Abrí los ojos como platos. Reí de forma chistosa, como una risita tonta.

—Ah. No. Ángel y yo solo somos amigos.

Me lanzó una mirada que parecía no creer lo que yo decía.

—No te creó. La verdad, es que mi hermano no sale con cualquiera y déjame decirte que no lo había visto sonreír demasiado después de mucho tiempo. Le rompieron el corazón, Daniela se iba a casar con él pero entonces, ya sabes, ella lo engañaba con un primó de Jacob. Ángel no volvió a sonreír después de eso. ¡Por eso vine! Porque quería confirmar que tú y él estaban juntos. Mis padres hablan muy bien de ti. ¡Me caes súper bien!

¿Era verdad? Ella estaba muy segura de lo que decía y realmente no me sentía incómoda hablando con la hermana de Ángel. Tal vez es que no conocía mi historia y yo debía contársela. Seguro que ella era muy consciente de la bondad de su hermano y tal vez ella entendiera que él solo estaba ayudando a una chica a superar un frío pasado.

—Gracias por decirme esto. La verdad es que tu familia es muy agradable y han sido muy buenas personas conmigo. Pero la verdad es que Ángel y yo...

—Le caíste muy bien a mi mamá —me interrumpió—. Sabes, ella no es fácil. A mí cuñada, la esposa de mi hermano mayor no le fue muy bien al principio, bueno, aun no es de mucho agrado para mi madre. A Jacob tampoco le está yendo muy bien que digamos. Mamá no lo aprueba, no sé por qué. Pero es curioso que tú le hayas caído bien desde la primera vez que te conoció. Ni a la misma Daniela le fue tan bien como a ti.

¿Eso era cierto? ¿Le había caído tan bien a Aurora? Bueno, yo misma había comprobado que ella no era una mala persona conmigo. Me había invitado a comer a su casa. Platicamos. Bebimos vino juntas. Le conté la verdad y ella no se apresuró a juzgarme, al contrario, me agradeció por aparecer en la vida de su hijo. ¡Quizá sí era cierto!

—Quiero que seas mi dama de honor. Digo, ya eres parte de esta familia y eso me hace feliz también. Así que quiero compartir mi felicidad contigo. ¡Seremos hermanas!

¿Hermanas? ¡Nunca tuve una hermana! ¿Qué habrá sido de mi hermano menor? ¿Estará bien? ¿Mamá? Está chica era muy gentil conmigo. Quizá era mayor que Ángel por uno o dos años. Y era mucho más grande que yo como por seis o siete años.

—¿Enserio? —Pregunté. No podía creer lo que ella me estaba pidiendo.

—Si. Hablo muy en serio. De hecho venía a invitarte. Iremos de viajé a la playa. Ya sabes, debes alistar tu traje de baño. Le llamé a Ángel y él me dijo que viniera. ¡Me dará gusto que puedan venir con nosotros!

¡Orales! Que padre. Me emocione. Yo nunca había ido al mar. Sonreí. ¡Estaba muy emocionada! Le di un abrazo a Claudia y ella correspondió a mi muestra de afecto de forma muy agradable.

***

—Claudia vino está tarde. Me pidió que fuera su dama de honor.

Él me estaba escuchando con atención. Parecía emocionado con lo que le estaba diciendo y realmente me estaba dando su atención.

—Ella está muy emocionada de haberte conocido, además la idea de que seas su dama de honor le hace mucha ilusión.

¿Y él? ¿Qué pensaría Ángel de mí en estos momentos?

—Si. Lo sé. Me dijo que para cuándo nuestra boda.

Casi se atraganta. Estábamos cenando.

—¿Enserio te dijo eso? Está vez se pasó de emoción.

Sonreí.

—Si. Ella piensa que tú y yo somos novios. La verdad es que tanto ella, cómo tu madre, tienen el mismo pensamiento.

Lanzó un suspiro. No lo culpo.

—Disculpa si eso...

—Descuida. No hay problema. Yo, las dos me contaron un poco de...

Me quedé en pausa, de pronto sentí que tal vez me estaría entrometiendo demasiado en su vida.

—Daniela —su voz había perdido la emoción. Sonaba triste, nostálgico, roto.

Bajo la mirada.

¡Ángel la tenía presente!

—Si. Me contaron sobre ella.

Su plato estaba vacío y parecía que él intentaba aclarar su semblante.

—Aun duele. Yo... ha sido difícil.

Apreté los labios. ¿Qué debía decirle? Quizá y me estaba metiendo en un asunto que no me correspondía o tal vez si debía entrometerme, después de todo ambos habíamos acordado tener una amistad.

—Yo espero que un día te deje de doler —decidí mirarle a los ojos—. Sabes, un día podrás pronunciar su nombre y ni siquiera te va a doler. ¡Lamento que te hayan roto el corazón!

Entonces noté una lágrima impactarse contra el plato. Eso era algo sorprendente. A lo mejor y su corazón no sanaba porque esa chica lo termino pulverizando. Verlo desde esta forma, Ángel parecía muy vulnerable y entonces me acordé de mí. ¿De mí? Me acordé de mi dolor emocional, de mi tristeza y de como yo sola afrontaba el duelo en lo más oscuro de mi habitación. Tal vez le pasaba lo mismo. ¡Sí! Yo también se de corazones rotos y nostalgias. Sin dudarlo, me levanté de la silla y camine y me detuve justo a su lado. Pasé mis brazos por sus hombros y hundí mi rostro en su hombro. Él estaba llorando y yo decidí abrazarle. Lo apreté cálidamente a mí y término sujetando mis manos contra su pecho.

—¡Aun no entiendo por qué lo hizo! O que fue lo que yo hice mal. Si pudiéramos regresar el tiempo, yo...

—Shssssss —le interrumpí—. No digas más. Aunque pudieras regresar el tiempo seguro que aun así no hubieses logrado descubrir sus verdaderos motivos hacía ti. No podemos leer el corazón de las personas, solo nos queda confiar y pensar en que ellos nos van a corresponder igual a como los tratamos.