Perspectiva: Cara Leonora.
Patet, Lunae 03 de December del 1572.
Las personas ingeniosas como yo, tenemos muchas ventajas y beneficios; no obstante, creo que el costo de estos es muy alto, pues perdemos gran parte de nuestra libertad, y nos sometemos a cargar con grandes expectativas; es completamente normal que ocurra, al fin y al cabo, la gente tiene nociones muy arraigadas sobre aquellos que tienen talento y habilidad; nos convertimos en sinónimo de perfección y excelencia, aunque no contemos con esas características. Sin embargo, hay ciertos aspectos que no puedo aprobar, uno de ellos es la incapacidad de elegir tus pretendientes; pienso que como mínimo, se me debería permitir enamorarme, o por lo menos, convivir con alguien que en verdad me merezca por mérito propio; en consecuencia, le rogué a mi tía con todas mis fuerzas que aceptara ese pequeño deseo, y después de muchos intentos, ella accedió de muy mala gana, estaba feliz por escapar de un destino triste.
Con el fin de encontrar a ese hombre digno de tocarme, me vi obligada a degradarme a la condición de "Esclava" y adulterar mi Tarjeta de Identificación y de Estado, sería problemático si alguien logra conocer mi procedencia y tratara de aprovecharse de eso. Utilizando mi autoridad, le ordené a un demonio comerciante de esclavos que me llevara al continente Humus para luchar contra los aventureros más fuertes que pudiera hallar, así determinaría si eran dignos; por supuesto, el poder no es un determinante absoluto, pero es un aspecto que habla muy bien de un hombre.
Al principio estaba motivada y tenía grandes esperanzas, pero las cosas no resultaron como pensaba; los humanos son débiles, ¡increíblemente débiles! Es más, son idiotas y salvajes, me veían con ojos de lujuria y malicia, es cierto que soy muy bella y grandiosa, pero los tontos deberían conocer su lugar y entender cuándo es que algo se encuentra fuera de su alcance. Luego de más de 1 año de peleas infructuosas, estaba cansada y decepcionada, aun así, no podía volver a casa con las manos vacías, no después de todo el esfuerzo en convencer a mi tía; estaba preparándome para partir a la siguiente ciudad, pero el demonio vendedor de esclavos me dijo que había un aventurero muy talentoso llamado Agis Jardiel, como no tenía nada que perder decidí darle una oportunidad.
Cuando lo vi por primera vez, pensé que era otro debilucho y comencé asentirme frustrada, aunque, su apariencia no está nada mal, cabello corto de color negro, ojos marrones, piel blanca, delgado, pero con buena musculatura y un rostro serio que lo hace ver muy apuesto, sin duda es de mi tipo. Agis tiene una Subclase muy poderosa, Mago de Vanguardia, sin mencionar que me supera por mucho en Unidades Mágicas, y es muy hábil en hechizos de todos los atributos; ese demonio hizo un buen trabajo en presentarme a un humano que merece mi reconocimiento. Mientras luchábamos me di cuenta de que también es un guerrero de primera categoría, fue la primera vez en mucho tiempo que alguien logró arrinconarme. Contra toda lógica, Agis se rindió y se mostraba muy apurado en marcharse, en ese momento, entendí que estaba siendo rechazada, me quedé estupefacta, no podía creer que un simple plebeyo se atreviera a tal cosa, sin embargo, eso no me impidió obligarlo a ser mi compañero.
Nuestra relación no comenzó de buena manera, así que utilicé todos mis recursos para ganarme la confianza y afecto de Agis; al poco tiempo, me convertí en alguien indispensable para él, pero eso no es suficiente, yo deseo que me ame y que dependa completamente de mí; como mucho, a penas consigo que de vez en cuando me vea de forma erótica, las cosas no van nada bien; para rematar, su sirvienta, Leila Fraire, constantemente se interpone en mi camino, cuestiona mis decisiones y no para de provocarme, lo peor de todo es que siempre consigue enfurecerme, como resultado, termino mostrándole a Agis una apariencia indecorosa. A pesar de todo, Agis es muy dulce y atento conmigo, a menudo me invita a cenar, es muy respetuoso y más o menos entiende mis sentimientos, parece que soy yo la que está amándolo y dependiendo de él más y más.
Actualmente, me encuentro en mi habitación, un espacio que Agis me preparó con mucho esfuerzo en esta "casa"; es muy halagador que se tome la molestia, pero como una dama distinguida, es una deshonra vivir en un lugar de clase baja como este, incluso he utilizado algunas de mis posesiones para hacer este cuarto un poco más digno; aun así, sigo sintiéndome enjaulada y agobiada. En este momento, Agis está en la sala leyendo noticias en el periódico sobre la Santa de la Curación, quien seguramente se convertirá en un problema más adelante; él dice que perdieron contacto hace mucho tiempo, pero el hecho de que prometieron reencontrarse, es una clara señal de que esa chica está interesada en Agis.
La vida de los plebeyos es muy difícil, debo acostumbrarme rápido para no convertirme en una molestia, en fin, tomará un buen tiempo. Mientras pensaba esas cosas, activo el hechizo [Almacenamiento], y saco un Artefacto Mágico de comunicación, he decidido que hoy llevare a cabo mi plan para ganarme el cariño de Agis de una vez por todas, ya no soporto que Leila sea la única que reciba su amor.
- [Activar comunicación: Demonio]
- [¡Mi Señora Cara! Es un placer escuchar su bella voz, ¿en qué puedo servirle? – el demonio responde con sorpresa.]
- [Basta de halagos; Demonio, quiero que convoques a Agis inmediatamente y lo mantengas ocupado por 2 horas. – le hablo con firmeza.]
- [Mi Señora, mi nombre es Bonfilio, le ruego que por favor lo recuerde. – me responde nervioso.]
- [Demonio, no me digas lo que tengo que hacer, puedo destruir tu tienda en cualquier momento. – hablo molesta.]
- [¡lo siento mucho! – se disculpa con arrebato – este demonio cumplirá su orden.]
- [Más te vale. – lo digo con severidad.]
- [Fuera.]
Me considero una mujer paciente, pero eso no significa que me voy a quedar tranquila cuando alguien me ofende, o que voy a esperar que las cosas se hagan por si mismas; también está el hecho de que mi paciencia es limitada y selectiva, no todos la merecen ni dura para siempre; es increíble que una mujer tan virtuosa y magnánima como yo, sea empujada al grado en que debo recurrir a medios viles para que Agis se fije en mí.
◇◇◇
Siendo las 3 de la tarde, alguien toca la puerta, seguramente, es un subordinado de ese demonio, a su vez, salgo de mi habitación; ¡jum! Ese demonio es eficiente, mi tía es muy sabia al convertirme en su patrocinadora.
- Leonora, ¿quieres acompañarme a la tienda de Bonfilio? Uno de sus ayudantes me dijo que debía discutir algo con él sobre nuestro Contrato. – Agis me invita mientras el enviado espera afuera.
- Debo encargarme de un asunto importante en este momento; lo siento, pero no puedo acompañarte. – hablo con naturalidad.
- Mmm… – pone cara de decepción – entonces voy a ir solo.
- Mi Señor, permítame acompañarlo. – interviene Leila.
- Entonces…
- Agis, – le interrumpo – presiento que ese comerciante tiene algo que decirte solo a ti.
- Ya veo… – se muestra pensativo – Bueno, supongo que tienes razón, – acepta sin cuestionarme – lo siento Leila, creo que será mejor que vaya solo, vuelvo más tarde, adiós.
¡Haaa! Así es como me gustan los hombres, lindos y obedientes cuando deben, ahora puedo disponer rápidamente del mayor obstáculo en mi plan.
- Leonora, ¿Qué estas tramando? – Leila me habla con desconfianza.
Ni siquiera duda en suponer que fui yo la causante de esta situación, aunque es algo normal, Leila es una mujer muy desconfiada, probablemente ya puede vislumbrar mis intenciones, al fin y al cabo, mi plan es muy sencillo, pero no menos efectivo.
Me acerco a la puerta y la bloqueo con mi hielo mágico, de esta manera, Agis no podrá entrar tan fácilmente si por casualidad regresa antes de tiempo. Por otro lado, Leila toma su arco y flecha con la intención de intimidarme, debo admitir que tiene bastante valentía al hacerlo. Honestamente, Leila me cae muy bien, es una chica disciplinada, leal, inteligente y un poco audaz, características muy buenas para una plebeya que nunca ha asistido a la universidad; desgraciadamente el sentimiento es unilateral, ella me ve como alguna clase de mujer problemática con malas intenciones; hace bien en sospechar, sin embargo, considero que es muy exagerada.
- ¡No te muevas! – Leila alza la voz.
- [Arte Especial: Prisión de Hielo] – rápidamente lanzo un hechizo sobre ella.
Una gruesa capa de hielo cubre a Leila desde los pies hasta el cuello, en respuesta, dispara una flecha a mi pecho, pero es inútil, pues la detengo en el aire con mi capacidad de controlar el agua y hielo, Leila no se fijó que sus flechas están hechas de mi hielo mágico, no hay forma en la que pueda golpearme con una de ellas.
- ¿Crees que no puedo detener mis propias flechas? – le pregunto con sarcasmo.
- ¡Lo sabía! Quieres hacerle daño a Mi Señor. – me responde con rabia.
- Tranquila, ¿Por qué habría de lastimar a mi hombre? – hablo con seguridad.
- ¿Hombre? – repite mi última palabra con tono de asombro – ¡tú! Quieres alejarlo de mí, ¡te matare! – me grita con odio.
- Ja, ja, ja, ja, ja, ja, por favor, no me hagas reír, es antiestético. – hablo con desagrado.
Mi risa de hace un momento fue genuina, pero a los ojos de los demás, es como si nos estuviéramos burlando de ellos o algo así. Particularmente, no me gusta reír, me veo terrible, como un pez agonizante que abre y cierra su boca intentando respirar; Mamá me dijo una vez que las Gelum no deben reír en público, que lo hiciera en privado y con las personas que sean de confianza, así que sí, confío bastante en Leila, a pesar de que esté diciendo que quiere matarme.
- ¡Me las pagarás! Le diré a Mi Señor lo que estás haciendo. – me habla en tono de acusación.
- ¿Mira quién habla? Si es la chica que pone pociones de sueño en las bebidas de Agis, aquella que miente constantemente; y esa sierva que se toma el atrevimiento de demandar a su Señor. – hablo en tono sarcástico.
- ¿Qué? – responde en tono de sorpresa.
- Si, sé lo que guardas celosamente en tu armario, – le respondo con confianza – es una orden de convivencia permanente bajo las leyes Gelum.
- …
Leila guarda silencio al tiempo que trata de liberarse, otro vano intento, sin embargo, no debo ser descuidada, los pequeños detalles y subestimar a los otros, te puede llevar al fracaso; además, ella es una hibrida de Gelum, aunque su control de agua y hielo es débil, con el tiempo suficiente podría soltarse.
- No dejaré que escapes, [Arte Especial: Cadenas]
Del suelo se generan unas cadenas marrones que rodean su cuerpo envuelto en hielo; este hechizo de atributo Tierra es mi especialidad, al módico precio de 100.000 Unidades Mágicas, impide el movimiento y evita que el objetivo utilice magia; la única forma de liberarse es con el uso de habilidades, dones o una asombrosa fuerza, pero esta chica no cuenta con ninguno, por lo que es imposible que lo consiga. Normalmente las cadenas desaparecerán al cabo de una hora, sin embargo, con la técnica mágica Amplificar, es posible multiplicar varias veces la duración de algunos hechizos; esta vez, las cadenas permanecerán por más de 2 horas, creo que es lo más correcto dada la ocasión; aumentar el tiempo de efecto también cuesta, específicamente hablando, para Amplificar un hechizo se debe pagar un 30% del costo original cada vez, lo cual no es gran cosa para mí.
- ¡¿Qué quieres hacerme?! – me pregunta con furia.
- Nada, – hablo en tono despreocupado – es solo una medida provisional para que no molestes.
- Cuando me libere de esto, ¡voy hacerte lamentarlo! – de nuevo me responde con rabia.
- ¿Podrías calmarte? Quiero hablar contigo de mujer a mujer, me gustaría que llegáramos a un acuerdo antes de que Agis vuelva, ¿te parece? – hablo con tranquilidad.
- ¡No tengo nada que discutir contigo! – mueve su vista a otro lado.
- Leila, somos hermanas de raza, como tal, deberíamos ayudarnos mutuamente… – lo digo en tono serio – busco lo mismo que tú, complacer a Agis, ¿no?
- … – me ignora.
Antes me habría enfurecido, pero este es un momento importante, no debo perder los estribos esta vez; en verdad me gustaría que llegáramos a un acuerdo que sea beneficioso para todos, pero parece que Leila no sabe o no entiende muy bien las costumbres Gelum, algo insólito, siendo ella un miembro de esta raza. En el Imperio Ferruarum, es normal que un hombre tenga varias mujeres, como mínimo 4 por ley; en promedio, cada varón tiene alrededor de 5 a 8 esposas, lo cual es motivo de orgullo y felicidad, pues entre más señoras despose un hombre, denota su grandeza, amor y virilidad; no obstante, sin importar la resistencia, es muy difícil lidiar con tantas doncellas, por lo tanto, es necesario conciliar en que forma deben llevarse las relaciones sexuales, las citas, y en general todas las implicaciones de la vida conyugal. Debido a esta absurda enemistad con Leila, no hemos podido establecer bien nuestros roles, tácitamente ella es la que se encarga de la comida y los quehaceres del hogar, mientras que yo soy la que ayuda cuando es necesario hacer uso de magia; pero ya es tiempo de definir con claridad el papel de cada una en los diversos aspectos de nuestra convivencia.
- Haa… – suspiro – Leila, no soy tu enemiga, tienes que entender que debemos establecer una relación de equidad; simplemente, no puedes acaparar a Agis para ti misma. – hablo con honestidad – Esto no puede continuar, ¿Qué harás cuando Agis tenga más esposas? ¿una pataleta?
- ¡Eso no te importa! – me responde molesta.
- Me caes bien, ¿Sabes? A pesar de todo lo que peleamos, creo que eres una de las pocas personas que puedo considerar una amiga, por eso quiero que arreglemos las cosas por las buenas.
- ¿Por las buenas? Esto no se aplica para nada a eso. – responde con sátira.
- Tienes razón, pero es que eres muy terca e impulsiva, no me dejaste otra opción. – hablo con franqueza.
- Tsk. – chasquea la lengua.
No soportando más, la golpeo repetidas veces en la cara. ¡Esta mujer! No conoce su lugar, si fuera mi sierva le enseñaría lo que es el respeto. Luego de varios puñetazos, recupero la compostura. ¡uff! El rostro de Leila no se ve nada bien, pero es mitad Gelum, aunque su regeneración no es tan buena como la mía, es suficiente para lidiar con esos moretones, de hecho, ya se está curando poco a poco; menos mal, Agis se molestaría conmigo si ve a Leila lastimada.
- Fuuuu… – exhalo para calmarme – debes ser más respetuosa con tus superiores, no quiero recurrir a la violencia, pero voy hacerlo si me obligas; ¿entiendes? – hablo en tono severo.
- … – se queda en silencio.
Como pensé, Leila es esa clase de persona que solo aprende por las malas, que triste; por otro lado, el castigo es efectivo, ya no se ve tan altiva y rebelde, ahora si está dispuesta a escucharme. La violencia no es buena, pero es el camino más corto para que la gente entienda su situación, solo cuando saben que son más débiles que su oponente, es que deciden negociar; eso fue algo que mencionó vagamente mi tía en la cena sobre la política, pero no hay duda de que se aplica a otros aspectos de la vida, como en esta ocasión.
- Debemos conciliar ahora para hacer nuestra convivencia más llevadera; Agis dijo que debíamos llevarnos bien, ¿vas a ignorar una petición de tu Señor? – le hablo en tono provocativo.
- ¿Qué es lo que propones? – me pregunta con reticencia.
- Muy bien, escucha atentamente, – hablo con tono intimidante – no me gusta repetir palabras…
En las siguientes 2 horas, Leila y yo discutimos sobre cómo se harán las cosas de ahora en adelante; en primer lugar, yo voy a ser la esposa oficial, en consecuencia, obtengo varios privilegios que merezco por derecho propio, por ejemplo, Leila no puede tomar decisiones por su cuenta sin consultármelo, así como muchos otros beneficios; en segundo lugar, ambas compartiremos la cama con Agis, pero yo seré la primera en hacer el amor con él, después de todo, soy su primera esposa, ¡la primera!; en tercer lugar, Leila continuará a cargo de las labores del hogar, por mi parte, solo voy a prestarle mi ayuda cuando el uso de magia sea absolutamente necesario; en cuarto lugar, utilizar cualquier herramienta maldita está terminantemente prohibido, esto es algo en lo que no puedo ceder bajo ninguna circunstancia; finalmente, todo lo referente a las citas y otros detalles lo dejamos para después, ya que la presencia de Agis es necesaria en esos asuntos, a fin de cuentas, él tiene que aceptar estos compromisos.
◇◇◇
- He vuelto. – Agis lo dice mientras entra.
- Hola Agis, que bueno que volviste, – le saludo con amabilidad – te estaba esperando, ya es hora de la cena. – lo acompaño a la cocina.
- ¡vaya! Se ve delicioso. – se sorprende al ver la comida sobre la mesa.
Sí que demoró en volver, ya son las 7 de la noche, pero es posible que se detuviera a comprar algunas cosas o probablemente el tráfico estaba muy congestionado; en fin, eso no importa, ¡mi momento ha llegado!
- ¿hm? ¿no vas a comer? ¿Dónde está Leila? – me interroga mientras se sienta en la mesa de la cocina.
- Ya cené, pero te acompañare para que no te sientas solo; en este momento Leila está durmiendo, dijo que estaba cansada, que se disculpa por no recibirte. – hablo con naturalidad.
- Ya veo… – responde despreocupado – eso es extraño, pero bueno, vamos a comer.
¡Excelente! Todo marcha sobre ruedas, Agis no me cuestiona demasiado y come con mucho entusiasmo; ya sea por hambre o gusto, termina en poco tiempo, aunque no era mucho para empezar.
- ¿Te gustó? – le pregunto con expectación – yo misma lo cociné para ti.
- Muchas gracias, estaba muy rico, – habla con júbilo – no sabía que Leonora fuera una excelente chef, ¿Por qué no me lo dijiste? En serio, deberías cocinar más a menudo. – sonríe con alegría.
La comida que le he dado es especial, consta de arroz con un filete de pescado bañado en una sabrosa salsa, y vino de frutas como bebida; su valor no reside en la calidad de los ingredientes o su sabor, que por cierto, es delicioso y utilicé lo mejor de lo mejor para cocinarlo; lo importante es que este plato forma parte de un antiguo ritual Gelum; la esposa le sirve a su marido una cena como muestra de amor y dedicación, el hombre debe comerlo con gozo aceptando estos sentimientos, en esencia, es una confesión; que Agis lo sepa o no, es otro asunto, pues lo que interesa es que se están cumpliendo los protocolos establecidos por la ley Gelum para convertirme en su cónyuge; ahora debo darle el postre, que no es otra cosa más que el cuerpo de esta dama, ¡uff! Ya me estoy emocionando.
- No estoy al nivel de un chef, – respondo con modestia – pero me hace muy feliz saber que te gusta mi comida; y ya que insistes, de ahora en adelante te cocinare deliciosos platos. – hablo con audacia.
- Jejejejejejeje, – se ríe con gracia – que bueno, me gustaría ver como lo haces.
- Tendrás muchas oportunidades, – le respondo con confianza – ¿y que te dijo ese comerciante? – cambio el tema.
- Me explicó unas cosas sobre nuestro Contrato y luego hablamos de otros asuntos, en general, no fue nada importante. – responde con naturalidad.
- Ya veo… – hago una pausa – Agis, quiero que me acompañes a mi habitación, hay algo muy importante que debo decirte. – hablo en tono serio.
- De acuerdo. – se muestra serio.
Tengo todo preparado en mi habitación para que esta noche sea lo más amena posible: velas perfumadas, pétalos de bellas flores en la cama, un Objeto Mágico que aísla el sonido de afuera y a su vez evita que otros nos escuchen, así como un Artefacto Mágico que reproduce sonidos previamente grabados, en este caso, es el canto de un bardo que me pareció muy relajante, perfecto para esta ocasión.
Temiendo que Leila intentara sabotearme, tuve que retenerla con el Arte Especial [Atadura], otro hechizo de atributo Tierra especializado en impedir el movimiento, es muy similar a [Cadenas] con la sutil diferencia de que este si permite el uso de hechizos, es mucho más difícil liberarse por la fuerza, y el lanzador define su duración; en este caso, he decidido que se mantenga durante 12 horas; también utilicé el Arte Oculta [Desvanecer] que tiene doble funcionamiento, si se emplea sobre hechizos y objetos, los desintegra, en cambio, sobre personas, las deja inconscientes durante 12 horas; es de atributo Agua, lo aprendí de mi tía hace un buen tiempo, cuesta la pequeña cantidad de 250.000 Unidades Mágicas, aunque tiene ciertas debilidades, pero bueno, Leila no tiene oportunidad de resistirse; apliqué estos hechizos a las 6 Pm, por lo que tengo tiempo de sobra para tener una noche muy apasionada con Agis.
- Leonora, ¿esto es lo que creo? – se muestra sorprendido al ver mi habitación.
- Sí, es justo lo que piensas; – le respondo con determinación – Agis, yo te amo, y esta noche deseo expresarte mi amor.
Mientras pronuncio estas palabras, me desvisto ante él sin un rastro de vacilación, no tengo motivos para dudar o sentirme avergonzada: tengo un bello rostro, aunque inexpresivo, refleja excelencia y solemnidad, por lo que es irrelevante si puedo o no, sonreír o realizar alguna mueca; mi piel es suave y blanca como la nieve, realzando mi belleza inmaculada; mi largo y hermoso cabello azul cobalto, denota exquisitez y elegancia; mis ojos color violeta, resaltan mi aura de mujer refinada, poderosa y encantadora; como una mujer de alto calibre, mi cuerpo es esbelto, bien definido, y con curvas que remarcan mi sensualidad y atractivo; por supuesto, cuento con unos grandes y magníficos pechos copa D, colocándome en la cima en lo que a seducción y tamaño de atributos se refiere; así mismo, tengo un enorme y excelente trasero que incrementa mi encanto y fascinación; por último, mis largas y finas piernas, demuestran mi grandeza como una mujer con una belleza de primera clase.
Me enorgullezco de mi cuerpo, cualquier hombre que me vea desnuda, debería considerarse afortunado; además, no cualquiera puede verme, ni mucho menos tocarme; y a partir de ahora, Agis será el único.
- … – se queda en silencio viéndome con estupefacción.
¡uff! Debo admitir que ser vista de esa manera es un poco estimulante, pero Agis no parece tener intenciones de tocarme, seguramente la belleza de mi cuerpo no le permite actuar. No hay remedio, tendré que tomar cartas en el asunto.
- Agis, no tienes que contenerte, este cuerpo te pertenece. – me acerco a él, pongo sus manos sobre mis senos, y luego realizo una sonrisa provocativa.
- Leonora, yo ya tengo una relación con Leila en este momento, y siendo honesto… – habla en tono triste – yo no te veo de esa forma… – hace una pausa – me pareces una mujer muy hermosa y eres una gran compañera, pero no creo que pueda corresponderte.
Agis me rechaza incluso en esta situación, es un hombre muy denso; esto es frustrante y decepcionante, sin embargo, no he llegado tan lejos para obtener este resultado; tendré que recurrir a métodos coactivos para que me acepte, es triste, pero no hay otra opción.
- Agis, ¿sabes por qué me convertí en esclava voluntariamente? – me muestro seria.
- Heeee... – responde vacilante – perdona mi ignorancia, no lo sé.
- Fue para encontrar un hombre digno de mí. – le hablo con sinceridad.
- ¿Digno? Dices, ¡que absurdo! Existen otras formas más eficientes. – responde con incredulidad.
- Lo sé, pero esas fueron las condiciones que impuso mi tía, – le respondo con honestidad – probablemente lo hizo para minar mi autoestima o tal vez quería poner a prueba mis agallas; sea cual sea el motivo, acepté para demostrarle que no estoy jugando; y ahora que te encontré, no estoy dispuesta a dar marcha atrás. – hablo en tono serio.
- ¿Quién eres? – me pregunta con desconcierto.
- Buena pregunta, – sonrío – soy Cara Leonora Helladius, Princesa del Imperio Ferruarum, – hablo con orgullo – por cuestiones de seguridad, tuve que adulterar mis documentos de identidad y mentirte, perdóname por eso, pero te prometo que no volveré a ocultarte nada.
- ¿Qué? ¿una princesa? ¿Por qué llegarías tan lejos? No tiene sentido. – habla con asombro.
- Verdad que sí, – respondo con condescendencia – pero así es la vida, algunas cosas no tienen sentido ni lógica; en este caso, lo hice porque, como princesa, estaba obligada a casarme con un noble de Ferruarum; – hablo con humildad – pero sucede que soy una mujer muy romántica, quiero entregarle mi cuerpo al hombre que amo, así que rechacé el compromiso y le rogué a mi tía que por lo menos me permitiera elegir a mi esposo, y heme aquí. – realizo una sonrisa audaz.
- No lo puedo creer, es irracional. – se muestra escéptico.
- Te mostrare que es cierto, pero promete que no quitarás tus manos, ¿de acuerdo? – le hablo con seriedad.
Mi solicitud se debe a varias razones: la primera es porque me gusta y es sumamente excitante, la segunda es porque solo así puedo realizar expresiones faciales, y la tercera es porque necesito que tengamos contacto físico para que mi cuerpo reconozca a Agis como mi hombre. Las Gelum poseemos capacidades raciales increíbles, pero estas producen unos efectos secundarios, los cuales inhiben la expresividad, restringen la excitación, incrementan un poco la sensibilidad al calor, tenemos exceso de fluidos corporales, entre otros aspectos; para lidiar con esos inconvenientes, desarrollamos varios mecanismos naturales; entre ellos, se encuentra la cualidad de acondicionar nuestro cuerpo a ser acariciado por un hombre en específico, de ahí que ser tocadas nos genera placer, atracción, dependencia e incluso adicción; al mismo tiempo, cuando lo hace otra persona, no sentimos nada o por el contrario, se convierte en algo desagradable; en consecuencia, es absolutamente necesario que Agis siga tocándome para reforzar mi amor y unirnos completamente.
- Bien… – me responde con reticencia.
Al escuchar esas palabras, sonrío con felicidad, después saco mi Tarjeta de Estado del [Almacenamiento]; para adulterarla había utilizado un Artefacto Mágico muy especial que genera un hechizo Ilusorio permitiendo modificar y distorsionar una pequeña parte de la información que este documento muestra; si intentase cambiar demasiadas cosas, la tarjeta podría averiarse, así que solo manipulé lo más básico, mi apellido, profesión y posición social. Remuevo el efecto ilusorio, la activo y se la muestro a Agis.
Nombre: Cara Leonora Helladius.
Edad: 26 Años.
Raza: Gelum.
Atributo: Tierra.
Estatura: 168 Centímetros.
Peso: 59 Kilogramos.
Unidades Mágicas: 7.192.085
Nación: Imperio Ferruarum.
Sexo: Femenino.
Lugar de Nacimiento: Ciudad Glacies.
Posición Social: Princesa del Imperio Ferruarum/Esclava Voluntaria (Temporal)
Fecha de Nacimiento: 10 de September del 1546.
Clase: Guerrera.
Subclase: Berserker.
Rango de Poder: Avanzado (A)
Número de Identificación: 2.001.132.005
Profesión: Aspirante a Emperatriz/Aventurera.
Rango de Aventurero: Avanzado (A)
Dones: Ninguno.
Habilidades: Dominio del Arma Nivel 10, Dominio de las Artes Marciales Nivel 10, Resistencia al Dolor Nivel 5, Estallido Nivel 2, Inmunidad Nivel 8, Resistencia a la Fatiga Nivel 7, Romper el Limite Nivel 1, Golpe de Onda Nivel 10, Escritura Mágica Nivel 5.
Cualidades Raciales: Fuerza Aumentada, Regeneración Acelerada, Inmunidad al Frio, Alta Resistencia Física, Alta Resistencia Mágica, Creación de Agua y Hielo, Visión Lejana, Visión Cinética, Visión Térmica, Manipulación del Agua y Hielo, Velocidad Aumentada, Aumento de Unidades Mágicas.
Así mismo, le enseño mi sello imperial, un cuadro de mi familia y un acta que certifica mi título nobiliario.
- No puede ser, – se muestra impresionado – es increíble, y yo que pensaba que solo eras la hija de algún noble caído; pero alguien podría haberte reconocido, ¿no?
- Solo los nobles y burgueses bien informados podrían hacerlo; – le explico – los plebeyos rara vez se interesan por las familias reales de otras naciones y, a los ojos de la mayoría, todas las Gelum somos muy similares, por lo tanto, aunque me reconocieran, solo pensarían que me parezco mucho a la princesa; – hablo con seguridad – es Increíble pero cierto, y como puedes ver, no estás en posición de rechazarme.
- Pero ¿no crees que es un problema? Eres la sucesora de la Emperatriz. – habla con preocupación.
- Tienes razón… – me muestro pensativa – probablemente mi tía se moleste bastante, pero no te preocupes, tu eres alguien digno de mi amor y estoy segura de que en el futuro vas a lograr grandes proezas, – hablo con confianza – no he visto a un humano tan inteligente y talentoso como tú; además, siempre se pueden hacer los arreglos pertinentes para que los demás acepten nuestro compromiso; – acaricio la mejilla de Agis mientras muestro una sonrisa brillante – no hay nada que temer, yo me encargare de esos detalles.
- Y ¿no te molesta que también tenga a Leila? – se pone nervioso.
- ¿Por qué habría de molestarme que mi esposo se acueste con su sierva? – hablo con naturalidad – es normal que un señor tenga relaciones con sus siervas. Si tienes sentimientos por ella, tampoco es un problema; todo lo que importa es que me aceptes y me des mucho amor. – hablo con tono alegre.
Papá tiene muchas doncellas y siervas a su servicio, si a ello sumamos sus 7 esposas, él se acuesta con más de 15 mujeres durante la semana; probablemente Agis está pensando que podría lastimar mis sentimientos, pero no hay forma en la que me sienta mal por eso, lo que me molesta es que tenga sexo con Leila mientras me ignora; pero bueno, a partir de ahora me voy a encargar de que se enamore de mí, y la forma más rápida es seducirlo con este magnífico cuerpo, de esta manera, nunca se atreverá a rechazarme de nuevo.
- Entiendo… – se muestra serio – soy muy afortunado de ser reconocido por una mujer de tu calibre; asumiré mi papel como hombre.
- ¡sí! ¡Te amo mucho Agis!
Sonrío de felicidad una vez más y le doy a Agis un beso muy apasionado en la boca, él no se resiste y me corresponde. ¡Como pensé! Besarse con la persona que amas es increíblemente superior que ser vista o tocada; ¡está decidido! De ahora en adelante, Agis tendrá que darme muchos besos todos los días, de lo contrario, voy a mostrarle la ira de una dama insatisfecha.
- Leonora, – me ve a los ojos con determinación – a partir de ahora voy a esforzarme para hacerte feliz, te lo prometo.
- ¡Por supuesto! Ahora mismo soy la mujer más feliz del mundo. – sonrío de oreja a oreja.
Esa noche, Agis me llenó de muchos besos, abrazos y caricias. Temía que no pudiera complacerlo adecuadamente, ya que era mi primera vez, y como es obvio, no tengo experiencia; sin embargo, él me trató con cariño y paciencia. Definitivamente, este es uno de los mejores momentos de toda mi vida, ahora entiendo que hemos venido a este mundo, para vivir y ser felices al lado de nuestro ser amado. Sin temor a equivocarme, el sexo es la máxima expresión de afecto y unión, cada uno da todo de sí, y muestran su verdadero ser. Justo ahora, estoy segura de que Agis me ama, de otro modo, no me haría el amor con tanto esmero y pasión; se esforzó para que ambos lo disfrutáramos, y constantemente susurraba a mi oído, palabras colmadas de afecto y dulzura; Agis se comportó como el príncipe que había soñado, en verdad, ¡fue perfecto!