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Chapter 74 - La confirmación de Susan

Luego de que el suspiro de la vida me ha colmado a mí, con un momento tan esperado como era este, ante mi humanidad una la cual es tan parte mía como mi mitad lobuna, me vi sorprendido tras sucumbir ante la tranquilidad que haber disfrutado de su cuerpo me proporciono.

Hambriento de ella la recorrí, la hice mía en toda su extensión, pero sin embargo en vez de ella caer rendida a mis pies, fui yo que terminé rendido a los suyos.

Yo, que llevo tantos años sin descansar como la palabra completa lo amerita, eh terminado aquí y ahora en este mundo de fantasía, abrazado a Emma como cual roca inmovible, como si ella fuese todo cuanto eh soñado en esta vida, sintiendo me seguro me vencí ante el agotamiento haberme llegado tras haber concluido aquel momento en el que la pasión de ambos se desbordó, ante la locura misma.

Sintiendo el aroma de su pelo junto y experimentar el tan jugoso calor de su piel, me vi perder la más grande de las batallas, una que no se pelea con armas y en la cual compito con las manos vacías y sin una mísera armadura que me pueda resguardar de los impactos que el querer y el amar dejan tras de sí.

Ajeno a todo sintiéndome en paz, lucho con el querer y el poder, pues quiero despertar y necesito hacerlo, pero se me hace sumamente difícil lidiar con ello.

Ya al final después de mucho batallar finalmente logré salir, ante mis dudas pude llegar a abrir mis ojos y contemplarla allí recostada, sumamente en calma, totalmente relajada y llena de serenidad.

Al verla no pude evitar dirigir mi mano derecha hasta ella, y desde allí dedicarme a acariciar con suma delicadeza el contorno de sus mejillas que aún se mantenían algo enrojecidas tal vez por el momento que suscito nuestra enérgico e indomable ocasión o tal vez era a causa de la fiebre que aun la atribulaba.

Independientemente de lo que fuera que aún se mantenía aquejándola, yo la contemplaba y la divisaba como la flor más hermosa que a mis manos había podido llegar mientras me dedicaba a pensar en cada una de las situaciones que por alguna razón habíamos terminado tan envueltos.

A un mes casi de que toda esta historia de besos, caricias y ahora este inolvidable ápice, la dicha me dominaba convirtiéndole probablemente en los mejores días de mi vida independientemente de nuestras esperadas discusiones provocadas más que nada por mi, aunque últimamente no eh estado con ella el tiempo suficiente, constantemente no la dejo de pensar, no la dejo de soñar y aun menos desear.

Así dejo que transcurran los minutos unos en los cuales permito que solo ser y mi sola energía se mantenga muy unida a la suya.

Totalmente concentrado acariciando su cabellera dejándome inundar de su calor como si intentase yo con ello apartar de ella aquella cruz me encuentro cuando de la nada se escucha provenir de la puerta — "Toc, toc, toc"…

Por incidencia del sonido giró mi cabeza en dirección hasta el reloj despertador que se encuentra aún lado de la cama sobre la mesilla de noche, en el cual puedo leer con claridad que apenas son las tres, treinta de la madrugada, de modo que lleno de preguntas y habiendo retirado a Emma de mi pecho tras colocarla sobre la cama me puse de pie me coloque un pantalón por lo pronto para cubrir mi desnudez y casi de seguido empecé mi caminata rumbo a la puerta de acceso lugar de donde procedía aquel sonido.

Antes de siquiera llegar nuevamente aquel mismo golpeteo se escuchó, hueco, fuerte y con algo de exigencia "Toc, toc, toc" como si la persona que se encontraba del otro se encontrase ante una verdadera emergencia.

Al fin y al cabo, cuando me disponía finalmente a abrir a aquella compuerta, habiéndola dejado ya de par en par salgo y tropiezo en tanto con tal dichosa persona, que cruzada de brazos y con una expresión lo más acercada a la preocupación se mantenía a espera mía.

— Sucede algo Susan — cuestione no muy bien me dispongo a cerrar a aquella compuerta antes de darle la espalda.

— Sí y algo muy delicado.

— Primero necesito que me digas ¿Qué sucede? Y así entender por qué o para que debo salir a prisa.

— Emma a desaparecido, fui a su recamara a revisar su temperatura y simplemente no está por más que la eh buscado.

El rostro de Susan yacía desfigurado por la desesperación, realmente haberla perdido ahora que se encontraba enferma y bajo su cuidado había sido todo menos agradable, sabiendo que no podía hacerle a la larga porque sin dudas ella no merecía que la torturase de aquella manera, ante tal inquietud dice sin mediar las consecuencias habiendo mantenido en el rosto la seriedad.

— No Susan, Emma no ha desaparecido.

— ¿Qué... como qué no? Entonces donde esta.

— Esta dentro aquí en mi recamara, ya lleva unos minutos dormida.

Las preguntas del porqué de aquello empezaron sin dudas a rondar por su cabeza, pues era fácil de leer en su rostro la molestia que aquello le había causado.

— Y que hace aquí, no me digas que la has traído tú.

— ¿Qué? No, claro que no, ella ha aparecido sola en pleno inicio de la madrugada.

Enojada con algo de rabia aquella gritó — y así mismo como apareció no pudiste tomarte el tiempo de llevarla de regreso.

— ¿Por qué haría eso? Si es precisamente lo que quería.

Susan se aireó al escucharme proclamar aquello por lo que fue lo único que bien basto para que de aquella el enojo brotara.

Ante el coraje el nudo que aquella había bien formado con sus brazos anteriormente los deshizo en un tris y aprovechando mi pasividad zampó contra mi cara una fuerte bofetada.

— Dominieck te lo advierto, no cruces esa línea, no te lo permito, Emma no es un juguete más de aquellos tantos a los que estás completamente acostumbrado a tomar, a ella la respetaras porque ella si no te has dado cuenta, sí tiene quien la defienda.

Su reacción me dejo perplejo, pues lo que menos tenía pensado es que aquella opondría tal resistencia con tal de retarme aun no importándole lo que pudiera hacerle independientemente de que fuéramos amigos.

— Y en qué momento eh dicho algo respecto a ello, se perfectamente que Emma no es como las demás a lo largo del tiempo me lo ha venido demostrando, pero hoy, hoy sin dudas fue nuestra noche especial y me sorprende que tu experta en lobo no hayas notado que se encontraba en pleno celo, por eso ella ha terminado aquí y me ha buscado por justa y propia razón como adulta que es.

Susan me gritó y me maldijo tras no lograr que yo cediese y diera mi brazo a torcer pensaba que haciéndolo probablemente me renegaría de continuar con aquel juego, pero no.

Aquella gruño tras el enfado llevarla al límite, pero yo, no hice nada, no podía y ante aquello me negaba rotundamente, pues de hacerlo en contra de su adorada Susan probablemente Emma no me lo perdonaría y yo la verdad no me puedo arriesgar a ganar su rechazo, por lo cual ante los clamores de aquella mujer me encogí de hombres, agache la cabeza y seguí por ello escuchando sus contantes reclamaciones.

— Es que no te piensas defender — dijo aquella tras haber transcurrido algunos pocos segundos, ante las provocaciones que ella misma cometía en mi contra.

— Si me defiendo puedo hacerte daño y ella no me eximiría ante mi falta.

Susan ante mí se quedó quieta, aunque tenía la cabeza agachada podía notar como aquella me observaba con atención como queriendo adentrarse a la parte más interna de mi alma y así entender mis resientes cambios.

— Que ha pasado en ti Dominieck realmente te has ablandado, no lo entiendo, de ser otros los tiempos estoy casi segura de que ya no hubiera quedado nada de mí.

Formando una risa algo tonta sintiéndome sorprendido por lo que mi propia mente se encontraba maquinando dije casi sin pensar, pero sintiéndome completamente en paz.

— Todo apunta a que ella, ha tenido el poder suficiente como para hacerme mejorar no voy a decir que me en convertido en un mejor hombre pues desde luego estaría mintiendo, pero, al reconciliarme con aquella parte de mí que pensaba imposible sin dudas eh dado un gran paso hacia ello.

Susan había tomado una actitud algo más calmada cosa que hizo mientras me encontraba replicado aquellas palabras con total tranquilidad cosa que noté en ella no muy bien dirigí mis ojos hasta su persona, ahora, sin embargo, aquella se encontraba enmarcando una cálida sonrisa en su boca que aparentaba ser todo más que sincera.

— Eso significa que te cansaste de hacer berrinches.

Respondiéndole con la misma expresión dibuje una pequeña mueca en el borde de mi boca y sintiéndome algo más relajado tras ver la calma venir de ella indique.

— Significa Susan que no quiero seguir echando mi vida a la basura, en el mundo lo eh tenido todo y sin embargo no he tenido ni la más mínima porción de felicidad, problema tras problema han ido surgiendo tras la avaricia segarme y a que me ha llevado ello al peor de los castigos la soledad, con ella y por ella han surgido peleas y de la mano incluso la muerte se ha interpuesto, la vedad yo no quería ser un criminal, pero todo por alguna razón me ha conducido a ello, a ese cruel destino.

Susan sorprendida por mis palabras se acercó a mí con algo de burla, en tanto con el dorso de su mano toco varias veces mi frente queriendo prácticamente asegurarse de que no me encontraba presentando un cuadro febril, alguna alucinación o algo por el estilo.

— No lo puedo creer realmente eres tú Dominieck.

— Pues claro que lo soy — dije tras intentar alejar sus manos de mi rostro — quien más podría ser — termine de cuestionar.

Susan volvió a sonreír esta vez de una forma más cálida y nuevamente volvió a colocar sus brazos cruzados a nivel de su pecho — siempre habrá alguien en este mundo que nos hará sí o sí volver al camino correcto, ya sea por sus justas palabras o por medio de sus acciones que nos harán poner en duda nuestros actos de alguna u otra manera y aparentemente la tuya llego justo a tiempo y la has ido siguiendo inconscientemente como un manso cordero.

Aunque era incomodo escuchar aquello venir de ella, sabía que tenía razón pues la presencia de Emma me ha hecho poner en duda desde el momento uno todo a mi alrededor, era totalmente molesto, pero contaba con absoluta verdad.

Pensando en sus palabras me quede por un momento contemplando al suelo sintiéndome algo tonto, Susan pasado un momento se acercó, toco mi hombro ansiándome salir del transe que yo mismo había formado y espero a que le observase a los ojos para finalmente decir.

— Espero que estés seguro de lo que has decidido porque desde ahora en adelante, Emma será lo único que te ate a este mundo, ante la desesperación, la rabia, el dolor, el miedo y la confusión úsala como tu soporte, confía en su persona y en que ella podrá lidiar con cualquier situación al igual que tu, ten por seguro que si realmente se quieren solo travesaran simples baches y nada más, te ataste a ella en su primer celo lo sabes ahora no habrá nada que les prohíba estar juntos.

Sus palabras hicieron gran eco en mi cabeza al entender por primera vez que ella era consciente de lo que ocurría — in momento tu sabías de ello.

— Tenía mis dudas, pero sí, no pensé que su celo aparecería tan de la nada y que aún menos ella sería quien te buscara.

— Pero entonces a que se ha debió todo esto de la cachetada.

La burla de nuevo apareció en su rostro, algo más evidente y replico — me la debías — su rostro nuevamente cambió se transformó en uno más benevolente y dulce y de seguido indico — ya vete a descansar, luego seguiremos conversando al respecto.

Y alejándose tras haber proferido sobre mi hombre izquierdo unas cuantas palmadas de allí se marcho desapareciendo en su travesía a través del pasillo sin dejar huella alguna por allí, dejándome con los pensamientos revueltos y sintiéndome evidentemente algo tonto al respecto.