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Chapter 50 - El dolor de la aceptación

(Dominieck)

Un golpe tras otro Lyall y yo nos inferíamos, nuestra contienda era un total caos y fue tanto el estrepito de aquella que no solo nos bastó revolcarnos sobre el césped pues antes de que pudiéramos analizar ambos la situación terminamos justo en el agua, totalmente mojados y aun estando aquel elemento de por medio nosotros no parábamos.

Cada golpe que yo propinaba lo hacía enserio e indudablemente infringía daño contra aquel, pero a Lyall no le importaba.

Yo lo hacía con rabia por lo que yo llevaba acumulando muy dentro de mí, tanto pensamientos, sentimientos, deseos e ideas que en su momento hubiera querido compartir con mis padres cosa que por la situación presente nunca podré hacer, por tanto, aquello me atormentaba, no me dejaba pensar con claridad y ante la provocación de aquel caí como si nada.

Pero por alguna razón al ver el rostro de aquel hombre yo sentía que para Lyall era más que nada todo aquello objeto de diversión aun a pesar de encontrarse con el labio lacerado luego de yo golpearlo, cuestión que deduje una vez me encontraba encima suyo mientras yo yacía sujetándole por la ropa con firmeza como si se tratase de una pelea que llevaba a cabo en contra mi más viejo rival.

De modo que, fue cuando me encontraba listo para nuevamente liberar un fuerte puñetazo contra su rostro, que al ver aquella sonrisa que se instaló en la comisura de su boca que me vi obligado a dejarle en el acto.

Algunos segundos más bastaron hasta que los dos pudimos salir del agua y como dos viejos amigos nos acomodamos a horillas de aquel lago magullados, empapados y un tanto adoloridos.

— Valla, si los años han pasado bastante rápido, durante tu niñez recuerdo lo mucho que disfrutabas retarme y pelear conmigo, por mucho tiempo aquel fue tu juego preferido, aunque siempre solías perder. Ahora bien, no recordaba que pegabas tan fuerte sin dudas me has tomado de sorpresa.

Lyall para aquel momento aun no paraba de reír aparentemente estaba complacido por cómo había reaccionado.

— Eres un idiota, sino me hubiera detenido probablemente te hubiera dejado en un muy mal estado y lo sabes.

— Valla que lo sé, pero no lo has hecho y te has detenido justo a tiempo cosa que me sorprende porque te conozco bastante bien, por lo que de haber sido otras las circunstancias sé que probablemente te habrías desquitado cada una de las cosas que te eh hecho intentando formarte como un guerrero fuerte, pero con pocas emociones mientras tenía la absurda idea de que contigo podía llegar a desquitarme lo que el mundo hizo contra mí.

Lyall ante mí en congio sus piernas y sobre ellas acomodo los brazos, al tiempo que dirigía su vista hacia el lago enfocando con curiosidad sus ojos en tanto pasado unos pocos segundos, aquel indico.

— Se sincero contigo mismo por primera vez en tu vida y confiesa que tu no soportas la idea de verlos allí por muy rudo que te intentes mostrar al mundo, y créeme que yo tampoco lo soporto, no cometas mí mismo error y no huyas de tus emociones por muy anti ellas que yo te haya educado.

— Lo peor es que tienes razón, no lo soporto, pero no puedo simplemente echarme a llorar, me niego a ello.

Ante sus palabras no pude evitar revivir el malestar por el que me vi obligado a enfrentarme a aquel, aunque esta vez tomaba ante nada una actitud mucho más calmada.

— Como terminaron así Lyall, se cómo funciona la petrificación, pero ellos aun eran bastante jóvenes como para morir así, a no ser que algo allá provocado su muerte.

Para Lyall aquella pregunta significo quizás un tema algo delicado porque no muy bien realice tal interrogante la expresión totalmente tranquila que reinaba en su rostro se volvió algo más seria y pesada así que una vez aquel dirigió su vista hacia mi indico sin tardar.

— Seguro que quieres saberlo.

— Totalmente, no escatimes en responder.

Lyall volvió a dirigir su vista al lago, esta vez con algo de evidente intranquilidad y allí observando la imagen que a la distancia se formaba mientras que en su rostro la tristeza se anidaba, en tanto los últimos rayos de luz iluminaban con recelo la superficie del agua, aquel empezó a narrar.

— Tus padres murieron hace casi cuatro años, tu madre ya llevaba un buen tiempo enferma, la fiebre de plata se hizo en ella un día de la noche a la mañana y de la misma manera le arrebato rápidamente su salud y estabilidad; ella no quería que Emma la viese así, odiaba con todo su ser la idea de que el ultimo recuerdo que ella tuviese en vida de su amada abuela fuera precisamente en un estado de evidente demacración, así que ella y Sonn un día simplemente decidieron irse antes de que todo ocurriese.

Lyall suspiro, hablar de aquello sin dudas le producía muchísimo dolor y tocaba con fuerza la fibra sensible que curiosamente, aunque poco visible en el habita.

— Días después Sonn también enfermo se contagió de la misma enfermedad y lo hizo de una manera acelerada aún más que como paso con tu madre y todo se agravó tras Aerdmond finalmente fallecer; tu padre para aquel entonces no quería ver a nadie quería solamente estar a solas con ella y Sëlwer le ayudo, paso un mes antes de que yo pude volver a ingresar y para mi sorpresa y conmoción para mi regreso todo ya había sucedido.

— Pero no había alguna forma de salvarles.

— Lamentablemente no, hasta ahora no se ha descubierto alguna cura que ayude a contrarrestarla o por lo menos reducir sus síntomas, es super atroz y destructiva, aunque lo que me sorprende de todo esto es que para ellos poder contagiarse tuvieron que haber estado cerca de alguien que portase la enfermedad y sin embargo fuera de ellos no ha habido ni un solo reporte en toda la zona.

— Estas seguro de ello.

— Completamente, es mas no ha habido ni un solo caso ni aquí ni mucho menos en toda la zona a la redonda ni durante aquel tiempo ni en el transcurso de los anos, es como si ella hubiera sido enviada a ellos de manera específica, y Sëlwer no es que ayude mucho.

— Ayudar, pero de que hablas es solo un espíritu.

— Sencillo, Sëlwer es mucho más que un simple espíritu es un ente especial que con más cuidado en su momento te aclarare que es, ahora bien, él desde que ellos murieron no ha podido vivir en paz, no se acostumbra a la idea de que ya no están y constantemente se mantiene reflejando la imagen de tus abuelos sobre su antigua cama, simplemente se niega a dejarlos ir y es un poco perturbador.

— ¡Eh! Entonces ellos no están en la habitación.

— Lamento decirte que no.

— Entonces donde están...

… … …

Aunque no era de mi agrado por un buen rato me quede allí con Lyall hablando pacíficamente, cosa que era sin dudas extraño pues durante los años que llevo conociéndole nunca había sido tan cordial y cauteloso para su trato conmigo, cosa que estimo que sin dudas se debe a Lina, por tanto, estimo que aquella sin dudas le hizo tomar una perspectiva diferente de lo que era en verdad la vida, pues desde su aparición la diferencia ha sido notable.

Lyall entre las cosas que me rebelo también me confeso en donde los cuerpos de aquellos perfectamente yacían y lo que debía de hacer para que Sëlwer dejase de comportarse así, después de todo aquel solo obedecía completamente a mi familia.

Gracias a aquella conversación también pude enterarme de cómo se encontraban los demás quienes tranquilamente reposaban ocultos en uno de los miles de escondites que están dispersos por el bosque y de los cuales Monoe consta con completo conocimiento, suceso que sin dudas me alegro y removió un poco de mí el leve sentimiento de preocupación que en mi habitaba.

Pasado un rato ya cuando todo estaba lo más aclarado posible, Lyall y yo volvimos a la casa y ante la puerta de acceso aquel indico.

— Les dejare algunas cosas para que pasen aquí tranquilos algunos días antes de que podamos regresar, así podrán estar lo más cómodos posibles, la casa tiene acceso a agua potable así que no tienen de que preocuparse.

— Como, no te vas a quedar.

— No, tengo que irme, Lina me espera.

Lyall como prometió entro a la casa y en medio de la oscuridad se perdió ante mi vista, al poco rato aquel a voces me llamo — Dominieck entra y con pasos decididos me hice hacia el interior de la misma.

Su llamado me condujo casa adentro rumbo a la cocina donde aquel se encontraba, para mi llegada Lyall se las había arreglado para encender algo de luz gracias a las lámparas de aceite que habían escondidas en la casa siendo cuidadoso con cada detalle y tras un momento más donde la conversación reino aquel finalmente se despidió y se marchó de allí.