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Chapter 66 - CAPÍTULO 53.5- Cris, un buen amigo.

(Extra- Los héroes.)

(Pov- Drei.)

¡¡Hola, Capital!! ¡¡Llegó su nuevo héroe!! ¡¡Ahora todos griten mi nombre y comiencen a rezarme!! ¡¡La leyenda del héroe Drei acaba de iniciar!!

Lo gritaría, pero me ejecutarían por llamarme a mí mismo héroe, faltándole el respeto a los héroes verdaderos, aquellos que derrotaron al Rey Demonio y nos libraron de los demonios para siempre.

Ah, nací demasiado tarde para ser un héroe y luchar contra los demonios, pero la paz es bonita también. Es mejor vivir aburrido en un mundo pacífico cuyo únicos peligros son los monstruos que fácilmente pueden ser derrotados por los aventureros, que vivir en un mundo con demonios violadores y asesinos.

Ese Rey Demonio violó a mi abuela paterna y provocó que ambos, mi abuela y abuelo, tomaran la decisión de suicidarse, pues no soportaban que mi abuela haya sido profanada por el Rey Demonio. Intentaron colgar a mi padre con ellos, pero logró liberarse de la soga y escapar, logrando sobrevivir.

Mi padre entrenó para ser capaz de proteger a sus seres amados y evitar que algo como eso se repita en su vida, logrando convertirse en uno de los guardias protectores de la ciudad y ganando prestigio.

Mi madre enseña magia en mi escuela, pues los Elfos son expertos en el uso de la magia. Los Elfos y Hadas son las únicas razas en donde todos pueden usar magia, excepto, por supuesto, los mestizos como yo, que soy mitad Elfo y mitad humano. No heredé el talento mágico de mi madre. ¡Pero a la mierda el talento mágico! No lo necesito para ser poderoso. ¡Mis habilidades físicas son más que suficientes como para partirle el culo a cualquiera que se atreva a desafiarme!

Pffff. Magia. ¿Quién te necesita? Solo lloré cuando me enteré que no podía usar magia, simplemente porque me entró polvo a los ojos. No te creas la gran cosa.

Ah, y hablando de abuelos, ahí están ellos. Mis abuelos maternos, que odio con todo mi corazón. ¿La razón? No es nada del otro mundo, algo sencillo y sin chiste... ¡¡Esos hijos de puta casi matan a mi madre por no obedecerlos!! ¡¡Ahhhhhhhh!! ¡¡Esos hijos de puta no querían que mi madre se casara con mi padre y hasta la dejaron casi muerta porque ella se negaba a obedecerlos!! Si no fuera porque mi padre alcanzó a salvarla, ella ya estaría muerta. Por eso los odio, por creer que los Elfos solo deben estar con Elfos, para mantener su sangre pura. Tonterías. ¡Todos tenemos derecho a amar a la persona que queramos, sin importarnos lo que los demás piensen! Obviamente, siguiendo las leyes.

Pero bueno, aquí estoy, en la Capital, viendo a mis abuelos entrenar a su nieto en el campo de entrenamiento de esta escuela.

Vine a esta escuela ubicada en la Capital, por dos razones. La primera: ¡Ver entrenar a los hijos de los héroes! Ya superé y memoricé los movimientos de los más poderosos de mi escuela, ahora es tiempo de subir de nivel.

Cristhela es capaz de seguirme el paso en los entrenamientos, así que es necesario aprender cosas nuevas, para que ambos podamos seguir avanzando y no estancarse.

Voy a ver a los hijos de los héroes pelear e intentaré crear movimientos para ser capaz de al menos esquivar sus ataques sin necesidad de usar mis ojos celestiales. Si logro mejorar mis reflejos y velocidad sin necesidad de usar mis ojos celestiales, al usarlos, los resultaron se multiplicarán por dos, o hasta tres veces, dándome una gran ventaja. Además, tal vez no siempre pueda depender de mis ojos, posiblemente algún día mi maestro me los quitará. Aprovecharé al máximo mis ojos para lograr mejorar.

Los hijos de los héroes tienen una excelente reputación... Bueno, excepto uno.

—¿En serio es el hijo de dos héroes?- Dije decepcionado, al ver que una chica está golpeando en el suelo a un pobre chico.

Zei, el hijo de la héroe Dreifa que, por cierto, me pusieron Drei en su honor, porque ella fue la que salvó a mi madre con su magia curativa, y el héroe Zeiker.

Zei es el hijo de dos grandes héroes, pero creo que Dreifa engañó a su esposo con un plebeyo débil o simplemente intercambiaron a su bebé por error, porque ese chico, Zei, es muchísimo más débil que yo, incluso mi yo antes de conocer a mi maestro podría derrotarlo.

Está siendo golpeado en el suelo por la hija del héroe Freiko, pero lo está golpeando usando su fuerza mínima, puedo sentirlo, y lo hace para no matarlo y burlarse más de él.

Hay muchísimos alumnos observando la pelea, o más bien, la humillación, y simplemente se ríen de él, no quieren ayudarlo. Disfrutan lo que están viendo.

Sí, puedo comprender ese sentimiento. Zei viene de una de las familias más importantes del mundo, pero es más débil que nosotros. Aunque él sea más importante que nosotros en cuanto a estatus social, en términos de poder, somos superiores a él, y eso les hace sentir que son mejores que él. No me incluyo en eso porque conozco perfectamente el sentimiento de ser menospreciado por aquellos que son más poderosos que yo. Burlarme de alguien más débil sería hipócrita de mi parte, porque no me gustaría que alguien se burle de mí por ser más débil que esa persona, y siempre existirán seres más poderosos que yo. La humildad es algo que mi maestro me enseñó a valorar, pues mientras más alto esté, más me dolerá la caída, pero si siempre tengo en mente que no soy lo más importante en este mundo y que siempre podrían aparecer seres más poderosos que yo, la caída no me dolería, porque sabría que eso pasaría.

Ah, lo siento, Zei. Odio el acoso escolar, pero ella es la hija de un héroe, me cortarían la cabeza si le digo que se detenga.

... Vaya, vaya.

Su uniforme está roto, así que puedo ver su abdomen y brazos.

A pesar de ser débil, no deja de entrenar, ¿eh? Zei tiene un buen cuerpo, así que posiblemente sí sea fuerte, al menos físicamente. Lo que lo hace débil, es su mentalidad y personalidad sumisa. Él no está hecho para ser un guerrero, y por lo que veo, difícilmente logre convertirse en uno.

Si esto sigue así, terminará muerto tarde o temprano. Debería rendirse y cambiar su aspecto, su nombre y emprender un negocio. Comenzar una nueva vida. Sería lo mejor. Si se sigue torturando de esta manera, lo único que sentirá es dolor. Él no está hecho para ser un guerrero, no tiene lo que se necesita.

Bueno, como sea. Su pelea no me sirve de nada, así que pasaré a mi segundo objetivo.

La segunda razón por la que vine a este lugar, fue para demostrarle a mis abuelos de mierda que, a pesar de ser mestizo, no soy una basura.

Sinceramente, no quería hacer esto, pero mi maestro me dijo que lo hiciera. Sus palabras exactas fueron: "¿No crees que es muy satisfactorio ver una obra maestra destruyéndose? Destruye con tus puños a tu primo".

Si fuera por mí, no me involucraría en esta clase de cosas como la venganza, pues cortamos todo tipo de relaciones con mi familia materna. Vivimos bastante felices, tenemos el suficiente dinero como para darnos nuestros lujos y salir de vacaciones todos los años. Vivimos muy bien, así que la sed de venganza o la idea de una venganza nunca invadió mi corazón pues, para mí, mis abuelos no existen.

Pero bueno, debo obedecer a mi maestro. Estoy más que seguro de que esto es solo para divertirlo. Él me dio poder y me entrenó, así que esta es mi manera de pagarle lo que ha hecho por mí.

Mire, maestro.

Mi primo es, en palabras de mi maestro, un prodigio con la magia de tierra. Está por debajo de los hijos de los héroes, pero tiene una excelente reputación. Si alguien como yo, un chico sin magia, lo derrota, su reputación sufrirá un daño bastante considerable.

La magia de tierra tiene desventajas que puedo usar a mi beneficio. La magia avanza por el suelo, así que puedo darme cuenta por las vibraciones en qué dirección está apuntando y alejarme, o saltar, dependiendo de la situación.

Mi primo se especializa más en defensa y ataques a distancia usando la tierra como lanzas, o eso escuché cuando le pregunté a algunas chicas lo que sabían de él.

Si eso es todo, pffffff, será pan comido, pero no me confiaré. Tengo prohibido confiarme. Mi maestro me ordenó siempre tomarme mis peleas en serio, hasta las más insignificantes, pues bajar la guardia me mataría.

Ah... Abuelos, los odio, pero prefiero no involucrarme con ustedes. Esta será la primera y última vez que les dirija la palabra.

—Oye, ¿qué haces aquí? Ese no es nuestro uniforme, jovencito.

Ay, un profesor. Y es enorme. V-vaya, vaya. Que buen cuerpo tiene. Mis respetos, señor. Admiro a los que se esfuerzan en sus entrenamientos.

—Tome.

Le entregué una carta de mi escuela.

—Tengo permiso especial por parte de mi escuela, y autorizado por la princesa Cristhela. Si me meto en problemas legales o le causo algún inconveniente, ella se hará responsable.

Gracias por tu ayuda, Cristhela, me facilitaste las cosas.

Debo enfrentarme a mi primo en frente de los estudiantes de esta escuela, para humillarlo, y esta era la única manera de que me dejaran entrar.

Fue difícil convencer al director, pero al decirle que derrotaría a mi primo y de esa manera mejoraría la reputación de nuestra escuela, aceptó, pues le di una prueba en persona de mis habilidades.

—Está bien, todo está en orden. Que disfrutes del recorrido.

—Oh, por cierto, ¿ese es el Elfo llamado Kaimanka?- Dije, apuntando a mi primo.

—Sí, ¿por qué? ¿Tienes algún asunto con él?

—Es mi primo.

—¿Su primo...? Sí, ya veo, hueles a Elfo, pero también a humano. Un mestizo, ¿eh? Algo raro, sinceramente. Comúnmente son abortados.

—Fufu. Mi madre se salió con la suya.- Dije, guiñando un ojo.

Crucé los brazos y suspiré.

—Pero, sabes, señor profesor, ese tal Kaimanka no parece tan poderoso. Hasta un mestizo como yo, y sin magia, lo derrotaría sin recibir ningún rasguño.

Siento una mirada furiosa sobre mí. No, tres. Fufu. Ya sabía que me habían reconocido y estaban escuchando mi conversación con el profesor, mejorando sus oídos con magia. Bueno, después de todo, los Elfos reconocen un mestizo al verlo.

—Lo estuve observando y, sinceramente hablando, entrena de una manera tan simple, que hasta da risa. Incluso yo, que no puedo usar magia, puedo derrotarlo en cuestión de segundos. ¿En serio los mestizos somos inferiores a los Elfos? Lo dudo bas...

Di un paso hacia atrás y esquivé una enorme estaca de tierra, que estuvo a punto de lastimarme el rostro. ¿Estaca, lanza? Lo llamaré estaca. Da lo mismo.

—Vaya, vaya. ¿Queriendo hacerme un rasguño para amenazarme? Que lindo.

Volteé a verlos y les sonreí.

—Ese ataque fue tan predecible, que hasta es gracioso. ¿Intentando hacerte ver genial? Tan patético.

Se está acercando, al igual que mis abuelos. Es momento de pasar a la siguiente fase.

Volteé a ver al profesor.

—Disculpe, profesor, tengo entendido que aquí están permitidos los duelos, siempre y cuando no sean a muerte. ¿Puedo retar a mi primo a un duelo?

—Si él acepta, está permitido, pero debes cumplir con las reglas.

—Lo sé, ya me las memoricé. Y no se preocupe, no usaré armas, solo mis puños.

Me acerqué hacia él y grité, para que todos los estudiantes que están entrenando volteen a vernos.

—¡¡Yo, Drei, un mestizo nacido de la relación de una Elfa y un humano, reto al idiota de mi primo, Kaimanka, a un duelo!! ¡¡¿O qué, primo, tienes miedo de que un mestizo te humille?!!

Inmediatamente después de mi declaración de guerra, los gritos de "Pelea, pelea, pelea", comenzaron a escucharse, exigiendo un espectáculo.

Dejaron de entrenar y nos rodearon, formando un círculo alrededor de nosotros, del tamaño perfecto para nuestra pelea.

—Tsk. ¡¿Cómo te atreves a...?!

Activé mis ojos, el tiempo se volvió más lento y le tapé la boca con mi mano.

Los desactivé y el tiempo volvió a la normalidad.

Para él, fue como si me hubiera teletransportado, pero para los demás, fue como si simplemente hubiera corrido a una gran velocidad en un segundo.

—¡Hmmmmh!

—Escucha, terminemos con esto, no comiences a gritar a lo idiota y quejarte. No me des pena ajena y comencemos.

Activé mis ojos y me alejé de ellos.

La ventaja de mis ojos, es que nadie puede ver el repentino cambio de color. Al activarlos, mis ojos se vuelven grises, pero los demás los ven del mismo color del siempre, así que mi velocidad les parece natural y no mágica.

—Esos Elfos de ahí, son mis abuelos. Sí, ellos tienen un nieto mestizo. Oh, que desgracia, ¿no les parece?

Se mantienen con una expresión fría, pero por dentro están furiosos, lo sé. ¿Intentando no darme la satisfacción de verlos enojados? No se preocupen, no lo hago por ustedes, solo derroto a mi primo y me voy... ¿Eh? ¡¿La hija del héroe Freiko me está mirando?! ¡Drei, debemos dar una buena impresión si queremos unirnos al clan de su padre en el futuro!

—Bueno, primo, comencemos. Pero antes, solo quiero poner una regla extra.

—Fufu. ¿Qué? ¿Tanto miedo me tienes?

Los estudiantes se rieron, burlándose de mí, pero yo también me reí.

—Ya quisieras. No me das ni una pizca de miedo. La regla es simple: no enojarse ni quejarse. Conozco a los Elfos arrogantes como tú, y cuando pierden, se enojan y se quejan. "¡Esto no puede estar pasándome! ¡Hiciste trampa! ¡Soy el gran Kaimanka, soy invencible! ¡Hiciste trampa! ¡Soy un bebé llorón que no acepta la derrota! ¡Abuelo, abuela, soy un llorón!" Por favor, no des pena ajena cuando pierdas.

Sí, lo hice enojar. Conseguido.

Ah, que fastidio, pero bueno.

Cerré los ojos.

—Comencemos. Te derrotaré sin recibir daño. Ni siquiera un rasguño.

Me acerqué caminando hacia él.

—¡¡Eso ya lo veremos, mestizo de mierda!!

Vibraciones. Siente las vibraciones en el aire y suelo.

... Ahí viene.

Di un pequeño salto a mi izquierda y esquivé una afilada estaca, aun teniendo los ojos cerrados.

—Uy, casi. Buena suerte la próxima...

Me agaché y esquivé la estaca que salió de la estaca. Apuntando a la cabeza, ¿eh? ¿Realmente intentas matarme?

—¡¡Alto, suficiente!!- Gritó el profesor, al darse cuenta de que mi primo quiere matarme.

—No te preocupes, profesor. No me matará, porque ni siquiera logrará tocarme con eso.

—¡¡Eso ya lo veremos!!- Gritó Kaimanka, y puso sus manos en el suelo.

Ah, está en la posición perfecta para patearlo y derrotarlo, pero el maestro dijo que lo humille antes de hacerlo.

Hagámoslo.

Más de 15 estacas salieron del suelo, pero las esquivé sin problema alguno, saltando y agachándome.

Comenzaron a seguirme, creando nuevas estacas que salen de las que ya están, pero salto y las esquivo, sin dejar que me toquen o rocen.

¿Eh? Esta vibración. Vaya.

Un Golem de tierra salió del suelo detrás de mí y me atacó con su enorme puño.

Según la vibración y sonido, debe medir por lo menos 15 o 20 metros. Perfecto.

Salté y esquivé el puño, y mi salto tuvo la suficiente fuerza como para llegar a la cabeza del Golem.

Destruí la cabeza con mi codo izquierdo y el pecho del Golem lo destruí de una patada.

Me impulsé hacia atrás cuando toqué el suelo, directo hacia Kaimanka.

Un enorme muro de rocas salió del suelo, y siento que se puso su armadura de rocas.

Bueno, eso no será suficiente.

Mi pie tocó el suelo, y tomando un último impulso, salté hacia el muro y lo destruí con mi cuerpo, no sin antes atravesar el muro con mi brazo derecho, apuntando mi puño a su rostro.

Destruí el muro con mi puño, y también su armadura.

Siento sus dientes rompiéndose en mi puño, antes de que saliera volando por el impacto.

Las rocas se volvieron polvo, pues el usuario se desmayó.

Abrí los ojos, y lo primero que vi, fueron los rostros incrédulos de mis abuelos.

Sí, él podrá ser poderoso, pero es débil contra oponentes cuya velocidad supera a la de sus ataques. Debería enfocarse en mejorar la velocidad de sus ataques, o al menos enfocarse en mejorar la resistencia de sus rocas. Fueron más fáciles de destruir de lo que me imaginé. Por lo que vi, él se está enfocando en aumentar su energía mágica, en lugar se mejorar la que ya tiene. Un error fatal. Cristhela cometió el mismo error y por eso era tan débil. Entre más poder mágico tenga una persona, más difícil será mejorarlo. Por eso es mejor tener poco poder mágico y mejorarlo, y cuando sientas que ya no mejora tanto, aumentar tu energía mágica.

Creer que tener mucha energía mágica es mejor, es simplemente una tontería, o al menos eso me dijo mi maestro. Yo no uso magia, así que no me preocupo por eso.

Me sacudí el polvo de mi manos y sonreí.

—Y con los ojos cerrados.

¿Eh? Alguien puso su mano en mi hombro.

—Ten un duelo conmigo.

—¿Eh?

¡¿La hija del héroe Freiko?!

Ay, mi cara. ¡Al menos fui humillado por la hija de un héroe! ¿Eso lo hace menos humillante? ¡Ahhhhhhhh! ¡No lo sé!

—¡Hahahahahaha! ¡Tuviste una excelente victoria, pero fuiste derrotado en 5 segundos por esa chica! ¡Hahahahahaha!

—Y-yo no sabía que su velocidad era tan increíble. Perdón por decepcionarlo, maestro.

—Esa chica es poderosa, así que esto era predecible.

¡No pude ver ninguno de sus ataques, y cuando activé mis ojos, no tuve la velocidad suficiente para ser capaz de esquivarlos! ¡Me derrotó con tres golpes en la cara! ¡Me desmayé por dos días! ¡Ahhhhhhhh!

—Todavía tengo un largo camino por recorrer. Su magia de fuego fue simplemente increíble. Mi yo actual no es rival para ella, no todavía.

—¿Sabes cuál es la debilidad de la magia de fuego?

—¿La debilidad?

CAPÍTULO 53.5- Cris, un buen amigo.

(Tiempo atrás.)

Kei tenía dos pensamientos diferentes acerca de los pobres, más específicamente, los pobres que tenían hijos.

Se preguntaba a él mismo cuando veía a niños pidiéndole sobras a su tía y dinero en la calle: ¿Por qué los pobres tienen hijos? Es inhumano. Solo los condenan a vivir una vida de carencias y dolor.

Pero tenía otro pensamiento, uno que no era tan cruel y muy humano: Todos tenemos derecho a tener una familia propia. La alegría de ser padres, sin importar el estatus social, las personas tienen el derecho de elegir ser padres. Ser pobres no les quita el derecho de tener hijos y amarlos.

Esos dos pensamientos luchaban para sobresalir en la mente de Kei. Cuando veía a un niño ayudando a su madre a limpiar un auto, sonreía, pues en ese niño veía a alguien que estaba dispuesto a ayudar a su madre para poder salir adelante con sus vidas, y como veía a la madre o padre haciendo lo mismo, no sentía que se aprovecharan del niño. En ese tipo de situaciones, en donde Kei sentía que el niño ayudaba a sus padres por voluntad propia, el pensamiento positivo se adueñaba de él.

Pero todo lo contrario sucedía cuando veía a niños pidiendo dinero en las calles, claramente desnutridos o con ropas sucias y apestosas. Al verlos en una situación tan penosa, solo podía sentir lástima por ellos y el pensamiento negativo se adueñaba de su cuerpo.

Kei se consideraba a él mismo pobre, pues su tía lo mantenía, es por eso que se prometió a él mismo solo tener hijos cuando esté estable económicamente.

Aunque también existe un tercer pensamiento en él, y el más cruel de todos: Los pobres deberían morir.

—¡Rápido, la cartera, chico lindo!

—Dásela, Cris, no vale la pena morir por dinero.

—Tsk.

Cris chasqueó la lengua y le entregó sus cosas al vagabundo que los amenazaba con una navaja, al igual que Kei.

Al recibir sus carteras y teléfonos, el vagabundo se fue corriendo y Kei suspiró.

—Basura sin valor.- Murmuró, mirando con asco al ladrón.

Cuando alguien pobre, llegaba tan bajo como para robar, Kei pensaba que deberían morirse en lugar de perjudicar a los demás.

Aunque ese pensamiento desaparecía cuando su enojo disminuía y se sentía asqueroso por haber pensado algo tan cruel e inhumano.

—Fufu. Ese idiota pronto tendrá su culo tras las rejas.- Dijo Cris, sonriendo, sin importarle que lo acaban de asaltar.

—¿La cartera también tiene rastreador o solo tu teléfono?

—Ambas.

—Las ventajas de ser adinerado, ¿eh? Que envidia.

Cris abrazó a Kei con su brazo izquierdo y le acarició la mejilla.

—Fufu. No te pongas celoso, mi amor. ¡Hahahahahaha!

—¡Y-ya te dije que no me llames así! Ya van 4 chicas que me preguntan si no estoy saliendo contigo, por llamarme mi amor como broma. Si sigues con tus chistes, más chicas se alejarán de ti, pensando que no tienen oportunidad contigo. ¡Piensa en tu popularidad! ¡O dámela a mí, yo quiero ser tan guapo como tú! ¡Ahhhhhhhh! ¡La vida no es justa!

—¡Hahahahahaha! No te preocupes, las chicas es lo último que me importa. Primero está la familia y después la amistad en mis prioridades. Vayamos a la escuela.

—Ah, sí, vamos.

—¿Nos vamos tomados de la mano?

—¡P-por supuesto que no!

—¡Hahahahahaha! ¡Tu rostro está tan rojo! Que fácil te sonrojas.

—Tan fácil como tu hermana.- Dijo Kei, guiñando un ojo.

Cris se sonrojó, pero lo disimuló acariciando la cabeza de Kei.

—Ojalá tuviera una hermana, para tenerte de cuñado.

—Ni se te ocurra en un plan B. Nia es demasiado joven para ti, chico lindo.

—Nah, no es de mi tipo.

—Eso espero. ¿Y qué clase de chicas te gustan?

—Mmm. Tal vez después te lo diga, en algunos años.

—Cuanto misterio, ¿eh? Ya, vamos, dime.

—Es un secreto.- Dijo Cris, guiñando un ojo.

Un sonrojo apareció en el rostro de Kei, y al ver eso, Cris también se sonrojó y sus ritmos cardíacos aumentaron.

Ideas raras entraron a la mente de Kei, así que inmediatamente se alejó corriendo.

—¡¡El último que llegue, pierde!!

—¡¡Hey, eso es trampa!!

Cris y Kei caminaban juntos por los pasillos de la escuela, hablando entre ellos.

—No, no, no. Recuerda. Yo llevo 49 victorias y 48 derrotas. ¡Yo voy ganando!- Dijo Cris, con orgullo.

—Tsk. Ya recordé. Mierda.

Cris le dio palmadas en la espalda.

—Fufu. Incluso cuando hiciste trampa, te derroté.

—¡Mañana ganaré! Si gano, será empate.

Cris y Kei eran mejores amigos y rivales. Siempre competían por todo. "¡Yo terminaré mi comida primero!" "¡Yo llegaré primero a la escuela!" "¡Yo sacaré mejores calificaciones!" "¡Yo nadaré más rápido!"

Para ellos, competir entre ellos era lo mejor. Se divertían y nunca se enojaban cuando perdían. Aceptaban la derrota con dignidad. Eran la pareja de amigos perfecta.

Una vez, Cris le dijo a Kei: "¡Te reto a darme un beso! Apuesto que no te atreves a..." Kei no lo dejó terminar y le dio un beso en la mejilla a Cris.

Eso lo tomó por sorpresa y Kei levantó sus brazos emocionado. "¡Voy ganando!"

Kei lo consideró una victoria fácil, y Cris también lo consideró una victoria, porque Kei le dio un beso.

Kei es demasiado inocente y confía demasiado en Cris, por eso nunca se dio cuenta de que él se había aprovechado de su ingenuidad.

Después de un largo día de clases, salieron juntos de la escuela, pero tres chicos los estaban esperando.

—¿Esos no son los chicos que golpeaste, Cris?

—Sí, lo son.

Anteriormente, ellos intentaron molestar a Cris, pero él los golpeó y los derrotó, gracias a sus habilidades físicas. Unos delincuentes violentos no pudieron contra Cris, pero bueno, tampoco es que ellos pudieran hacer algo contra él, considerando las habilidades físicas de Cris, frutos de años yendo al gimnasio y peleando contra aquellos que intentaban molestarlo, celosos por ser popular con las mujeres.

Kei también se había metido en problemas parecidos, pero él creía que lo hacían por ser amigo de Cris, aunque los motivos reales son parecidos a los de Cris.

—¿Quieren pelear otra vez?

—¡Antes me tomaste desprevenido! ¡Hoy sí estoy...!

Por supuesto, Kei, a diferencia de otros chicos con baja autoestima, sabe defenderse. Él mismo se miraba inferior a la mayoría de las personas, pero eso no significaba que se dejaría intimidar.

Kei aprovechó que estaba hablando y le dio una patada en la entrepierna.

Tomó impulso y golpeó a otro chico en la entrepierna también con su puño derecho.

Cris aprovechó y le dio un golpe con su rodilla en la entrepierna al último chico.

Los tres cayeron al suelo y comenzaron a llorar, pues fueron golpeados en sus puntos más nobles sin piedad alguna.

—Vaya, vaya. Golpes cobardes, pero efectivos.- Dijo Kei, sonriendo.

—Eres muy salvaje, Kei.

—Te iban a golpear. Debía defenderte.

Kei se agachó y le sonrió a uno de ellos.

—Me siento mal por tus millones de espermatozoides. Ese golpe debió matar a la mayoría… Bueno, de todas maneras, iban a morir pronto en tu baño... Ya sabes... Cuando te masturbes viendo pornografía y te limpies con papel de baño.

Cris lo tomó del brazo y comenzó a correr.

—¡Vámonos, nos meteremos en problemas!

—Sí, está bien.

Al alejarse lo suficiente del lugar, se detuvieron y Cris comenzó a reír.

—¡¿Qué fue eso último?!

—P-pensé que me vería genial diciendo eso. ¿Estuvo mal?

—¿No pensaste en algo mejor? Por ejemplo: Me siento mal por tus hijos. Te golpeé tan fuerte que incluso tus hijos lo sentirán.

—No, suena un poco mal.

—Déjame pensar... "Soy un cobarde por golpearte en tu entrepierna, pero al menos gané. Yo soy el ganador y tú eres un asqueroso perdedor".

—Demasiado cruel... Pero suena bien.

Cris le acarició la cabeza.

—¿Quieres jugar videojuegos en mi casa?

—¡Claro! ¡Debo obtener mi victoria!

Y así, Cris y Kei disfrutaron juntos. Kei disfrutó jugar videojuegos y Cris disfrutó la compañía de Kei.

Cuando Kei y Mei festejaban su cumpleaños número 10, Cris se estaba preparando para salir del continente prohibido, junto con Sline.

—¡¿Maletas?!- Dijo Cris.

—¡Listo!- Dijo Sline, su compañera Slime.

—¡¿Comida y agua?!

—¡Listo!

—¡¿Ganas de vivir?!

—¡En nuestros corazones!

—¡Vámonos!

Sline estaba guardando las maletas en su interior.

A diferencia del [Almacenamiento mágico] de Kei, Sline y Cris pueden guardar en su interior pocos objetos.

Salieron de una pequeña casa y un gran número de personas las estaban esperando, para despedirse de ellas.

Cientos de personas se reunieron para darle un último adiós a la aventurera que los salvó tantas veces.

—¡Buen viaje, Cris!

—¡Ten cuidado!

—¡Regresa pronto!

—¡Espero que encuentres lo que buscas!

Las ovaciones de las personas la hicieron sonreír.

A diferencia de Kei, Cris siempre fue admirada y su vida fue más sencilla. Ser mujer en este mundo fue muy beneficioso para ella, pues gracias a eso, no tuvo problemas en ganarse el cariño de las personas, a diferencia de Kei, que se ganó el respeto de las personas a base de miedo.

Se convirtió en una aventurera de clase S en este continente. Todos la trataban como un héroe. Todas las reinas intentaron detenerla para que no se fuera, pero no pudieron convencerla.

Cris renunció a ser una aventurera y a su vida llena de lujos, y decidió dejar todo atrás.

Ya era suficientemente poderosa.

Ya podía salir del continente.

En este continente era tratada con respeto y la admiraban... Pero renunció a eso por amor... Prefirió buscar a Kei.

Lamentablemente, cuando lo encontró, Fravi usó su poder para que Cris no creyera en las palabras de Kei… Cris ama a Kei Edna, pero considera a Kei Molfer un enemigo y lo odia.

Por cierto, Fravi también ama a Kei… Demasiado… Su amor se convirtió más que amor tóxico, se convirtió en una obsesión enfermiza.

—¡Oh, cariño! ¡Querido! ¡Amor mío! ¡Mi lindo Kei!

Fravi estaba abrazando una almohada con forma de Kei, mientras la besaba.

Antes, en su habitación tenía fotografías de Kei. Dibujos de Kei. Peluches parecidos a Kei. E incluso, una almohada enorme con forma de Kei e idéntico a Kei.

Ahora tiene más cosas parecidas a Kei, como figuras de Kei, tazas con la forma de su cabeza, un dildo con la figura exacta del miembro de Kei, así como objetos usados por Kei, como su cepillo de dientes, su ropa interior, los pañuelos que usa para limpiar su jugo de hombre cuando se masturba mientras experimenta con su habilidad, entre otras cosas personales de Kei.

Era una verdadera acosadora. Si Kei viera esto, pensaría: "Con razón Zius la abandonó". Y cualquiera con sentido común pensaría lo mismo.

—¡¿Por qué no mueres?! ¡Ya quiero tenerte a mi lado! ¡Quiero besarte! ¡Quiero tener a tus hijos! Zius nunca pudo embarazarme, ¡pero tú eres mejor que ese inútil!

Ella nunca pudo embarazarse de Zius porque él le pidió al Dios supremo que ella nunca pudiera embarazarse de él. ¿Por qué? "¡No quiero que mis hijos tengan a una loca como madre!" Esas fueron sus palabras exactas. Ni más, ni menos.

(Nota del autor: Siganme en Twitter: @HectorAngelAlv2 y dejen comentarios. En Twitter subiré "Datos curiosos sobre mis personajes". "Dibujos" y subiré anuncios importantes. :3)