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Chapter 12 - Capitulo XI

Linsey's POV

La salida del túnel estaba rodeada de robles, protegían/escondían la entrada al pasadizo.

Los sonidos de la naturaleza llenan mis oídos no desarrollados, los murmullos de las aves y animales a mi alrededor.

Un silencio envolvente.

Estaba tan familiarizada con este tipo de sonidos que sentí mi corazón en paz por momentos. Abro los ojos, sin darme cuenta de que en algún momento los había cerrado.

A poca distancia de la salida se encontraba una cabaña, parecía nueva, incluso cuando nadie había habitado ahí por años. Entro con cuidado, procurando no tropezar con nada. Suspiro nostálgica, me recordaba a un viaje que hice con mis padres antes de que mi madre falleciera. Las cortinas color beige con patrones rústicos, una mesa de madera de abedul con un diseño tallado en las orillas, una chimenea que tenía años sin tocarse.

Tardo unos minutos en recorrer la cabaña, había al menos 4 habitaciones desocupadas, suficientes para una familia. Toco mi vientre con cariño.

Una familia... Este bebé sería mi familia.

La sonrisa de Daniel pasa por mi memoria y mi corazón se detuvo un momento.

Creer que merecía estar con él... Que tonta era.

Salgo de la cabaña luego de acomodar las pocas cosas que tenía. El aire fresco inunda mis pulmones y susurro lejano del arroyo calma mi ansioso corazón.

Me recuesto en el verde pasto, observando las nubes en silencio.

Este... Este era mi hogar ahora.

Daniel's POV

Tambaleo al oír a mi madre.

– ¿D-de que hablas? – pregunto con voz temblorosa.

Mi madre me mira sería.

– Se ha ido.

Mi corazón se detiene y siento que el aire me falta.

– Hahaha...– Río nervioso. – Ve-veo que las dos se hicieron tan bue-buenas amigas que hasta me han gastado una broma ahahaha...– tartamudeo, sintiendo que el mundo se cae encima mío.

Zurich se queda callado, pero aún podía oír sus pequeños sollozos de tristeza y amargura. Mi mate no estaba cerca... Mi mate se había ido.

Mi madre niega con la cabeza y me mira sin expresión alguna. – Ella ya no está aquí, Daniel. Lo sabes.

Niego con la cabeza una y otra vez. Eso... Eso no es posible.

Ella nunca me abandonaría... No así.

– Daniel. – me llama mi madre, pero yo ya no podía oír más que sonidos agudos y mi propia respiración agitada.

Me doy la vuelta y comienzo a correr hacia la puerta principal.

Olfateo en todas direcciones, buscando por ella... Buscando su olor.

Casas. Patios. Gente. Comida. Animales. Rogues. Nada...

No estaba ella entre esos olores. No estaba ella entre todas esas multitudes de aromas. Su olor, su esencia... No estaba ella aquí.

Corro hacia el bosque desesperado, entre los gritos de mi madre y mi hermana. Debo encontrarla. Debo hacerlo.

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Las horas pasaron. Días. Semanas. Ella no aparecía por ningún lado. Cómo si se hubiera esfumado.

Ni siquiera había podido ser tierno y cariñoso con ella. No había podido mostrarle lo hermoso que podía ser tener a alguien a su lado.

Quería abrazarla. Quería al menos saber que estaba bien. Pero ella... Ella había desaparecido como espuma en el mar.

4 MESES DESPUÉS (así es gente 4, por q me encanta el drama<3)

Linsey's POV

Los meses pasaron como si de horas se trataran. Mi vientre creció un poco más y mis ganas de conocer a mi bebé se volvieron más grandes que está cabaña.

Pero aún me sentía extraña. Cómo si algo dentro de mi quisiera salir... Y no solo hablo del bebé.

Las pesadillas sobre Alexander disminuían cada día, pero los sueños con Daniel aumentaban.

Tal vez era por nuestro lazo aún existente... que aún sentía pinchazos en el corazón cuando pensaba en él.

Suspiro y salgo al jardín. Me siento en el pasto y observo mi alrededor. Casi anochecía y los sonidos de los animales iban cesando.

Cierro los ojos, disfrutando la fresca brisa que soplaba.

"Linsey"

Abro los ojos asustada.

Según un mapa que encontré los primeros días de vivir aquí, la zona poblada más cercana estaba a kilómetros.

No era posible que alguien me llamara.

"Linsey"

Vuelvo a escucharlo.

Me levanto y miro a mi alrededor.

– ¿Hay alguien ahí? – hago la pregunta más estúpida posible.

Después de unos segundos de silencio me río débilmente. – Te estás volviendo loca, Linsey. – susurro para mí misma con una sonrisa nerviosa.

"No estás loca"

Volteo hacia donde provenía la voz y solo encontré bosque y árboles.

"ven... Linsey... Sígueme" me llama esa voz invisible.

Dudo en moverme de mi lugar. Seguir la voz misteriosa siempre es el inicio de un mundo de aventuras y peligros inminentes, algo no adecuado para una chica embarazada. Vuelvo a sentir ese sentimiento de anhelo. No tan intenso como el que siento por Daniel en algunas ocasiones, pero lo suficientemente fuerte como para hacer que me mueva de mi lugar.

Camino entre los arbustos, la voz susurrando llamados incesantes, anhelantes de mi caminar.

Minutos más tarde llego al lago que se encontraba cerca, la luna llena reflejándose en el ancho cuerpo de agua, como una gran esfera luminosa.

– Que hermoso... – susurro, asombrada.

– Gracias. – Volteo asustada para encontrarme con una figura casi transparente, parecida a una mujer, sentada sobre una roca cercana al lago.

Jadeo, asustada y retrocedo.

– ¿Q-qué...? – la miro con asombro y miedo.

La mujer de agua me sonríe.

– Hola Linsey ~ – me saluda como si fuéramos amigas de toda la vida.

La saludo con la mano, todavía nerviosa.

Ella ríe suavemente y me mira con ternura, como una madre miraba a sus hijos, o como pienso que lo haría. Su cabello transparente brillaba a la luz de la luna, pequeños destellos que parecían oro entre sus pestañas.

– Acércate, querida. – pide, extendiendo su mano y sonriendo delicadamente.

Si antes sentía un miedo intenso, ahora sentía una tranquilidad inexplicable. Su sonrisa amable se me hacía familiar, como una amiga de tantos años.

Me acerqué lentamente, aun dudando de lo que mis ojos veían.

Tomo su mano, y me sorprendo al sentir un tacto firme, completamente diferente a como pensaba que se sentiría el contacto con su mano.

Ella sujeta mi mano con fuerza, cariñosamente sobando el torso de mi mano. Me siento con ella en la roca.

La vista del lago era hermosa. Parecía un mundo completamente diferente al que se mostraba a la luz del sol. La luna reina de manera esplendida entre las espesas nubes que la escoltan.

La mujer me mira con una sonrisa en labios, con el cariño característico de una madre. No me sentía incomoda, después de tantos años de anhelar la mirada cálida de una madre, sus ojos en mi me hacían sentir protegida y en paz.

Mis labios temblaron un poco, deseando decir algo.

- ¿Quién eres? – pregunto temblorosa, curiosa de su respuesta. Ella me observa en silencio, con una sonrisa amable y ojos de cariño constante.

- Los humanos suelen llamarnos Hadas, Fairies, νύμφη, fatum, 妖精, y otros más. – Responde en mas de un idioma, mientras pasa su mano con cariño por el agua. Esta hizo grandes ondas, como si reaccionara de manera mas especial a su tacto. – Yo soy lo que llamarías la Reina de las Hadas de Agua. – Menciona. Mira a la Luna y luego a mí. – En estos tiempos no hay tantas hadas como antes, así que mi trabajo es muy relajado. – revela con una sonrisa, pero cierta tristeza en su voz.

Asiento, aun un poco confundida. – Ya veo. – murmuro. Mi mirada se centra en el collar que llevaba. Todo en ella parecía hecho de agua, excepto ese collar. Ella nota mi interés en él y me sonríe.

- Pertenecía a tu bisabuelo. – comenta de paso.

Vuelvo a asentir. – Wow, seguramente lo llevas desde hace mucho. – digo con una sonrisa

Uh.

Espera.

¿Mi bisabuelo? La miro confundida y asombrada a la vez. - ¿Eres mi bisabuela?

Ella asiente y acaricia mi cabello con dulzura. – Así es. – responde y me da una de sus sonrisas. Habían pasado meses desde que vi una sonrisa tan cariñosa dirigida hacia mí, años desde que había visto a alguien que fuera mi familia.

Ella me mira y se ríe. – Tienes la misma mirada que Aster. – Menciona riendo. - Él era un hombre lobo, aseguraba, por su pelaje, que yo era su mate. Me reí tanto de él. – dice en pequeñas risas y suspiros. – Era una afirmación poco probable, pues estoy hecha de agua. – mira al lago y su sonrisa se entristece. – El agua tapa los olores, así que era prácticamente imposible que yo fuera su mate. Pero, él...- Su mirada se suavizo y parecía que había viajado a años atrás en su mente, a esos momentos que compartió con la persona mas especial en su vida. -... él jamás dejó de intentar que creyera sus palabras, y logró su cometido. – sus dedos transparentes tocaron con delicadeza el dije del collar, una pequeña esfera, con una flor azul pequeña.

Vuelve a posar su mirada en mí y sentía ya haberme acostumbrado a sus sonrisas tan llenas de cariño. – Y aquí estas, mi querida bisnieta. Tantos años, tantas décadas sin poder mirar sus vidas y momentos tan felices. – me mira nostálgica, viendo mas que mi persona, como si mirara a alguien más en mí.

Su sonrisa vuelve a la normalidad y me acaricia la mejilla con su mano. – Por cierto, ¿Cómo te va con tus poderes? – pregunta.

¿Mis qué?

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