Shanex se encontraba en el hospital, delante de la habitación de Arfast, el chico estaba andando de izquierda a derecha sin parar, tratando de decidirse si entrar o no. El héroe tomó aire un par de veces y finalmente agarró el pomo de la puerta, momento en el que se giró. Keja estaba saliendo junto a Arfast, ambas llevaban todas sus posesiones a sus espaldas, lo que indicaba que estaban a punto de irse del pueblo hacia otro destino.
—¿Querías algo? —preguntó Arfast, colocándose delante de Keja, para, como era habitual, ser la intérprete de la heroína.
—Sí, de hecho sí —contestó Shanex, después de ponerse una segunda vez delante de Keja y no sufrir la misma impotencia que la primera vez se armó todavía más de valor—. Quiero que te enfrentes a mí —dijo a continuación, mirando a Keja directamente a los ojos e ignorando a Arfast.
—Espera, espera ¿Cómo que quieres pelear con Keja?¿Tanto ego tienes que piensas que puedes ganarle a la heroína? —preguntó de nuevo la chica, molesta por el comportamiento de Shanex. Arfast le dio un pequeño empujón para separarlo de Keja y que le prestara atención a ella.
—Esto no va contigo, además, yo también soy el héroe —respondió Shanex de forma prepotente, mientras intentaba hacer a un lado a la compañera de la heroína.
—Llevas diciendo eso desde que nos conocemos, pero ni siquiera has demostrado serlo, deja esos delirios de grandeza y apártate de nuestro camino.
—¿Y tú heroína ha demostrado serlo?
La pregunta de Shanex molestó de nuevo a Arfast, la chica inmediatamente pidió a la heroína que se metiera en la habitación y esperara en la habitación mientras ella iba a buscar a un doctor y el equipo para demostrar que Keja era la heroína. A pesar de que la compañera de la heroína le había advertido que no tratara de hablar con Keja mientras ella no estaba presente, Shanex se sentó delante de ella y la miró fijamente.
—¿Por qué nunca hablas? —preguntó el chico, sin ninguna consideración por la heroína.
Keja apartó la vista hacia un lado e ignoró por completo la pregunta del héroe. Shanex se irritó ante el comportamiento de la mujer, y se levantó para acercarse a ella y volver a preguntárselo a la cara, recibiendo el mismo comportamiento.
—¿Acaso eres una niña pequeña? Compórtate como se debe.
—Tú eres el único niño pequeño aquí.
Tanto Shanex como Keja miraron hacia la puerta de la habitación pensando que Arfast había regresado, no obstante, se trataba de Leanorah y Bardisen, los dos compañeros del héroe miraban a su amigo decepcionados por el comportamiento de este. Bardisen se acercó a Shanex y se puso entre él y la heroína.
—Arfast nos ha dicho lo que les has dicho ¿Tan subido tienes el ego que vas a enfrentarte a alguien que hace que peligre tu posición como héroe? —preguntó el guerrero, con un tono serio que provocó que el héroe apartara la vista por la culpa—. Sabes que eres un héroe ¿Por qué te importa tanto ser el único?
—No lo entenderías —contestó Shanex, alejándose de su amigo y Keja para sentarse de nuevo y esperar a que Arfast llegara con el doctor. La chica tardó cinco minutos más en los que los compañeros de Shanex y los dos héroes estuvieron en completo silencio, sabiendo que si alguno de ellos intentaba hablar sobre el asunto volverían a discutir.
—¿Quién va a ser el primero? —preguntó el doctor, sujetando un brazalete para adultos conectado a la máquina para detectar el potencial.
—Ella —respondió inmediatamente Shanex.
—Espera ¿Por qué tiene que hacerlo Keja primero? Para nosotras tú eres el que dice ser el héroe sin ninguna prueba —se quejó Arfast, deteniendo al doctor.
—Porque nosotros somos tres y vosotras sois dos, si votamos seguís siendo vosotras las que tenéis que hacerlo primero —contestó el héroe de forma tiránica, no dejando otra opción a Arfast más que permitir que Keja hiciera primero la prueba.
Arfast miraba hacia el suelo preocupada por el resultado que tendría su amiga. Keja se dio cuenta del estado de su compañera y le puso la mano en el hombro para llamar su atención, en el momento en el que la chica miró hacia ella, la mujer dio dos golpes en su pecho tratando de decirle que no se preocupara y que ella podría pasar la prueba sin problemas.
—Eres una idiota, eso no es lo que me preocupa —murmuró Arfast, mientras se le saltaba una lágrima, aunque no sabía si era de felicidad porque Keja tratara de animarla o de tristeza.
La heroína extendió el brazo con seguridad, el doctor le colocó el brazalete y fue hacia la máquina para iniciar el proceso, todos miraban con intriga la bola de cristal, excepto Keja y Arfast que ya sabían el resultado que iba a salir. Tras un minuto de espera, la bola de cristal se puso de un color que los chicos nunca habían visto en esas pruebas.
—¿Qué color es ese? —preguntaron Shanex, Bardisen y Leanorah al mismo tiempo, confusos por el resultado que había salido.
—C-Creo que es ocre —contestó el doctor, dudando bastante de lo que decía por ser también la primera vez que veía ese resultado, y no sabía más de ellos que lo que había leído en los estudios.
—¿Qué sign…
—Keja es la heroína, pero al mismo tiempo, es una carente —interrumpió Arfast, explicando el motivo del resultado.
El doctor lo comprendió enseguida y le quitó el brazalete a Keja para proceder a intentar ponérselo a Shanex, pero el héroe se negó a hacerlo por no comprender la explicación que había recibido.
—Significa que es la heroína, pero no puede hacer magia, así que su bola de cristal nunca se iluminará como lo hace con una persona normal —explicó el doctor, esperando a que el héroe le permitiera realizar el procedimiento. Shanex extendió el brazo y dejó que le pusieran el brazalete. De nuevo esperaron un minuto, y la bola de cristal se puso de color azul, brillando con la misma intensidad que cuando le hicieron la prueba por primera vez.
—Im-Imposible…
El héroe se cayó de rodillas abrumado por el resultado, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras el doctor, sin ningún tipo de compasión le quitaba el brazalete al mismo tiempo que le decía que él no era el héroe, después de recoger todo, el médico abandonó la habitación. Arfast sabía que había ganado, pero al ver el estado en el que se encontraba Shanex no se sentía como si lo hubiera hecho, Leanorah no sabía cómo actuar, seguía sin creerse el resultado, mientras que Bardisen empezaba a barajar la posibilidad de que los doctores que les hicieron las pruebas cuando eran niños hubieran mentido o se hubieran equivocado en el momento en el que hicieron las pruebas.
—Esto, nosotras nos tenemos que ir…Suerte con todo —dijo Arfast, colocando la mochila a su espalda y comenzando a caminar hacia la puerta, Keja la siguió inmediatamente. Cuando se alejaron lo suficiente de la habitación Arfast se quedó quieta y empezó a llorar—. Siento no haber protegido tu secreto, si hubiera conseguido que él hiciera la prueba primero…
Keja colocó la mano sobre la cabeza de Arfast y se puso de cuclillas para mirar a los ojos a su compañera. Arfast detuvo su llanto en el momento en el que sus miradas se cruzaron y vio que su amiga no mostraba molestia o enfado en su expresión..
—Pero ¿Y si se lo cuentan a alguien?¿Quién va a confiar en una heroína que no es capaz de hacer magia?
Las preguntas de Arfast fueron respondidas con una simple sonrisa por parte de Keja; la mujer volvió a ponerse de pie y comenzó a caminar de nuevo hacia la salida del hospital, obligando a su compañera a reanudar el paso para alcanzarla.
—¿A dónde quieres ir ahora? —preguntó la chica, olvidándose por completo de sus preocupaciones y sonriendo de vuelta a la heroína—. He oído que existe un pueblo al Sudeste de aquí que sufre muchos ataques de monstruos ¿Quieres ir allí?
Las dos salieron del hospital y Keja fue inmediatamente hacia la salida Oeste de la ciudad, insinuando a su compañera que quería hacer algo por esa dirección. Arfast empezó a pensar rumores y problemas que se originaran en esa dirección, sacando dos conclusiones poco apetecibles.
—Dime que quieres ir a por el Jeval —pidió la chica, esperando que Keja no volviera a disentir con la cabeza, Keja volvió a negar con la cabeza, asustando a su compañera—. Es el Bosque de Hongos ¿Verdad? —preguntó, recibiendo una respuesta afirmativa de la heroína—. ¿Por qué quieres ir allí? Solo son unos imbéciles librando una guerra contra monstruos, sé que suena a que es tu trabajo ir a ayudarlos, pero es todo culpa de esos tíos, ellos son los invasores y no tiene nada que ver con la influencia del Jeval —explicó, tratando de convencer a Keja de que era una mala idea ir a ayudar en aquel lugar.
Keja no dijo nada y continuó hacia el Oeste, dejando claro a Arfast que daba igual lo que dijera no podría convencerla para cambiar su rumbo.